VALÈNCIA. Reto e invito a un almuerzo a alguien que me demuestre que hay una ciudad en España con más cúpulas que Valencia. La pena, cosas del desarrollismo insensible y descontrolado, es que estas más de treinta cúpulas y cupulines que se diseminan por la ciudad, que en muchas ocasiones no alcanzan grandiosas proporciones, quedan por debajo de las cornisas de los edificios de viviendas circundantes, mimetizándose en un entorno visualmente demasiado ruidoso. A esta nómina hay que sumar las que rematan cruceros de muchas iglesias de localidades cercanas a la capital. Pues bien, si hay una que podríamos bautizar como la madre de todas las cúpulas valencianas es la de la iglesia de San Joaquín, popularmente conocida como la iglesia de las Escuelas Pías, en pleno barrio de Velluters. Digámoslo sin miedo: se trata de una ilustre desconocida del patrimonio valenciano, sobre la que, además, pocos sabían que desde hacía un tiempo presentaba daños importantes en la enorme estructura que precisaban de urgente intervención.
Con la característica teja vidriada azul, emerge tras las casas de uno de los lados cortos del rectángulo que conforma la plaza Juan de Villarrasa, y su conexión visual con el centro histórico más monumental con hitos tan próximos como la Lonja, el mercado central o los Santos Juanes sería magnífica, de no haberse levantado allá por los funestos setenta un edificio de hechuras que roza la criminalidad patrimonial, erigiéndose un auténtico “muro” entre el mercado central y los Santos Juanes y nuestra cúpula, por lo que ninguno de los dos primeros “sabe” del otro y viceversa. Es más, semejante mole actúa perniciosamente a la hora de lo que llaman los urbanistas “esponjar” ambos barrios: el Mercat y Velluters. En fin, yo les invito que visiten este templo de plana circular, (www.arsmagna.es), que admiren antes su elegante fachada (una de mis predilectas de Valencia), se dejen sorprender por sus dimensiones y por su interior con esculturas de Ignacio Vergara y un pequeño museo en la galería superior que recorre toda la circunferencia. No les hago más spoilers.
Vayamos a la buena noticia: en breve, ya tocaba, se iniciarán los trabajos de restauración de la iglesia, al haberse conseguido una parte de la financiación necesaria para llevar a cabo esta compleja tarea. La majestuosa cúpula, proyectada por el arquitecto de Pedreguer Antonio Gilabert (1716-1792), director de la Academia de San Carlos, se caracteriza principalmente por dos cosas: por su tamaño (24,5 metros de diámetro y cerca de 50 de altura), que la lleva a ser considerada como la segunda con el diámetro más grande de España, tras la iglesia de San Francisco el Grande en el barrio de la Latina en Madrid, y por estar inspirada en la madre de todas las cúpulas de occidente, que no es otra que la del Panteón de Roma. No sé si las dimensiones de la cúpula ejercieron un “poder” en sus alumnos puesto que asistieron a sus misas desde Ignacio Pinazo, los hermanos Benlliure o el arquitecto Santiago Calatrava.
Simposio
Como habrán comprobado, el asunto tiene enjundia, así que, con ocasión de esta buena nueva, se va a celebrar en las tardes de los días 19 y 20 de enero, es decir esta próxima semana, y teniendo como sede el mismo templo neoclásico, un interesante simposio bajo el título “Abierto por obras” que girará en torno al proyecto y las obras de restauración de la cúpula, y a la cúpula en sí y su valor patrimonial e histórico, a las cúpulas de occidente, construcción y ruina de las cúpulas valencianas, a. En el mismo van a intervenir grandes conocedores del mismo como Manuel Muñoz, presidente de la Academia de San Carlos, el profesor Joaquín Bérchez, Luís Cortés, arquitecto autor del proyecto o el arquitecto que firma el proyecto de rehabilitación de la cúpula, el también arquitecto Rafael Soler o Armando Antista de la Universidad de Palermo entre otros. Les remito a la página web de la Academia de San Carlos para toda la información al respecto: www.realacademiasancarlos.com
Entrando en el proyecto en sí, como decía antes la Iglesia de San Joaquín en su totalidad está necesitada de una restauración integral tanto desde el punto de vista de su estructura como del ornato interior, la fachada y la torre campanario. Dada la grandiosidad del espacio, se trata de una labor ambiciosa y, por ende, cara, lo que obligó a las Escuelas Pías a plantearse el proyecto por fases. La primera correspondería a la más urgente, aunque sea la menos vistosa, y consiste en actuar sobre la cubierta para evitar las filtraciones de agua y para evitar desprendimientos de tejas desde la cúpula que ocasionalmente se producen. Hoy hay instaladas unas redes de protección que afean la imagen del elegante elemento arquitectónico.
Ahora “toca” ese pequeño apartado, el de los nombres propios, que quizás sea un tanto árido, pero en casos como el que nos ocupa, no es que sea importante, es que es fundamental, puesto que sin la contribución desinteresada de un grupo personas a lo largo de los años, la cúpula de las escuelas Pías, o la iglesia de San Nicolás, Santos Juanes, San Juan del Hospital y así muchas intervenciones (o, por el contrario, la feliz paralización de otras que suponían un atentado patrimonial) no se habrían llevado a cabo. Es la sociedad civil, señores.
En el caso que nos ocupa, tras mucho batallar se ha obtenido del Ministerio una ayuda directa de algo más de 860.000 euros, y ello por la contribución desinteresada de gente como el catedrático del Politécnico Rafael Soler Verdú de su hija Alba Soler, el también profesor del Politécnico Luis Cortés Meseguer o los historiadores Josep Vicent Boira y Daniel Benito Goerlich o la Academia de San Carlos. Para ello tenga virtualidad, el arquitecto Luis Cortés en colaboración con la Universidad Politécnica y en equipo con Maximiliano Ramírez un completo proyecto dividido por fases. Además, es muy interesante que, para la ocasión, se haya formado una comisión asesora “por amor al arte” integrada por especialistas de la talla de por Rafael Soler, Arturo Zaragoza, Joaquín Berchez, Javier Benlloch, Mercedes Gómez Ferrer o Luis Tatay. La citada comisión no es cerrada, y por tanto está abierta a la participación de nuevos miembros, teniendo clara vocación de dar una mayor difusión al monumento y seguir haciendo fuerza para completar la financiación necesaria. Dicho esto, el total que asciende a cuatro millones de euros todavía está algo lejos de alcanzarse por lo que desde las Escuelas Pías continúa la búsqueda de mecenas. Son ya veinte años, así que, seguimos.