VALÈNCIA. La transformación digital hacia una industria más avanzada, o como algunos ya han bautizado '4.0', está cambiando los procesos en las empresas. Una revolución que ya es presente y que obliga a las compañías a ir incorporando nuevas tecnologías para ganar competitividad y eficiencia en un mundo cada vez más global. El camino no siempre es sencillo. Hace falta mucha adaptación, control y planificación a la hora de detectar necesidades y encontrar las soluciones tecnológicas precisas. Pero, dar el salto es ya una obligación para no quedar atrás en el camino.
Así se puso de manifiesto en el desayuno organizado por Valencia Plaza y Grupo Ceremón en el que se analizaron los retos y las claves de esta cuarta revolución industrial hacia empresas más inteligentes y cómo las nuevas tecnologías pueden facilitar el desarrollo de las firmas. A la cita asistieron Pepe Rodrigo, CEO del Grupo Ceremón; Julio Faustino, BIM Manager del Grupo Ceremón; MªJesús Sanantonio, directora de Tecnologías de la Información de Cárnicas Serrano; Santiago Peña, responsable de Mejora Continua de EPSA y José Vicente Herrero, director general de Velarte.
Asimismo, participaron en el encuentro Zulema Beresaluce, directora general de Aceitunas Cazorla; Jorge Solera, gerente de Bos Nostrum; Diego Sarmiento, jefe de Tecnología y Mejora Continua de Chic-Kles; Alfonso Rodriguez, director industrial de ICFC; Fernando Bañón, director de producción de SanLucar Group y Blanca Gil, directora industrial de Gil Comes.
El debate arrancó poniendo encima de la mesa los retos de esta Industria 4.0 en el tejido empresarial valenciano. En este sentido, Pepe Rodrigo, CEO del Grupo Ceremón, destacó que en la Comunitat Valenciana los procesos en las empresas "están mejorando" porque esta revolución tecnológica "ha venido para quedarse". "Esto ya no es algo de futuro, sino de presente. A todos nos ayuda poder tener más control en la producción y adaptabilidad con nuestros clientes. El potencial es infinito y los procesos de mejora son continuos. Si no se aplican las empresa se quedarán como están", resaltó.
Por su parte, la directora general de Aceitunas Cazorla, Zulema Beresaluce, incidió en que los principales retos pasan por la mejora de la calidad, la optimización de costes, la generación de más valor y la agilidad para atender las nuevas demandas de los consumidores. Para ello, ahondó en la necesidad de conseguir un entorno "robusto y cohesionado" en el seno de las compañías para que las operaciones vayan entrelazadas con las últimas tecnologías y se consigan soluciones en tiempo real.
"Muchas veces se comete el error de poner el negocio al servicio de las tecnologías, pero es al revés. Creo que a todos en algún momento nos ha movido más ser tecnológico y hemos cometido ese error. Hay que tener claras las necesidades y los objetivos porque hay muchas tecnologías y no es fácil detectar cuáles son las más idóneas para encontrar las soluciones que cada uno necesita", apuntó.
Al respecto, José Vicente Herrero, director general de Velarte, reflexionó sobre el cambio de era actual y cómo en 7 años peligran el 70% de los puestos de trabajo actuales dada la necesidad que habrá de nuevos perfiles profesionales. Por ello, incidió en que no hay que quedarse atrás en el camino porque entonces se corre el riesgo de desaparecer. "Esto va de subsistir", remarcó. Así, señaló que hay que dar un giro a la cultura empresarial hacia nuevas vertientes como la modularidad y adaptabilidad para ser más eficaces con los mínimos recursos posibles y hacer cambios en la empresa donde es necesario. "La industria inteligente supondrá que en los próximos años se trabajará con datos estructurados para tomar decisiones más correctas", subrayó..
No obstante, para saber hacia dónde dirigir la compañía es necesario planificar qué herramientas se requieren y fijar una hoja de ruta clara sobre las necesidades. Al respecto, Diego Sarmiento, jefe de Tecnología y Mejora Continua de Chic-Kles, también insistió en la importancia de saber seleccionar cuáles son las soluciones que mejor se acoplan a cada empresa para no aumentar costes sinsentido. "El reto es saber a qué tecnologías nos subimos y saber manejarlas", enfatizó para apuntar que hoy en día el dato es imprescindible para el buen funcionamiento de las firmas pero hay que saber cómo medirlo. Por ello, abogó por implicar a la gente de base para saber adaptarse a la nueva realidad.
Asimismo, Fernando Bañón, director de producción de SanLucar Group, afirmó que en esta carrera hacia la competitividad hay que saber priorizar y elegir cómo adaptar los procesos. De esta forma, recalcó que hay que definir una hoja de ruta clara con las prioridades. "Hay que seleccionar bien qué tecnologías adoptas", insistió. En su caso, defendió que tienen sus activos concentrados en puntos geográficos concretos, pero en el sector agrícola falta recorrido para saber qué pasa en cada planta. "Muchas cosas no se miden y no podemos analizarlas y debemos ser capaces de integrar todos los datos para tomar decisiones de manera sencilla porque puedes morir de exceso de información", advirtió.
