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VALÈNCIA. El futuro del PSPV-PSOE es un enigma. El resultado electoral del pasado 28 de mayo condenó a la formación socialista liderada por Ximo Puig a una travesía en la oposición. Sólo se salvaron de la ola conservadora algunos ayuntamientos importantes y la Diputación de Valencia.
Pese a que algunos creían que el todavía presidente de la Generalitat, bajaría los brazos y adoptaría una posición de salida, la convocatoria exprés de elecciones generales por parte de Pedro Sánchez, incentivó el plan de continuidad de Puig, quien pese a la derrota, mejoró sus resultados de 2019 en cuatro escaños.
Tal y como ha ido informando este diario, los secretarios provinciales de Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, han marcado territorio para poner de manifiesto su intención de ser protagonistas en el proceso de sucesión de Puig. El diseño de las candidaturas al Congreso y Senado fue un claro ejemplo de ello: plantearon unas listas que no agradaron al líder del PSPV, quien intentó modificarlas provocando un duelo que perdió por la intervención de Ferraz. Así, la cúpula del PSOE le hizo un guiño a los secretarios provinciales y dejó a Puig desautorizado.
No obstante, el denominado 'ximismo' no arroja la toalla. Al menos muchos de sus colaboradores consideran que todavía queda mucho camino por recorrer hasta que se decida lo que pasará en el PSPV.
En este sentido, el movimiento de Puig para compatibilizar la presidencia del grupo socialista en Les Corts con un escaño de senador territorial, algo que ya apuntó semanas atrás este diario, va precisamente en la línea de que el líder del PSPV tenga una posición más constante y poderosa en Madrid.
En primer lugar, para tomar parte en debates importantes para la Comunitat Valenciana como la reforma del sistema de financiación, el mantenimiento de su discurso federalista o la reivindicación de infraestructuras; pero en segundo, y no menos importante, para participar directamente de las maniobras que ocurran en Madrid si se produce una debacle electoral de Pedro Sánchez.
Sobre esto, las previsiones de los socialistas valencianos no son demasiado halagüeñas. Las distintas fuentes consultadas opinan que el desgaste del Gobierno de España les pasó factura y propició la ola conservadora: pese a subir en la Generalitat, no se consiguió retener la institución y muchos alcaldes de referencia, salvo muy honrosas excepciones, perdieron representación o incluso no lograron retener sus ayuntamientos.
Esto dibuja un escenario delicado. Desde el PSPV admiten las dificultades para movilizar al electorado por diversos motivos: si ya se sufrió para mantener los resultados en plazas muy favorables cuando lo que estaba en juego era la continuidad de los alcaldes o del propio Puig, consideran que será más difícil aún mantener la tensión entre los afiliados cuando lo que está en juego es la continuidad de Pedro Sánchez, al que muchos señalan como el culpable de la pérdida de poder institucional de los socialistas valencianos. A esto hay que sumar las complicadas fechas de los comicios -penúltimo fin de semana de julio- y la ultramotivación de las fuerzas conservadoras tras los resultados del 28M.
La única tabla a la que agarrarse de los socialistas es que los pactos PP-Vox en diversos ayuntamientos y gobiernos autonómicos de España consigan despertar del letargo al votante de izquierdas y lo movilice para la cita electoral. En cualquier caso, la mayoría de dirigentes consultados ve "difícil" que Sánchez logre retener la presidencia del Gobierno.
Esto puede abrir en canal al PSOE. Si el resultado es malo y la derecha consigue los números para una mayoría absoluta cómoda, creen que Sánchez tendrá difícil aguantar. Y es aquí donde se abre un abanico de posibilidades dado que la sucesión tiene pronóstico incierto. Desde la Comunitat Valenciana, los dirigentes de la formación socialista ven un escenario donde se partiría de dos bloques entre los críticos con Sánchez (el grupo de Adriana Lastra, entre otros) y los cercanos al presidente del Gobierno, que tratarían de articular una candidatura de cierta continuidad.
Una batalla en la que no se descartan otros actores, lo que puede resultar determinante también para el futuro del PSPV-PSOE, dado que el alineamiento de unos u otros grupos de la estructura valenciana puede fortalecerles o debilitarles según quien se alce con el triunfo final.
Ahora bien, para esto, como los propios protagonistas indican, queda mucho y primero, se muestran dispuestos a dar la batalla para que el PSOE logre retener el Gobierno de España el próximo 23 de julio.