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València a tota virolla

La librera que baja la persiana a medias: Fiona Songel tras La Primera

Cómo hacer que una librería, en lugar de cerrar, deje en el legado dos libreras. Una historia de sucesión en Guillem de Castro

27/11/2021 - 

VALÈNCIA. La primera vez que Fiona Songel posó en La Primera, su nueva librería, apareció delante de unas cajoneras repletas de libros heredadas de la papelería Pinzón, el antiguo uso en esta demarcación en las faldas de Guillem de Castro. Ahora las cajoneras están vacías, la librería a medio desmontar y Songel en el tránsito de la librera que se marcha de su librería sin descabalgarse de su oficio ni bajar la persiana.

Uno de sus grupos de whatsapp recibe el nombre de ‘Señoras y lectoras’. Les dijo que La Primera, un pequeño seísmo cultural de la València en pandemia, debería seguir sin ella. Planificó desde entonces esta desescalada: pasar el testigo con la generosidad de quien no pretende llevarse una creación tras su paso. “‘Señoras y lectoras’ llevan conmigo desde los inicios, así que han vivido el proceso más de cerca. La nueva librera y yo nos sentaremos en las charlas que están por venir y comentaremos los próximos libros juntas”, dice Songel entre cajas.

Foto: KIKE TABERNER

Este proceso por el cual marcharse dejando vivo el legado corresponde más a una cruzada que se resume así: “no quería que hubiera una librería menos en la ciudad, quería que hubiera una librera más. Ahora la librería tiene una vida propia al margen de mí, y no quería que eso se perdiera, por lo que mi intención era pasarle el testigo a alguien que la conociera y quisiera que siguiera adelante. La nueva librera la hará suya, está claro, pero ver que el proyecto sigue adelante me hace feliz”.

Como en crecimiento por esporas, La Primera, nacida en 2020, habrá dado vida en su corta trayectoria a dos libreras. “El éxito es que la ciudad gane una librera y no pierda una librería. En la búsqueda -de la nueva librera- no había un criterio específico más allá de que fueran a cuidar de ella. Recibí alguna oferta de gente que quería montar algo totalmente distinto, pero no es lo que buscaba”.

Foto: KIKE TABERNER

Uno de los fundamentos centrales de cómo encarar La Primera sin emborronar su misión tiene que ver con no entender que “una librería no puede ser solamente una tienda”, explica Fiona Songel. La autora de El arte de leer las calles desarticula con una llave letal la falsa dicotomía sobre si ‘faltan lectores o sobran libros’: “Podría leer más gente, eso siempre. Pero decir que sobran libros es como decir que sobra música. No podemos tratar a ese tipo de producto cultural como simple mercancía. Creo que escribir un libro responde a una pulsión personal. Del mismo modo, entiendo que el éxito de una librería pequeña como la mía reside en superar ese desajuste haciendo que la compra de un libro trascienda la mera transacción”. 

Su visión de La Primera corresponde justo con el modelo de unas librerías cuya viabilidad pasa por emparentarse con la ciudad hasta ser ella. “Echaré de menos a la gente. No hablo sólo de los lectores. Puede verse desde fuera como un oficio solitario pero no lo es tanto, esta ciudad tiene unas librerías deliciosas. Mencionaría especialmente a Estela (Bangarang), Luci (Bartleby) y Alodia (La Rossa) que me han ayudado muchísimo y a las que considero compañeras. Lo bueno es que ahora tendré más tiempo para visitarlas”.

Foto: KIKE TABERNER

Llega Fiona Songel tras La Primera

-¿Qué harías con La Segunda?

-“Tiene más que ver conmigo que con la librería en sí. Si hubiera una segunda sería un caserón en alguna pedanía donde yo pudiera programar actividades culturales a mis anchas con el espacio y medios necesarios. Tendría una pequeña librería al entrar, eso sí. Si conoces algún socio capitalista interesado, avísame”. 

A partir de ahora, será una librera sin librería: “El mundo del libro –y de la cultura en general– atrapa. Durante mis años en La Primera he traducido un libro, escrito otro y montado una revista (Dolora). La gestión cultural me apasiona y estoy poniendo en marcha un proyecto de gestión de dinámicas culturales con mi compañera Ana Villalvilla, en el que queremos llevar lo aprendido a otra escala. También estoy escribiendo otro libro y empiezo ahora la traducción de una novela de una autora que me encanta y que está muy de moda ahora, aunque no puedo decir mucho más todavía. El de la cultura es un mundo al que  –aunque es maltratado en muchas ocasiones– quiero seguir dedicándome”.

Se marcha entornando las puertas. Dejando el cartel de abierto. La Primera sigue. 

Foto: KIKE TABERNER

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