Sobre esta cuestión, también profundizó Julio Faustino, BIM Manager del Grupo Ceremón, para quien antes de tomar cualquier decisión hay que reflexionar porque cada empresa tiene un objetivo diferente. De hecho, señaló que son muchos los desarrollos y modelos colaborativos que hay en el mercado, pero cada uno tiene unos retos. Desde Ceremón, llevan años diseñando y poniendo en marcha sistemas automatizados e innovadores para dar respuesta a las necesidades de producción de las compañías. "Al final se trata de ayudar a tomar decisiones. El covid nos ha ayudado a avanzar en el desarrollo de nuevas aplicaciones las tecnologías", destacó. Así utilizan la metodología BIM -Building Information Modeling-, realidad virtual y aumentada en sus proyectos.
En este sentido, Pepe Rodrigo, explicó que una de las herramientas para optimizar al máximo los recursos y la inversión es el BIM. "Se trata de ejecutar modelos de construcciones en 3D para compartir información antes de la obra", resaltó. Para ello, utilizan un 'abatar' -término que emplean con la b- y que consiste en un modelo virtual inteligente que es la copia digital exacta de las instalaciones reales del cliente-. Un sistema que les permite controlar el proceso de ejecución y predecir los fallos. "Si queremos realmente tener una Industria 4.0 no construyamos con algo del siglo pasado. La tecnología acaba de arrancar y esto empieza ahora", resaltó.
Jorge Solera, gerente de Bos Nostrum, consideró que el salto a la Industria 4.0 es "irremediable", aunque reconoció que en el sector primario todavía falta recorrido porque "falta enganchar" a los proveedores por la falta de recursos, lo que provoca que en el campo las nuevas tecnologías no terminen de despuntar. También puso encima de la mesa la importancia de la internacionalización ante las nuevas formas de consumo y la necesidad de abastecer nuevos mercados, especialmente en el sector agroalimentario. Además, puso el acento en el valor del factor humano en la cadena de suministro. "Hablamos de robótica y de Inteligencia Artificial, pero hay personas que no podemos dejar de lado. El componente humano no se nos puede olvidar", resaltó.
En este sentido, Blanca Gil, directora industrial de Gil Comes, aseguró que en las compañías del futuro no se prescindirá de las personas, sino de tareas y labores que no aportan valor añadido porque al final se busca facilitar a los empleados una labor más cualificada. Desde la compañía, llevan tiempo implementando tecnologías que les permiten analizar los datos en sus plantas con tres fines: eliminar el papel, ayudar al personal a hacer su trabajo mejor y evitar el error humano. Se trata, en definitiva, de "tener un mayor control para ser más eficientes", destacó.
Y es que, a su juicio, el uso de los nuevos desarrollos tecnológicos debe perseguir un objetivo claro: facilitar el trabajo. "La clave de la Industria 4.0 es conseguir algo sencillo y qué sirva", apuntó.
Para Santiago Peña, responsable de Mejora Continua de EPSA, al final esta revolución pasa por "tener un gobierno de los datos" y trazar la información de toda la cadena de valor desde el proveedor y hasta la gestión del personal. "El mayor reto ya no es formar personas, sino ser capaces de que en las universidades y en los colegios la gente joven adquiera plasticidad de análisis para que lleguen a las empresas y sean capaces de incorporarse en las nuevas funciones", remarcó. Pero, a la vez, puso el énfasis en mantener una visión humanista sobre la empresa porque "hay ciertos datos no se pueden trazar". "La cadena de valor es importante integrarla y que no sea hermética en sus procesos", apuntó.
Pero para que esa transformación sea posible, MªJesús Sanantonio, directora de Tecnologías de la Información de Cárnicas Serrano, defendió que debe haber un cambio de cultura empresarial. "El principal reto que debemos conseguir es que esto no se vea como un proyecto de tecnología, sino de cambio global y cultural porque al final el objetivo es que las empresas sean más competitivas y llegar mejor al consumidor. La industria 4.0 es el camino", subrayó.
A su juicio, es desde la cúspide de la pirámide de la organización empresarial desde donde deben arrancar esos procesos de transformación y cambio y, por ello, consideró que la dirección debe ser quien se anticipe y comprenda que "la transformación digital no es solo tecnología". "Debemos conseguir que toda la organización esté en una actitud de mejora continua", señaló para destacar la importancia del talento humano y la necesidad de identificar a los nuevos líderes para acometer esa transformación.
Alfonso Rodriguez, director industrial de ICFC, afirmó que en estos momentos "lo único seguro es el cambio", especialmente en estos tiempos en los que la adaptación para muchos ha sido la salida. "Hemos tenido que rehacernos", sostuvo. Y, en este sentido, consideró que cuanta más información tenga una empresa, más fácil tendrá la toma de decisiones. Aunque eso sí, seleccionando las herramientas adecuadas para canalizar esos datos. En su caso, se han servido de la metodología BIM proporcionada por el Grupo Ceremón para su nueva planta. "Nos ha servido para formar a los equipos en líneas de producción y a difundir esas formas para que el personal entendiera la información", destacó.