VALÈNCIA. El Gobierno local cumple con la promesa electoral de recuperar para la ciudad la Mostra de Cinema del Mediterrani. En esta ocasión, por el momento, con el nombre de Mostra de València. Después de una interrupción capeada durante cinco años con el afán voluntarista de la Asociación Mostra Viva Cinema del Mediterrani, responsable de Mostra Viva, el próximo mes de octubre se celebrará la 33 edición del festival de cine propio de la capital de la Comunitat. Su enfoque tendrá mucho que ver con su espíritu original, el mismo que colocó a València en el mapa de interés cultural del arco mediterráneo en los 80; las culturas en torno a su mar y a los sus países a los que este baña serán las protagonistas de su Sección Oficial, proyecciones y actividades paralelas.
Así se fijó este jueves en la primera reunión del Consejo de Administración de la nueva entidad pública creada ad hoc para gestionar este proyecto que la concejala delegada del área de Cultura, Glòria Tello, califica de estratégico. Estratégico y sin estrategia, por el momento, a falta de cinco meses para su edición el festival parte de cero en prácticamente todos los sentidos. No tiene fechas fijadas (girará en torno al 9 d'Octubre), no tiene acuerdos con salas de proyección (el Palau de la Música será su sede administrativa), se desconocen las secciones definitivas y, en realidad, cualquier aspecto artístico. ¿La razón? Sus dos máximos responsables, la directora técnica Rosa Roig y el vicedirector y responsable de programación Eduardo Guillot, apenas han compartido unas horas de interlocución. No han trabajado de manera conjunta en la nueva aventura del Ayuntamiento. La labor que ambos hayan avanzado en la producción y la propuesta artística, respectivamente, se ha hecho de manera individual.
Este viernes, Tello comparecía para presentar el festival aunque dicha presentación se redujo a la lectura de los curriculums de ambos organizadores que ya fue comunicada un día antes. Roig y Guillot pidieron comprensión para que todas las preguntas en torno a la estructura y aspectos queden relegadas al inicio de un trabajo que, por otra parte, todavía tardará unos días (o unas pocas semanas) hasta que administrativamente pasen a formar parte del Consistorio.
El Ayuntamiento, al margen del Código de Buenas Prácticas en la Cultura Valenciana
¿Cuál ha sido la fórmula escogida para elegir a sus responsables? Si en lo conceptual del proyecto Guillot y Roig hablan de una "edición cero" con respecto a todo lo vivido hasta la fecha, en lo administrativo la concejala contó que la fórmula escogida para la contratación de sus responsables se basa "en los estatutos de la Fundación de Cine a la que perteneció la Mostra". Es decir, en la fórmula original con la que trabajó el PSOE (1980) y se manejó durante 20 años más el Partido Popular en la Fundación de Cine hasta la interrupción del festival, hace seis años. Una vez más, como en el caso de la contratación de Ramón Tebar como director artístico del Palau de la Música, el Ayuntamiento de València 'pasa' por completo del Código de Buenas Prácticas impulsado por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte (pese a la crisis instaurada en Les Arts y el ciclo electoral, el nombramiento de un cargo relativamente similar al de Tebar si está sometido al proceso de concurso público internacional).
La normativa que, por otro lado, no es obligatoria, fue impulsada por el conseller Marzà –que comparte formación política con Tello; Compromís– para todos los organismos culturales valencianos de la Comunitat. Esa era la ambición. En octubre de 2015, tres meses después de que el Gobierno del Botánico echase a rodar, el conseller dijo: "con los anteriores gobiernos primero se elegía quién". La fórmula en el caso de la Mostra no ha sido exactamente esa, ya que recuperar el festical era un compromiso de legislatura y el 'qué' ha prevalecido sobre la elección. Ahora bien, el quién ha precedido al proyecto. Tanto es así que ninguno de los dos directores escogidos ha comentado los detalles de un planteamiento de ningún tipo. Fuentes del Ayuntamiento achacan esta realidad a un colapso en los tiempos: había que cumplir con lo prometido electoralmente y, antes de elecciones, solo quedaba una posible edición de la Mostra por asumir como propia; la de octubre de 2018.
Tello aclaró que los dos nuevos contratos del Ayuntamiento para Roig (72.170 euros anuales brutos) y Guillot (65.000 euros anuales brutos) son por tres años. Las cifras se corresponden con las de otros cargos similares de alta dirección en entidades autónomas del Consistorio. Por ejemplo, en el primer caso, Vicent Ros, director ejecutivo del Palau de la Música, este sí elegido por concurso (aunque dicha elección tenga una causa de impugnación abierta que ya fue desestimada en su primer paso por los juzgados). También, los de los miembros del segundo escalafón del Organismo Autónomo que comanda Ros, que se equipararían contractualmente a las condiciones de Guillot (estos no fueron seleccionados a través de ningún concurso). La abismal diferencia entre un caso y otro es el presupuesto al que hacen frente como gestores esos salarios: 14 millones de euros en el Palau (más de la mitad de todo el presupuesto de Cultura del Ayuntamiento de València) y apenas 375.000 euros en el caso de las Mostra (212.000 restados salarios y premios).
