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EL EUROCRISTIANO TIBIO / OPINIÓN

La continuidad política del presidente Sánchez

Foto: EDUARDO PARRA (EP)
22/12/2024 - 

Una de las pugnas más interesantes del escenario político español actual es la que mantienen los dirigentes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) con los de Podemos. Mientras que estos han calificado a los vascos de "cachorrillos de Repsol" por negarse a implantar el impuesto extraordinario a las empresas energéticas, los del PNV han declarado que Podemos es un partido "tóxico". Y lo han explicado. En su vasca opinión, el radicalismo podemita descentra al Gobierno español, desviándolo de la posición socialdemócrata que atribuyen al presidente Sánchez. Nadie sabe si realmente se creen lo que dicen. Por el momento, no hay ningún indicio de que el presidente Sánchez se mueva guiado por ninguna clase de ideología política, socialdemócrata o no, sino más bien por su afán de seguir en el Gobierno a toda costa. Aparte de un manifiesto antifranquismo, oportuno según unos y oportunista según otros, no es factible detectar en sus sucesivas posiciones políticas ningún invariante, que diría Julio Anguita, excepto su firme determinación de seguir al mando. Decían los escolásticos que los seres tienden a persistir en su ser. Si lo hubiesen conocido, habrían puesto al presidente Sánchez como un excelente ejemplo de su lema. Y eso también lo saben los dirigentes separatistas vascos. En consecuencia, consideran acertadamente que pueden avanzar en su proyecto de que no quede ni rastro de España en Vasconia mientras siga de presidente. Y así lo reconocen, sin tapujo alguno. En eso coinciden con Reunirse (Bildu), que ha declarado que cualquier alternativa al actual Gobierno español sería peor para Vasconia (ellos y ellas lo llaman Euzkadi).

Lo que verdaderamente preocupa a los dirigentes del PNV es que Podemos provoque un adelanto electoral. Y se lo temen por dos motivos. En primer lugar, porque los podemitas mantienen un pulso con los de Sumar por monopolizar el espacio político de extrema izquierda en España. Y, puesto que hay varios ministros de Sumar, pero ninguno de Podemos, ese pulso podría desembocar en un adelanto electoral. El segundo motivo es parecido, pero no idéntico. Estiman los del PNV que los analistas de Podemos podrían llegar a la conclusión de que ayudar al Gobierno español los perjudica electoralmente, lo que los induciría a boicotear su funcionamiento.

"¿Alguien se acuerda de que exigían que España rompiese relaciones diplomáticas con Israel?"

Ambos motivos son ciertos, pero la conclusión de que pueden conducir a un adelanto electoral no lo es tanto. En ese esquema, el único modo de adelantar las elecciones sería mediante una moción de censura en la que Podemos sumase sus votos a los de Vox y a los del PP. Por mucho que les apeteciese, es casi imposible que los diputados de Podemos se presten a esa connivencia, de modo que pueden tranquilizarse los cachorrillos porque su temor no se materializará. Además, basta con observar la conducta de Podemos para ratificarse en esa tesis. No paran de plantear condiciones imprescindibles para mantener su apoyo al Gobierno, pero al mismo ritmo van olvidándolas. ¿Alguien se acuerda de que exigían que España rompiese relaciones diplomáticas con Israel? ¿Y de que el Gobierno bajase mediante una norma el precio de los alquileres a la mitad? Bueno, pues la podemita Belarra acaba de felicitar a sus colegas porque han conseguido prorrogar la prohibición de los desahucios que se aprobó durante la pandemia de Covid. Excepto que Pablo Iglesias diese la orden tajante de romper con el Gobierno para favorecer su proyecto televisivo y vengarse de Yolanda Díaz, ya se cuidarán mucho los diputados de Podemos de cumplir sus amenazas.

Más difícil es prever el comportamiento político de Puigdemont. Ciertamente el presidente Sánchez está dispuesto a concederle todo lo que le pida, pero resulta que no siempre está en sus manos cumplirlo. Ha aprobado la amnistía que él mismo tachaba de anticonstitucional, pero los jueces han decidido que la malversación de la que acusan a Puigdemont no está cubierta por esa ley. Ha impulsado el Gobierno español que se otorgue al catalán la condición de lengua oficial en la Unión Europea, pero varios países, empezando por Francia, se oponen a esa inusual tolerancia. Está de acuerdo el presidente Sánchez en transferir al Gobierno catalán la competencia en materia de tributos, pero sus mismos copartidarios consideran que esa transferencia sería catastrófica para las demás regiones. Quiere el presidente Sánchez ceder al Gobierno catalán la vigilancia de los puertos y los aeropuertos, pero le advierten desde la Unión Europea que el control de las fronteras no es transferible por afectar al espacio común europeo. Finalmente, el alcalde de Barcelona no es Trías, sino el socialista Collboni, y el presidente de la Generalidad de Cataluña no es el propio Puigdemont, sino el socialista Illa. Habida cuenta de que todo lo que saquen los de Juntos lo administrarán socialistas catalanes, Puigdemont puede llegar a pensar que no le trae cuenta seguir apoyando al presidente Sánchez. No obstante, también puede llegar a la conclusión contraria. En resumen, PNV y Reunirse están explícitamente por mantener a Sánchez; los de Podemos ladran, pero no muerden, y Puigdemont se lo está pensando. La prueba de fuego, los Presupuestos nacionales. Hasta entonces, paciencia y barajar.

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