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'La terracita' del Hotel SH Valencia Palace, la alternativa para una cena veraniega de altura

El 'cinco estrellas' situado frente al Palau de la Música eleva su cocina -dirigida por Alejandro del Toro- a la terraza durante el verano

| 08/07/2016 | 2 min, 27 seg

VALENCIA. La lógica invita a pensar que los vecinos de la ciudad son absolutos desconocedores de la oferta hotelera en Valencia. Sin embargo, no pocos de estos operadores, espoleados por componentes como el creciente turismo o la propia competencia, han empezado a ofertar alternativas llamadas a sorprender a los valencianos. 

Carpaccio de galera (Foto: EVA MÁÑEZ)

Es el caso de La terracita del hotel SH Valencia Palace. El mismo espacio que durante buena parte del año se presta a las copas de clientes y visitantes por ocio o negocio, se convierte durante el verano en restaurante nada improvisado y con la honesta propuesta del chef Alejandro del Toro como responsable gatronómico. Así, de repente y por tiempo limitado, su privilegiada terraza se convierte en un local de altura para pasar una suculenta velada.  

Con la luna de Valencia como testigo presencial, si algo destaca en la carta que propone del Toro son las brasas. Apetecen por temperatura y por reservar un espacio digestivo para la carta de gintonics que abordaremos más tarde. El habitual producto de excelencia que ya se sirve durante el año en este hotel de cinco estrellas (de hecho, la versión terracera de su restaurante traslada en gran medida lo que sucede 'abajo'), es el que se debe degustar en La terracita. Destacan el salmón, el pulpo (con patata y yuca negra) o el calamar (con salsa vasca), pero si tuviéramos que decantarnos por un solo bocado apostaríamos por sus gambas a la brasa -en la foto lateral- con infusión de queso de la sierra de Espadán. El bocado se puede acompañar además con una mermelada casera de tomate de albahaca que aporta experiencia al bocado puro de esas gambitas que ya por su cuenta pueden patrocinar un momento interesante para las noches veraniegas de la ciudad. 

Además, las gambitas se prestan tanto a una cena más contundente como a ser colofón de una apuesta más informal y variada. A esta sumaríamos el carpaccio de galeras, el cebiche de llisa o la sardina ahumada con tomate seco y búfala. La música y el ambiente al aire libre, en las alturas del hotel, hacen casi inevitable dejarse llevar por las propuestas del bartender para alargar la noche. El servicio de restaurante está abierto entre las ocho de la tarde y las 23:30 horas, mientras que hasta la 1 de la madrugada se pueden reclamar servicios de coctelería hasta finales de septiembre. De hecho, algunos de los asistentes al Festival Internacional de Jazz del Palau o los Conciertos de Viveros durante la Feria de Julio son clientes; también sus artistas invitados.

Piña colada, para los más golosos (Foto: EVA MÁÑEZ)

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