Fotografía comparativa de las escalas de presupuesto por proyecto y salario de sus responsables en la Administración valenciana
Esa no correlación de salarios en el caso de los directores frente al proyecto que defienden se agrava si la comparación se extiende al ámbito Autonómico. Cabe destacar que, en el caso de la Generalitat, el salario del president, Ximo Puig, se establece como límite para todos los cargos electos a partir de la llegada del actual Consell. La cifra exacta es la de 68.975,16 euros brutos. A partir de ahí, los cargos de dirección superior expuestos a concurso por la Conselleria siempre se sitúan por debajo de esa cifra. Las direcciones generales, 55.945,12: Abel Guarinos, en el Institut Valencià de Cultura y José Luis Pérez Pont en el Consorci de Museus de la Generalitat, con ese salario, manejan 36,4 y 4,3 millones de euros. Los subdirectores de Teatro, Audiovisual y Música (Roberto Garcia, José Luis Moreno y Marga Landente), 51.010,65. Solo el director del IVAM –cuyo concurso público e internacional fue anterior al cambio de Gobierno valenciano– se acerca al president, aunque por debajo: 67.615,92 euros brutos. La cifra será revisada a la baja en la nueva convocatoria de la plaza de 2020. Sus contratos tienen una duración de cinco años.
Un caso más aproximado, quizá, es el de las contrataciones artísticas directas de los festivales Cinema Jove, Sagunt a Escena o Dansa València. Sobre el papel y si se agotan todas las líneas de presupuesto, Cinema Jove es el festival de mayor inversión de la Generalitat con 550.000 euros, mientras que su director, Carlos Madrid, percibe 30.000 euros al año, IVA no incluido, por una contratación directa. Juan Vicente Martínez Luciano, 18.000 por Sagunt a Escena. Mar Jiménez, 17.000 por Dansa València (acuerdos –más que contratos– de dos años renovables). Estos dos últimos con presupuestos similares al de la Mostra, una vez restados los emolumentos de sus directores y los 25.000 euros en premios; o sea, 212.830 euros operativos.
El trabajo de Roig y Guillot, al margen de la puesta en marcha
Esta realidad económica y el Código de Buenas Prácticas para la Cultura Valenciana parece, por tanto, resultarle ajena al Ayuntamiento de València. Paradójicamente, el punto de partida administrativo para Tello han sido los estatutos de la Fundación de Cine del Gobierno socialista de los 80 y de los que también hizo uso el Gobierno de Rita Barberá, que poco o nada tienen que ver con la Administración actual y que tampoco tendrán que ver con el trabajo en sus directrices artísticas con el trabajo de Roig y Guillot. Ambos se obligan a revertir la imagen de un festival al que no acudirán estrellas de Hollywood "para que se paseen un poco por La Malvarrosa y vuelvan a casa", comentaba el responsable de programación.
Seis años después de la última edición oficial, el nuevo evento tratará de convivir con Mostra Viva. La asociación que sustentó la marca se dedicará a buena parte de las otras disciplinas artísticas que han acompañado durante los últimos cinco años al encuentro, aunque en el caso de la Trobada de Músics del Mediterrani este diario puede avanzar que existe una avanzada relación para que acabe pasando a formar parte de un proyecto mayor del Institut Valencià de Cultura.
En lo referente al cine, Guillot puso en valor los 25.000 euros de premio para atraer a películas que se estrenarán en España a través de las pantallas de la Mostra. Es un punto de partida, ya que, incluso, espera que la cifra se asemeje más en el corto plazo a los 40.000 que llegó a ofrecer el encuentro en sus tiempos de bondad económica. No competirán, eso sí, películas de género documental o mediometrajes, ya que sus responsables consideran que la ciudad tiene sus festivales de referencia (DocsValència o La Cabina).
Guillot se mostró optimista, no obstante, con la retentiva de la marca en buena parte de la ciudad: "aunque partimos de cero, tenemos una ventaja: la ciudadanía tiene todavía una conexión con la Mostra, de descubrir directores y películas". Tello es todavía más optimista y, desde el esfuerzo del Ayuntamiento, espera que la Mostra "vuelva a ser lo que fue en sus orígenes, no en lo que degeneró después". Aspira a ser, dice, "un referente cultural en el Mediterráneo a todos los niveles" y se exige ser un festival "sostenible económica, medioambiental y socialmente".
En esa búsqueda de la sostenibilidad, por cierto, se da la paradoja de que la Mostra establece sus oficinas para esta primera edición en el Palau de la Música. Una sinergia y ahorro de costes que llama la atención ya que, desde el año 2012, Cinema Jove ocupa el piso desde el que operaba la Fundación de Cine de la ciudad. El acuerdo fue establecido una vez cancelada la Mostra y como parte de la colaboración del Ayuntamiento con el festival de la Generalitat.