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el tintero / OPINIÓN

La política es imagen y comunicación

El mes más corto del año y parece que también el más frío nos ha traído un nuevo sondeo del CIS, que como todos es una foto fija del momento pero sí nos indica una tendencia que parece consolidarse: el ascenso de Ciudadanos, el mantenimiento de Podemos y la cercanía entre PP y PSOE.

7/02/2018 - 

La demoscopia, las encuestas, las cocinas y los fogones, las empresas de consultoría y las redacciones de los diarios, los gurús de la mercadotecnia y los consejeros en la sombra de los partidos y los grandes líderes. Efectivamente es un mundo que da para TV series de las que enganchan cada madrugada y también para cierto halo de misterio e intriga. ¿Será cierto que las encuestas más que mostrar la opinión de la gente, la moldean o manipulan?

La cuestión es que estos días conocemos la intención de voto y las simpatías de los españoles por los líderes políticos, pero esta información que tiene cierto valor e interés se ve eclipsada por fenómenos extraordinarios y que confirman la virulencia del cambio climático: en febrero nieva y mucho, bajan las temperaturas y hace frío, ¡qué cosas! A este paso en julio hará calor y sufriremos días de sol y poniente, ¡lo nunca visto! Al margen de este cariñoso matiz para los agoreros del cambio climático y otros chollos del siglo XXI, el Centro de Investigaciones Sociológicas muestra algo que se intuía: el problema catalán favorece electoralmente a Ciudadanos y con razón, por méritos propios.

 De la misma forma que en los años 90 el fenómeno terrorista hacía que muchos españoles de bien votaran con simpatía y cercanía a populares y socialistas al ver como sus concejales caían asesinados por los sanguinarios etarras –a quienes ahora algunos quieren rehabilitar y limpiar su sangriento historial–, y no sólo por un ejercicio de humanidad y sentido común, sino por pura razón, pues defendían en los territorios más hostiles los valores de la democracia, el estado de derecho, el imperio de la ley y sobre todo la vida y la libertad. En una comparativa desigual –gracias a Dios, la violencia no ha llegado en estos años a ser parte integrante del problema catalán– pero válida en cuanto a la tensión política que genera y al origen nacionalista de ambas, el partido que más firme y contundente se ha mostrado frente al independentismo catalán es Ciudadanos.

Pero no sólo el conflicto catalán justifica la consolidación y subida en intención de voto, además de ser Albert Rivera el líder político mejor valorado, hay algo más importante y que está en el ADN del partido catalán de ámbito nacional: la comunicación política y la imagen pública. Son los naranjas una formación que cuenta en su cúpula con muchas personas jóvenes que se han formado ya en un estilo de hacer política que bebe del mundo anglosajón y que pone en valor la oratoria, la comunicación, la imagen, todo eso que en Estados Unidos lleva décadas marcando la pauta, especialmente en las épocas electorales.

Los dos grandes partidos que han consolidado la democracia en España y nos han llevado a la integración europea y las cotas de bienestar y prosperidad más altas de nuestra historia, no acaban de encontrar la manera de reinventarse, de limpiar sus filas de personajes cercanos a la corrupción política y algunos podríamos denominarlos como auténticos dinosaurios de la política –no confundir la edad con la eternización en cargos públicos– muchos de ellos relativamente jóvenes, y sobre todo no se preocupan por formar a sus líderes en algo tan fundamental para enfrentarse a diario a cientos de comparecencias públicas: hablar bien en público o ante los medios de comunicación.

Por último, una sensación agridulce me genera esa consolidación en el cuarto puesto en intención de voto de la coalición Unidos Podemos. Es razonable que su discurso apocalíptico y objetivamente alejado de la realidad –si fuera real todas sus predicciones y conjeturas, habría miles y miles de españoles muertos por hambre y frío y viviendo en la calle sin casa ni trabajo– haya perdido apoyos entre la población, pero un grupo que sigue abalando una ideología como el comunismo y que sigue generando debates para enfrentar a la sociedad reavivando el conflicto guerracivilista que mantenga casi un 20% de apoyo me parece que no favorece la búsqueda de la centralidad política, tensiona y pone sobre la mesa debates estériles y efectistas. Sus líderes también se han preocupado y mucho por la imagen y la comunicación, pero como en la naturaleza del escorpión, cuando pueden pican y eso al español medio que quiere trabajar, prosperar y vivir tranquilo, no creo que acabe de atraerle.

Mucho trabajo queda en la política española para asimilarnos a la británica o estadounidense donde los asesores no sólo son correveidiles y porta maletas, sino abogados, consultores, politólogos y expertos en comunicación que saben como crear líderes atractivos para el gran público en esta primer cuarto del siglo XXI.

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