“El único mamífero que duda de su capacidad de amamantar es el ser humano”, señala la doctora Solano, pediatra de IMED Valencia
VALÈNCIA Una de las cosas más bonitas que se puede hacer en la vida es amamantar a tu bebé. Después de meses preparándote para ver la carita de tu hijo, por fin lo tienes delante y lo primero que van a hacer es ponértelo en el pecho. Es uno de los momentos más especiales. Pero para que todo se desarrolle bien, la lactancia no se convierta en una pesadilla y se cambie el pezón por la tetina del biberón hay que saber cómo afrontar los problemas que puedan surgir. Para ello, nos ha acompañado en Plaza Radio la Doctora Práxedes Solano, del equipo de pediatría de IMED Valencia y consultora internacional de lactancia materna.
Hay gente que aún piensa que la lactancia materna es una cuestión de modas, igual que antes se llevaba el biberón, ahora se lleva dar el pecho. La doctora nos ha remarcado los beneficios de la leche materna: “el ser humano es el único mamífero que duda de su capacidad de amamantar. Es, sin duda, el mejor alimento que se puede dar a un bebé”. La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida. A partir de entonces, se debe empezar a dar alimentos complementarios, pero sin abandonar la lactancia materna hasta los dos años o más. “Los animales amamantan a sus crías mucho más tiempo que las personas. Equivaldría a dar el pecho durante seis o siete años”, señala la doctora Práxedes Solano. La composición de la leche materna es inimitable y se trata de un alimento específicamente indicado para el recién nacido. Además de nutrientes contiene inmunoglobulinas, que son necesarias para proporcionar defensas a su todavía inmaduro sistema inmune, fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo y protege de enfermedades infecciosas, respiratorias o crónicas. También reduce la mortalidad por enfermedades frecuentes del lactante.
La doctora Práxedes, quien forma parte del equipo de la UCI pediátrica de IMED Valencia, reconoce que aún se fomenta más la lactancia materna en los bebés ingresados en esta unidad. Un recién nacido que está en la incubadora se tranquiliza cuando su madre lo coge en brazos y se lo pone en el pecho. Aunque al principio quizá no consiga mamar, solo este gesto le tranquiliza. La pediatra, especialista también en neumología y alergología, avisa que uno de los primeros problemas que pueden surgir a un bebé si se le da leche artificial es la intolerancia digestiva.
Casi todas las mujeres pueden dar el pecho a sus hijos. Solo hay unas excepciones y suelen ser por patologías muy concretas. Incluso quienes se han operado el pecho por cuestiones estéticas generalmente podrán dar de mamar a sus bebés, pero dependerá del tipo de cirugía. Si la mujer se ha sometido a un aumento de pecho seguramente no habrá problema, pero en el caso de una reducción mamaria si se ha cortado completamente el pezón y después se ha colocado en un lugar diferente para que quede más estético, será prácticamente imposible que esa madre amamante, ya que se habrán cortado los conductos que unen la mama con el pezón.
De todas formas, es fundamental respetar la voluntad de la madre y ayudarla en la decisión que tome ya que durante la lactancia pueden surgir dudas y problemas que sin ayuda no son fáciles de superar.
Muchas dificultades comienzan los primeros días y es que, durante los nueve meses de embarazo, solo informan de lo maravillosa que es la lactancia y se omite comentar que pueden surgir problemas que provoquen que se tire la toalla y se abandone la lactancia. Con ayuda y buena orientación se puede conseguir una lactancia perfecta.
Los problemas que aparecen con mayor frecuencia son los pezones doloridos, las grietas y la ingurgitación mamaria. En la gran parte de las ocasiones se podrán solucionar en muy poco tiempo.
Los primeros días después del parto es normal que duelan los pezones, sobre todo al inicio de la toma. Pero si el dolor no se limita al inicio o persiste después de unos días, es probable que exista que esto se produzca porque el bebé esté mal colocado y no enfrentado al pecho.
Por otra parte, el dolor que provoca una grieta es muy intenso, suele ser máximo al inicio del agarre y aunque disminuye tras los primeros segundos, continúa el dolor. Al igual que en el caso anterior, la principal causa es la mala posición. El pezón no se coloca bien dentro de la boca del bebé y es traumatizado por sus encías o el paladar duro. También se puede producir por anomalías anatómicas como frenillo lingual, labial o mandíbulas más pequeñas o en posición diferente de lo habitual.
Tras el calostro se inicia la producción de leche de transición. Nuestro cuerpo crea más cantidad de leche para que no le falte a nuestro bebé. El problema es que además de ello se activa el pecho aumentando también la circulación y observándose en ocasiones gran ingurgitación en el pecho, lo que incrementa su tamaño y provoca dolor. Además, dificulta que el niño pueda agarrarse e interferir en su alimentación y el vaciado del pecho. Para solucionar la ingurgitación hay que intentar que el niño vacíe los pechos, realizar un masaje previo a la toma, extraer algo de leche para facilitar el agarre, aliviar el dolor con compresas de agua fría y tomar analgesia si es necesario.
Todos estos inconvenientes, si no se resuelven dificultan la lactancia, conllevan una alta tasa de abandono y, además, pueden terminar en problemas como la mastitis. Pero como bien señala la pediatra de IMED Valencia, lo bueno de conocer una dificultad es poder solucionarla. Se puede conseguir tener una lactancia placentera y ofrecer la mejor nutrición para tu bebé si se busca apoyo en los profesionales expertos en lactancia materna como asesoras, consultoras certificadas en lactancia materna y grupos de apoyo.
Hay muchos mitos sobre la lactancia. Uno de ellos es que hay que dejar el pecho ante un nuevo embarazo. Esta forma de dar el pecho se denomina lactancia en tándem y muchas mujeres la practican. El desconocimiento por parte de los profesionales hace que muchos lo desaconsejen, pero numerosos estudios demuestran que durante el embarazo se puede lactar sin perjudicar la salud del feto o la de la madre. La doctora Solano afirma que solo hay que abandonarla en caso riesgo de aborto.
Por otra parte, la lactancia materna debe ser a demanda cuando ya está establecida y el bebé está ganando peso. Hasta que llegue ese momento, aunque el niño no pida mamar hay que ofrecerle el pecho con frecuencia, mínimo cada tres horas. Cuando esté establecida la lactancia, siempre será a demanda y durante el tiempo que quiera.