La producción anual de vehículos desciende a 380.403 unidades en 2018, la peor cifra desde 2014 en la filial española de Ford
VALÈNCIA. No por esperados son menos dolorosos los datos de Ford Almusafes al cierre de 2018, un ejercicio cuya producción concluirá este martes 18 de diciembre, antes de lo habitual debido al Expediente de Regulación Temporal de Empleo que afecta a la factoría. Y es precisamente este ERTE, aprobado por la multinacional para ajustar la oferta a la demanda, el que ha provocado un significativo descenso en el número de coches fabricados.
La cifra, según los datos que maneja el sindicato UGT-PV, se quedará en 380.403 unidades, un dato inferior en un 8,77% a las 417.002 registradas el pasado 2017 y que se produce en un momento muy delicado: la ejecución de los recortes anunciados por Ford Motor Company para todo su negocio europeo, que han comenzado con la supresión de un turno en la factoría alemana de Saarlouis y el cierre de la planta francesa de Blanquefort.
La caída es muy significativa por varias razones. En primer lugar, porque rompe con una dinámica de cinco años consecutivos de crecimiento, en concreto desde el año 2012. En consecuencia, se trata de la primera reducción en la producción de vehículos de Ford Almussafes en los últimos seis años.
Por otra parte, atendiendo al valor absoluto, los 380.403 coches fabricados en 2018, llama la atención que se sitúa por debajo de los datos tanto de 2017 (417.002), 2016 (394.111) y 2015 (388.434), lo que la convierte en el menor volumen de producción desde el año 2014.
Y tal vez más preocupante todavía es el desglose de la producción por tipos de vehículos, puesto que la factoría valenciana mengua en todos sus modelos, incluido el Kuga, el todoterreno ligero (SUV) que viene tirando de las ventas durante los últimos años para hacer frente a la peor marcha en el mercado del resto de la oferta de Ford (y que representa el 47,5% de la producción total).
La filial española produjo un total de 180.874 unidades del Ford Kuga, por debajo de las 193.955 del año anterior. Por su parte, las furgonetas agrupadas en la línea Connect sumaron 109.957 vehículos, por debajo de los 133.700 de 2017. Además, tal y como muestra el gráfico que encabeza el artículo, los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy continuaron con su caída debido a una peor acogida de este tipo de vehículos en los últimos años.
Como viene informando este diario, la factoría valenciana lleva meses en estado de alerta a la espera del reajuste del negocio con el que amenaza la compañía americana. "Hay 10.000 millones para invertir en una gran reestructuración, y 10.000 millones dan para reestructurar muchísimo", advertía el pasado verano el comité de empresa, que enmarcaba este movimiento en "el cambio brutal en las motorizaciones que se avecina" para toda la automoción, una revolución que Ford afronta como la única gran marca que se ha quedado sola, sin aliarse con otros fabricantes.
La compañía confirmó este secreto a voces el pasado 9 de octubre. En concreto, tal y como recogió este diario, la multinacional explicó en un primer encuentro con representantes de los trabajadores y directivos de recursos humanos de todas las factorías su intención de acometer importantes recortes en producción y personal en todo el continente ante la previsión de unos muy malos resultados al cierre del presente ejercicio 2018.
La planta alemana de Saarlouis fue la escogida por Ford Europa para aplicar su primer gran recorte en el viejo continente. La enseña del óvalo ya ha comunicado a los trabajadores de la factoría su decisión de eliminar uno de los tres turnos de producción, en concreto el de noche. La decisión coincide con el fin de la producción del modelo C-Max en el lugar, un modelo cuya carga de trabajo no ha sido repuesta por la compañía. En consecuencia, la actividad en la planta, que cuenta con 6.300 trabajadores, minorará en un tercio.
Además, tal y como se augura desde hace meses, Ford confirmó la semana pasada que pondrá fin a la producción de su planta de Blanquefort (Francia) a finales de agosto del próximo año, una decisión que toma tras rechazar una oferta de Punch Powerglide, el proveedor de cajas de cambios que se había interesado por la factoría -dedicada a la producción de este componente-.
Por su parte, los empleados de Ford Almussafes están a la espera de que se les convoque para un nuevo comité europeo -de cara a final de año o principios del año que viene- con el objetivo de conocer más detalles sobre los efectos en cada planta del recorte en Europa.
Si bien es cierto que la planta de Saarlouis siempre ha sido señalada como una de las menos eficientes de Ford Europa y que Almussafes ha destacado precisamente por lo contrario, el volumen del recorte que prepara la enseña del óvalo augura efectos en la práctica totalidad de sus centros del continente.