Si te quedas en Valencia en agosto, allá va un recopilatorio de sitios para sobrevivir al calor a base de plantas.
¿Qué sería de la vida sin el placer de saborear y sin música? Pues terrible. Y más si es verano. Por eso te lanzo mi salvavidas si te quedas en la ciudad, para que no te ahogues en tu casa a 40º. Una lista de lugares veggies con aire acondicionado o terraza y una propuesta de banda sonora para ir abriendo apetito por el camino. Ahí van.
Quien diga que nunca se ha puesto a Yann Tiersen mientras iba en bici haciendo de Amelie por la vida, o miente o la verdad, no sé qué estás haciendo sin ese momento grabado en tu memoria. Aunque el plan de hoy no va de violines ni de pianos, va de mi hit del verano, Running up that Hill de Kate Bush. Quien haya visto la última temporada de Stranger Things lo entenderá.
El plan es el siguiente. A las chicas de Nomad Kitchen puedes acceder de varias maneras y dos de ellas precisan de bici, desde mi punto de vista. Una de ellas es haciendo un pedido e ir a recogerlo en caso de que prefieras disfrutar de tu aire acondicionado y de las vistas de tu casa, o desplazarte hasta su local de Tapinería, que me tira más. Sí que es verdad que en esta propuesta va una ilegalidad, la misma que cometía Rigoberta Bandini en una de sus canciones, aunque creo que ella iba en moto. Hablo de escuchar música en bici, no puedo evitarlo, sé que está fatal pero necesito vivir una película cada vez que me subo a las dos ruedas. Aunque sea solo por un auricular.
Spring 2008 es una canción de Architecture in Helsinki, un grupo que descubrí a los 14 y del que no me despegué por mucho tiempo. Un grupo que suena a felicidad en estado puro y a inocencia. Algo así como lo que podría sonar en bucle en La Casa Viva, uno de mis restaurantes vegetarianos favoritos de la ciudad. Ese sitio es como colarse en un cuento, está lleno de colores, de sonrisas y de finales felices.
Aquí tienes terraza o interior, pero con la que está cayendo, no sé, no soy amiga de las terrazas. Tienes que pedir su tabla de patés, uno de cada color y dispuestos de manera que parezcan una paleta de pintura. También los corazones de yuca y la lasaña de calabaza vegana. Ya sabes, no olvides que es la lista del Vegano, eso significa que en todas estas propuestas hay opción 100% vegetal.
De postre pídete la tarta de manzana. La decoran con pétalos de rosa. Poesía.
Aunque esta la tengo reservada para hacer tortitas, hoy la comparto con los chicos de la pizzería Km 0. ¿Os acordáis de Matilda, la película? La canción que sonaba mientras preparaba el que sería mi desayuno favorito el resto de mi vida era Send me on my way, de Roosted Root, uno de los temazos de mi infancia que saben a maravilla.
Esta pizzería con 11 opciones veganas me pilla muy cerquita, en Benimaclet. Si a ti también, un paseito al ponerse el sol no sienta nada mal. Puedes pedírtela para llevar pero yo que sé, caminar enchufado a Spotify me parece mejor plan. Cuando llegues tienes que pedirte su pizza vegana Chulilla: lleva tomate, mozzarella vegana, peperoni vegano, tomate seco, pesto al pistacho casero y queso chili vegano. Está increíble.
Aquí la bici no puede faltar, aunque sea la alquilas o se la pides a la vecina. Está justo en el Cabañal, en la calle de la Reina. Te propongo salir de casa a las 7 sobre tus dos ruedas, darte un paseo por la playa, andar por la orilla del mar y ponerte Good Vibration de los Beach Boys. Muy clásico pero tenía que ser así. Reserva y entérate de si ese día hay espectáculo, porque si tienes suerte pillas concierto en directo. No será de los chicos playeros pero oye, seguro que no está nada mal.
Y de cenar (o comer) - siempre os propongo cena porque la opción de salir antes de las 7 la veo inviable - hay 3 imprescindibles para mi. El primero, el taco vegetal de Jackfruit, me encanta como lo cocinan. No puedes dejarte por nada del mundo las albóndigas de la abuela de curry con leche de coco, están de locos. Y si te apetece algo fresquito, dale al ceviche de setas. Yo es que me bañaría en piscinas de ceviche, qué te voy a decir. Ojalá más sitios con una versión vegetal.
Son las 9 de la noche, El Carmen está abarrotado y cenamos en Kukla. La canción Lodo de Xoel López nos protege del ruido turista de las calles. Nada más llegar, Ayelet y Ronen, los dueños, nos dan la bienvenida con una limonada de frutos rojos. Esa terraza tiene un no sé qué que me tiene enamorada. Será lo hogareño que es, será la comida tan sencilla o el trato amable del personal, pero no puedo parar de repetir (también es verdad que me pilla a tres canciones de casa).
Para comer hay unos must que no te puedes dejar, como el hummus con champiñones, no probarás cosa igual en muchos kilómetros. No puede faltar el falafel, ya sea solo, en pan de pita o Jalá, eso te lo dejo a ti. En invierno te diría que te pidas un shakshuka pero mira, con estos calores no te haré pasar por eso, mejor un labneh y la coliflor con tahín. Ah, y cómo no, la ensalada Fatush. El bocado fresco que tu boca no parará de aplaudir.
Dale al play y que suene Bitter Sweet Symphony de The Verve, un sonido a la altura del menú que viene. Aquí podría haberme puesto más clásica, pero para andar te hace falta el sonido del bombo de fondo, ahí, marcando el paso. Este tema lo tiene todo para triunfar: violines, guitarra, bajo, batería y piano. Un poco como el menú vegetal de Begoña Rodrigo en la Salita, una mezcla de clásico y rock, una mezcla de ingredientes que componen una melodía completa que no te dejará indiferente. Si lo tenías en la lista, de este verano que no pase. Además, los primeros bocados te los sirven en la terraza de L'Hort al Nú, su coctelería. La única terraza interior de Ruzafa.
Y si después de esta lista no te decides por ninguno y quieres investigar más, te doy dos tops musicales más que siempre van conmigo. El primero es la canción de Hurricane de Bob Dylan, es perfecta si tu recorrido dura poco más de 8 minutos. De hecho, es la canción que me pongo cuando me quedan 10 minutos para salir de casa y así no tener que estar pendiente del móvil. Sé que tú también mides la vida en canciones. Y el otro top es un clásico de Simon and Garfunkel, hablo de “I 'm gonna be”, la de "I would walk 500 miles". Ya sabes, para distancias “cortas”.