VALÈNCIA. La guerra entre la familia Pastor y Cleop por el control de la promotora Urbem se aproxima a un final tan enrevesado como lo ha sido el propio conflicto entre ambas partes durante más de una década. José Pastor, administrador de la promotora valenciana, valiéndose de la insolvencia de su accionista y archienemigo ha trazado una venganza maquiavélica y efectiva: convertir a sus hijas en acreedoras de su rival para quedarse con sus acciones en Urbem y así garantizarse la disputada mayoría en la empresa.
Pero no solo eso. Por si fuera poco, la familia quiere aprovechar esta nueva situación de superioridad par darle el golpe de gracia a Cleop, por lo que ha instado a su liquidación como acreedor de la constructora presidida por Carlos Turró, uno de los empresarios imputado en el caso Taula.
La batalla accionarial comenzó el 4 de abril de 2006 cuando Cleop y compró el 50% de Inversiones Mebru, que tenía una opción de compra sobre el 35,9% de Urbem que poseía la familia March Andreu y que ejecutó. Meses antes, José Pastor había rechazado la entrada de Cleop en su capital, por lo que calificó esta maniobra como "hostil". El otro 50% de Inversiones Mebru pertenecía al Grupo García Ojeda, aunque posteriormente Cleop se hizo con la mayoría.
Pastor conservó la mayoría de Urbem y ambas partes convivieron peor que mejor en la promotora, con impugnaciones y recursos judiciales de los minoritarios hacia las decisiones del accionista mayoritario. En 2011, iniciada la crisis inmobiliaria y ante las dificultades de Inversiones Mebru para pagar parte lo comprometido a los March, Cleop planteó la venta de su 35,9% a Pastor y se iniciaron negociaciones, pero entonces una sentencia dio un vuelco a la situación.
En octubre de 2011, el Tribunal Supremo daba la razón a Inversiones Mebru en un litigio sobre una ampliación de capital aprobada en 2006. Según esa sentencia, la filial de Cleop tenía derecho a suscribir su parte de aquella ampliación de capital, lo que significaba que si desembolsaba antes de 15 días 26 millones de euros, alcanzaría el 55%.
Se recrudeció entonces la guerra con multitud de recursos en los tribunales, que fueron dando la razón y la mayoría a unos y a otros alternativamente, aunque Pastor nunca perdió el control real de la empresa. También hubo denuncias penales por ambas partes, una de las cuales le supuso a José Pastor una condena de la Audiencia Provincial de Valencia de siete meses de cárcel por administración fraudulenta, que está recurrida ante el Tribunal Supremo.
Como en una partida de ajedrez, José Pastor, que llevaba las de perder, ha sorprendido a última hora con una jugada que supone prácticamente un jaque mate a su rival. El veterano promotor presumía esta semana en una comida con los medios de comunicación de haber ejecutado su estrategia con una maestría que ha dejado desarmado a su sempiterno rival. Cuanto menos, cabe atribuirle el mérito de haberlo logrado en medio de un incierto escenario para sus intereses, puesto que el último pronunciamiento de la justicia sobre la disputa accionarial en el seno de Urbem se saldó con victoria de Cleop.
Se trata de la sentencia de la Audiencia Provincial de València del 6 de mayo de 2015, que revocó la dictada anteriormente por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de València y anuló la reciente ampliación de capital suscrita por la familia Pastor que le daba la mayoría accionarial en la empresa. La familia Pastor recurrió ante el Tribunal Supremo, que todavía no se ha pronunciado al respecto. Y aquí se la jugaban a todo o nada: una ratificación del Alto Tribunal habría devuelto a Cleop la mayoría y habría desbancado a los Pastor.
Pero todo cambia tras el último movimiento, que consistió en la compra a Caixabank de los créditos de 30 millones impagados por Inversiones Mebru (la filial de Cleop que es accionista de Urbem), una deuda que tiene como garantía 46.000 acciones en la histórica promotora valenciana. La transacción se produjo en julio de 2016 en el marco del concurso de Inversiones Mebru.
Salvo que la maltrecha Inversiones Mebru decidiera pagar los 30 millones a las hermanas Pastor -cosa que parece poco probable- la ejecución del crédito dejaría las acciones en manos de los Pastor y les permitirá sumar un 10% o un 15% de participación en Urbem, en función de como quede en el Tribunal Supremo la pugna por la ampliación de capital.
En caso de impago los horizontes posibles son los siguientes: si el Supremo da la razón a los Pastor y valida su ampliación de capital, el accionariado de la familia pasaría del 67% al 77% -un 10% más- al sumar el paquete de los créditos de Cleop. Pero en caso contrario también conservaría la mayoría, al pasar de estar en minoría con un 45% de acciones a un 60% al ejecutar los créditos.
Hasta aquí las maniobras de los Pastor responden a la pura defensa de sus intereses. Es decir: ante la posibilidad de quedarse en minoría en Urbem por vía judicial, compran unos créditos cuya prenda les garantizaría mantener la participación mayoritaria. Pero los movimientos de los Pastor como acreedores de Cleop van más allá.
Entre los créditos adquiridos a Caixabank se encuentra uno de la propia Cleop. No de su filial Inversiones Mebru sino de la matriz. Ello ha convertido a las hermanas Pastor en acreedoras directas de su rival y desde esta posición los Pastor han instado a la liquidación de la sociedad pese a que Cleop superó su propio concurso de acreedores, ya que tiene problemas para cumplir el convenio.
La paradoja de esta maniobra es evidente, dado que los Pastor abogan por tumbar una sociedad que ha superado su situación de insolvencia y cuya filial le debe los 30 millones del crédito adquirido a Caixabank. Pero en este caso la lógica mercantil parece condenada a un segundo plano. Lo importante para José Pastor, como lo ha sido siempre, es el control accionarial de Urbem.
El propio empresario afirmaba esta semana que en varias ocasiones le aconsejaron coger el dinero y marcharse cuando la justicia anuló sus ampliaciones de capital. "Pero yo soy muy cabezón", argumentaba al respecto. En efecto, Pastor ha demostrado en varias ocasiones su capacidad para revolverse, y la ampliación de capital que está en estos momentos en liza es tal vez el mejor ejemplo.
Se produjo en el año 2012. Pastor había perdido la mayoría accionarial de Urbem como consecuencia de la sentencia del Tribunal Supremo que anulaba parte de una ampliación de capital realizada en el año 2006. Pero el empresario encontró la manera de rehacerse.
Dicha sentencia no se ejecutó porque Cleop, que debía desembolsar 26 millones en 15 días, se encontró las acciones pignoradas, por lo que solicitó una aclaración de la sentencia. El Supremo rechazó la petición y dejó en manos de un juzgado de lo Mercantil de Valencia la decisión de cómo ejecutarla.
Pastor afirmó entonces que, al no haberse ejecutado la sentencia por parte de Inversiones Mebru -circunstancia que le habría dado la mayoría-, él tenía derecho a suscribir un tramo de 10 millones de la ampliación de 2006. Y así lo hizo sin pensárselo dos veces ante el Registro Mercantil de València.
Aquella controvertida maniobra le permitió recuperar el mando, aunque luego la revocara la justicia. Gracias a los recursos consiguió ganar tiempo y mantenerse al frente de Urbem, hasta el ataque final con la ejecución de los créditos de su rival, que sería un digno final para una guerra llena de golpes de efecto.