VALÈNCIA. Valencia se ha convertido en tierra de mochis pese a la lejanía con Japón y en proveedor de los supermercados de España de este milenario dulce. Si hace tres años Helados Estiu inició la expansión por las tiendas de Mercadona de todo el país, ahora es otra compañía valenciana la que aspira a 'democratizar' estos bocados dulces, Noku Mochi.
Impulsada por Pablo Davalillo junto a otros dos socios, estarán presentes en los lineales de varios supermercados de toda España desde el próximo mes de marzo en su versión de crema de helado con sabores de mango, coco, chocolate blanco y cheesecake. Un proyecto que surge de tres amigos amantes de viajar y de descubrir nuevas culturas, que en 2019 empezaron a realizar pruebas en un bajo de 70 metros cuadrados de Ruzafa y que ahora tiene sus instalaciones en la localidad de Sedaví.
"Fue en Japón donde pudimos ver que existían dos tipos de mochis, los más tradicionales y artesanos y los más eclécticos y modernos", recuerda. Pero el germen de Noku Mochi fue una de las socias, Yolanda, que comiéndose un mochi en Vietnam pensó en la posibilidad de llevar el producto a España.
En sus nuevas instalaciones, la compañía ha automatizado algunos procesos de la realización de estos dulces gomosos. "Buscábamos quitar los procesos que no aportaban valor al producto como el cierre", explica el CEO de la compañía. Mientras, mantienen la elaboración artesanal de las mousses con concentrados de frutas. Para sus elaboraciones, no trabajan con helado, sino con crema helada que no derrite con el calor. "Es una sensación más esponjosa, y se nota más el sabor real del producto", apunta. "No somos heladeros, sino especialistas en mochis".
El producto estará disponible a partir del mes de marzo en los Corte Inglés de toda España. Mientras, llegará a Alcampo en mayo y a Masymas. Además, mantienen conversaciones con otros distribuidores para incorporar el producto a sus lineales. A día de hoy, tan solo cadenas como Lidl, Mercadona o Carrefour cuentan con este dulce en su formato helado, pero todos con marcas blancas.
"Queremos revolucionar el concepto de los snacks helados y entendemos que las nuevas generaciones ya están más aburridas de los polos de toda la vida, como los conos de sabores", opina. "Hacía falta darle un aire fresco. La experiencia mochi es esa textura con capa más elástica, gomosa, colores vivos y que capta tu atención desde el primer momento en el que lo ves".
Los tres socios llevan tres años con el proyecto y medio millón de euros invertidos. "Tenemos un reto de democratizar el mochi y obtener los mayores puntos de ventas de productos. Estar presentes en cuantos más lineales mejor y nos marcamos el millón de euros de facturación", explica Davalillo. Actualmente, son seis personas las que trabajan en la compañía. Ahora, van a instalar una máquina para abordar las masas y pasar a fabricar de 40 kilos por hora a 300. A medio plazo, al margen del ya automatizado cierre, pondrán un túnel de congelación.
El objetivo es expandir su producto baja la marca Noku, cuyo significado en japonés es golpear por primera vez. "Salvando distancias, decimos que nos gustaría que Noku fuera la marca de mochis como Magnum a helados. Queremos golpear por primera vez y ser esa primera marca. Ahora hay fabricantes de helados que hacen mochis y nosotros somos especialistas en mochis que hacemos mochis", asegura el CEO.
Antes de enfocarse al canal de la distribución, estos tres socios iniciaron su andadura en el canal horeca con Mochi Luxury. "Al final, el aprendizaje nos ha llevado a distinguir dos momentos de consumo. El de Mochi Luxury es un mochi más grande enfocado al postre. A un público que le gusta Japón, lo asiático", explica Davalillo. "Noku Mochi está más pensado como un consumo de snack".
A pesar de automatizar procesos, el CEO de Noku Mochi asegura que no quieren perder la esencia y que solo lo harán con aquellas partes que aporten menor valor. "Tener 30 personas cerrando mochis a mano no lo hace escalable", señala, a la vez que asegura que la mayor dificultad del proceso es el desconocimiento y trabajar la masa, además de la importación de productos que no se producen en España.