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fabricación aditiva E impresión 3D

La impresión del mundo imaginado

19/09/2016 - 

“Básicamente, la impresión 3D es el término con el que se ha popularizado un conjunto de procesos de manufactura aditiva, cuyo concepto común es muy sencillo y se basa en la capacidad de depositar, con gran precisión, una amplia gama de materiales sobre un área determinada construyendo capa a capa, un objeto físico a partir de un modelo digital en tres dimensiones”, así es como define la impresión 3D Samuel García, CEO y fundador de Imdimo , una plataforma especializada en la impresión 3D.

De la impresión 3D y la fabricación aditiva se lleva hablando más de tres décadas, pero es ahora cuando empieza a irrumpir con fuerza en el entorno empresarial, y lo hace en todos los sectores porque sus posibilidades parecen ilimitadas y su manejo sencillo. “Haces el diseño en el ordenador, descargas el archivo digital en una tarjeta, la introduces en la impresora, le das al botón, y a esperar hasta que se imprima”, es la síntesis del proceso que ofrece Alberto Hernández, CEO y fundador de wlasses, la primera marca española de gafas impresas en 3D.

Principales retos

Así contado, da la sensación de que cualquiera que tenga una idea de negocio, podrá ponerla en marcha con tan sólo disponer de una impresora 3D al precio de 500€ -2.000€, la básica de extrusión, hasta cifras desorbitantes al hablar de una laser o industrial. De hecho, la impresora 3D, es maquinaria obligada en cualquier fabLab que se precie, en los que impera la filosofía DIY (do it yourself) y al que asisten muchos startaperos para realizar sus prototipados rápidos. Pero el mismo Alberto Fernández previene que no es tan fácil. “El verdadero reto está en el diseño y, para eso, tienes que pensar en 3D, crear de una manera diferente y hacer multitud de ajustes”.

Al reto del diseño, agrega Rosa Nieves León Pérez, CEO de Printed Dreams, la necesaria aparición de nuevos materiales que se ajusten mejor a cada producto, y eso teniendo en cuenta que no son pocas las novedades que se suceden en este capítulo. “El año pasado surgieron entre 20 y 30 materiales nuevos”, comenta esta experta en fabricación aditiva.

Fabricación aditiva

Por fabricación aditiva se entienden aquellos “grupos de procesos que se basan en añadir material de forma selectiva, formando un objeto mediante la superposición de capas sucesivas de material a partir de un modelo digital”, según la Asociación Española de Tecnologías de Fabricación Aditiva y 3 D, Addimat. Pueden, así, fabricarse objetos desde cero mientras que la forma tradicional requiere de una materia prima original en bloque para ir eliminando capas, hasta dar con la forma deseada. “Una se basa en la adhesión, por eso se llama aditiva, y la otra en la retirada de material”, aclara Rosa León a quien le gusta también distinguir la impresión 3D de la fabricación aditiva. “Esta última puede practicase mediante 7 tecnologías diferentes, con sus correspondientes materiales y equipos. La impresión 3D es sólo 1 de esas 7”, precisa.

Las ventajas

Si tuviese que resaltar alguna de las muchas que existen, Rosa Nieves León elegiría, como principal virtud, la “democratización y agilización de los procesos industriales, algo que favorece especialmente a las pymes. “La impresión 3D les permite equivocarse pronto y barato, que son las dos premisas que rigen hoy el mundo empresarial”. Pero a la inmediatez y a la reducción de costes, se suman otras ganancias como la supresión de herramientas y utillaje; la disminución del tiempo de fabricación; la posibilidad de reproducir cualquier geometría imaginable; respuesta rápida a la demanda cambiante del mercado y la absoluta personalización de la oferta.

“Una gafa para cada cara”, era el “sueño maravilloso” que abrigaba Alberto Fernández cuando montó Wlasses. Pero para ello hace falta mucha tracción y altos recursos porque fabricar gafas, una a una, sin stock, y hacerlo fuera de España, tiene un alto coste. Así que, por ahora, se ha limitado a lanzar 5 modelos en 3 tallas, que confía en aumentar conforme se popularice la marca. También, para optimizar recursos, acaba de suscribir un acuerdo con la tecnológica española BQ, que cuenta con fábrica propia de impresión 3D.

Revolución en todos los sectores

La frase de “llega para quedarse” es frecuente entre quienes cultivan nuevas tecnologías, también entre los propulsores de la impresión 3D, convencidos de que aportan un eslabón más a la evolución de los procesos industriales. “Esta tecnología no elimina nada, lo que hace es democratizar el conocimiento -dice Rosa Nieves-. Fabricar un prototipo como se venía haciendo, requería de tiempo y recursos, mientras que ahora esa no es la excusa. Sin embargo, si quieres fabricar, por ejemplo, 10.000 unidades de un mismo artículo, continúa siendo más eficiente hacerlo por el método tradicional”. Ahora bien, ¿qué pasa si alguien necesita, no 10.000 bolígrafos, sino uno que se adapte a su propia mano?, es la pregunta con la que daba respuesta a la utilidad de esta tecnología Samuel García.

Y es precisamente en el sector médico donde cree Rosa León que la impresión 3D puede ser más transformadora y revolucionaria. En este sentido, se fabrican ya, no sólo prótesis adaptadas a cada paciente, sino también los denominados organoides que reproducen órganos humanos inspirados en las células madre, aún no trasplantables, pero que llevan a algunos a afirmar que, en el año 2050, el hombre será inmortal.

Pero mientras llega la eternidad, la impresión 3D, con mayor o menor vigor, sigue abriéndose hueco en todos los sectores. Se fabrican ya de manera aditiva juguetes, joyas, armas, robots y hasta hormigón impreso. También es grande su potencial en las aulas donde los niños ya no tendrán que recordar aquello de que la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa porque podrán ver y tocar el Teorema de Pitágoras.

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