Su autor define este espectáculo como "un 'speech' sobre la decisión definitiva de abandonar la casa y elegir lo salvaje"
VALÈNCIA (EP). El artista malagueño Alberto Cortés pondrá en escena, los próximos días 28 y 29 de mayo en La Mutant de València, la performance El ardor, sobre el concepto de deseo y el impulso de lo salvaje.
Cuando Alberto Cortés (Málaga, 1983) descubrió el libro Los chicos salvajes, escrito en 1971 por el gran estandarte de la Generación Beat William S. Burroughs, "una pequeña chispa surgió en su interior", según un comunicado.
En sus páginas, el novelista estadounidense retrataba a una pandilla de jóvenes guerrilleros que, armados con los elementos más impensables, emprendían su particular revolución para acabar con todos los sistemas dogmáticos, de patrias a religiones, incluso el propio lenguaje.
Buscaban destruir lo establecido y empezar de cero, crear una comunidad sin líderes ni jerarquías que utilizara una lengua basada en el arte pictórico y no en las palabras. Con su obra, Burroughs desafió todas las reglas y sirvió de inspiración al trabajo de otros artistas de culto, de Jim Morrison, David Bowie o Kurt Cobain en la música hasta Francis Ford Coppola y David Cronenberg, en el apartado cinematográfico.
Faltaba la revolución "escénica", y ahí es donde Cortés -director, dramaturgo y performer, además de licenciado en Historia del Arte-, encontró un camino por el que comenzar a explorar. Aquella chispa inicial pasó a ser una llama creativa, se alimentó de otras influencias como Arthur Rimbaud o Hakim Bey, y acabó convirtiéndose en "un incendio imparable".
Su título es El ardor, llega a La Mutant los próximos 28 y 29 de mayo (20 30 horas) y su autor la define como "un speech sobre la decisión definitiva de abandonar la casa y elegir lo salvaje, y para ello el cuerpo no puede estar solo, necesita rodearse de sus pares, de una banda de desheredados y malditos con los que huir".
En su investigación, Alberto Cortés fue variando el planteamiento conforme se adentraba en el concepto de deseo, que en el caso de El ardor tiene más que ver con una expresión romántica y un vínculo con el capitalismo que con el consumo rápido del cuerpo.
"La obra parece un discurso donde una sombra habla sobre la necesidad de convertir en inmortales a las comunidades outsiders, adolescentes, viejas, queers y cuerpos al margen", describe Cortés, quien se enfrenta en solitario al texto a lo largo de una hora.
"Se trata de hacer de ellos bandas callejeras que vivan el deseo como un estado romántico inmortal, contra el consumo rápido, como herramienta de destrucción de la sociedad 'afectivocapitalista'", añade en un comunicado.
Con esta performance, La Mutant encara el mes de junio, el último antes de cerrar la temporada, con la presencia de la danza contemporánea local y europea, además de otras propuestas de artes vivas.