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'LA CIUDAD Y SUS VICIOS'

La sorpresa Desmeules: hay una mujer en Valencia que los cubre a todos de plástico y látex

La artista canadiense que desde su estudio en la Calle Cuba somete a cirugías plásticas a algunos de los iconos del momento

4/06/2016 - 

Hace un buen puñado de meses Marie-Lou Desmeules, del Quebec, era protagonista en el periódico The Telegraph acompañada de esculturas de celebridades mundiales. Dentro de aquellos muñecos bizarros se escondían seres humanos revestidos de plástico tras sesiones de varias horas. “Vivimos en una sociedad de plástico, por dentro y por fuera”, clamaba Desmeules. 

Desde hace cinco años vive en Valencia. En la calle Cuba aguarda su cuartel general, donde pasa desapercibida a pesar de formar parte en el cuadro honor de los personajes de la ‘ciutat’ más relevantemente insólitos. Poco tiempo atrás estaba en Vietnam transformando a un amigo en una celebridad de plástico mientras su marido filmaba la escena. “Vino la policía para acabar con todo. Pensaban que estábamos haciendo algo ilegal. Creí que íbamos a acabar en la cárcel”. 

¿Qué hace esta rutilante estrella del arte mundial plastificado? “Hago una intervención artística encima de una persona, la camuflo, y la transformo en la imagen de otra persona. Puede ser la de una celebridad, un icono de la cultura pop, un artista, una obra, un político…”. “Un día convertí a mi suegro en Gaddafi”, desvela entre exclamaciones. 

Una mujer en Valencia que los camufla a todos. Es ella, una suerte de predicadora del riesgo de quedar sepultados por la celebridad y la apariencia y acabar siendo tan solo plástico; la dictadura de la superficialidad, ay. 

Se expresa desde su taller en un idioma cercano al spanglish. Es allí, o en cualquier punto que se preste, donde Desmeules lo empieza todo. Conozco a algunas de sus ‘víctimas’ y todas coinciden en señalar que formar parte de una de sus obras es como pasar a ser circunstancialmente otra persona. Desmeules utiliza su pincel como un bisturí para desfigurar con brillantez y diseccionar la imagen exterior, descubriendo el potente y universal sentido de la vulnerabilidad humana", dice el escritor Hayley Evans.

La ejecución llega de la siguiente manera: “Necesito alrededor de una semana en cada proceso. Investigo sobre el carácter, el estudio de la fisonomía del modelo y la imagen que quiero crear. Busco accesorios, la composición de colores, la preparación de la puesta en marcha de las luces y los ajustes de la cámara, la selección de música que se reproducirá... En la propia cirugía tardo entre tres y cuatro horas. La persona en ese tiempo no puede ni hablar, ni moverse”.

Para lo que ella llama “la cirugía” utiliza pintura acrílica, pelos, plástico, látex, papel… Sus intervenciones, dice, provocan desde miedo e inconfort hasta sonrisas y euforia. En una de ellas, en Bucarest, elaboró una escultura humana en una sala abarrotada: “llena de gente que no conocía y que no sabían lo que yo estaba haciendo”. El cantante de Hurts, Theo Hutchcraft, prepara su desembarco para convertirse en figura de plástico. El músico Ben Godfrey llegó a Valencia desde Nueva York para someterse a la ‘operación Desmeules’.

- ¿Por qué haces esto Marie-Lou Desmeules? 

- Invito a la gente a reconsiderar lo que constituye la belleza, la identidad y el género. Estoy fascinada por el poder de la imagen en la era post-internet, relacionada con el éxito y el dinero.

“Aman u odian mi trabajo”, concreta la mujer que los cubre a todos de plástico, su manera de llevar al límite una operación estética. El Capitán Haddock, Karl Lagerfeld, Pamela Anderson, Mozart, Hulk Hogan, Napoleón o Donald Trump son algunas de sus creaciones más afamadas.

- ¿Hay gente que no entiende lo que haces?

- Sí, y yo le tomo como un cumplido.

Lo que hoy se produce a pie de calle en Russafa comenzó en 2008 cuando pintaba en Berlín sobre personas. Allí se mudó a una antigua fábrica de cerveza. Su estudio estaba sobre otro estudio de BDSM. Escuchando los sonidos proferidos desde el piso de abajo le estalló la idea, perfilando personas sumisas a una transformación. Ajá.

Llegó a Valencia junto a su pareja, el valenciano David Senar, después una frustrada vuelta por el mundo. “Decidimos quedarnos unos pocos meses aquí. Pero ya llevamos cinco años”. “¿Valencia? Veo muchas mentes abiertas con ganas de hacer. El clima también contribuye a ello, creo”.

Plástico somos y en plástico nos convertiremos. 


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