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València a tota virolla 

Las antiguas guías de València se han quedado nuevas: Carles Gámez y Rafa Marí revisitan su ciudad

En las profundidades de ‘Valencia a todas horas’ y ‘Valencia City Guide’ para darle la vuelta al imaginario.

6/10/2018 - 

VALÈNCIA. Ante la duda y el afán capcioso de creer que lo hemos inventado todo, regresar a los clásicos. En un momento donde la ciudad y su transformación comercial llama a la puerta, empampémonos de dos publicaciones que son foto fija de dos episodios definitorios: Valencia a todas horas de Rafa Marí, y Valencia City Guide, escrita por Carles Gámez. Los fulgurantes mediados años, la transgresión de beberse lo nuevo, versus el delirio de pretender conquistar el mundo a golpe de reclamo.

-Carles Gámez, periodista cultural en publicaciones como El País, director y guionista de series documentales como Més que moda (Canal 9) o 60 dels 60 (Punt 2), aparece por las inmediaciones de la calle Hospital con su aire de dandy despreocupado, haciendo una ciudad propia a cada paso.

-Rafa Marí, autor durante décadas de la columna Grandes Almacenes en Las Provincias, ya se ha empapado de varias entrevistas, ya ha barnizado de tinta los dedos, en su mesa en la terraza del MuVIM, en esa València que todavía no sabe si es verano o quiere ser otoño y que dura como un suspiro (clava Felip Bens).

Gámez trae su guía con rigor, Marí se pasó media tarde buscándola en las interioridades de su biblioteca.

Valencia a todas horas salió en el 88, con la editorial Arnao, y era un intento de despampanar los libretos más rancios. Valencia City Guide en 2011, diseñada por Marisa Gallén y con el impulso del Colegio de Diseñadores de Interior. Tenerlas juntas, sobreponerlas, hace encajar las piezas que conforman la ciudad de hoy. Para bien, para mal.

-Rafa Marí: Elisa Lumbreras era un publicista de Cuenca con la que tenía mucha amistad.

-Carles Gámez: Todo un personaje, estuvo unos años en la ciudad, fue todo un agente social y cultural.

-Rafa Marí: Ella leía lo que escribía en Los Grandes Almacenes de Las Provincias y entendía que ese lenguaje fresco era el apropiado para una guía de la ciudad, buscaba algo más informal… y qué trabajo dio.

-Carles Gámez: Hacer la criba y dejar a tantos lugares fuera de la guía, eso es lo más complicado.

-Rafa Marí: La guía se presentó en Los Madriles. Allí conseguí reunir a Carmen Alborch, Ciprià Ciscar… Siempre me ha gustado juntar a gente muy diversa. En la Muntanyeta dels Sants juntamos a Rita Barberá, Joan Fuster, Vicent Ventura, Martín Quirós, Segundo Bru...

-Carles Gámez: No sé cómo no ardió, aquello no era la montañeta, era un volcán.

-Rafa Marí: Juan Lagardera y yo nos habíamos inventado una peña gastronómica que se llamaba La Mandingorra. La idea era recuperar platos de la antigua cocina valenciana y en paisajes con fuerza, invitando a gente de diferentes oficios e ideologías.

-Carles Gámez: Se veía como un éxito juntar a gente que no era previsible. La Marxa, en la calle Cocinas, fue uno de los pubs de moda de los ochenta que lo lograba. Salía Begoña Kanekalon, medio futurista, con peinado de Tono Sanmartín, sacábamos también gallinas, pero Pepe Picó protestó y las quitamos.

A pesar de la contemporaneidad Valencia City Guide está repleta de referencias que quedaron atrás en el camino. Arrop, Burdeos in love, Carosel, Flash Flash, Opium Café, Submarino, Ca’Sento… La ciudad, también, como un suspiro.

Valencia a todas horas es un compendio de innovaciones insólitas. Sus referencias a los cines matinales, esto es, las salas X de Cuenca 64 (“un cine bien dotado (nunca mejor dicho) técnicamente”), o General San Martín, 15 (“lo que antes fue el teatro Alkázar, de tanta enjundia e historia. El lugar de los triunfos de la genial Rosita Amores, el delirante Rafael Conde ‘El titi’ (una artistazo) y la hoy casi retirada Mary D’Arcos, es desde hace un par de años una sala de cine pornográfico. Las viejas varietès, tan ingenuas en el fondo, han dejado su sitio al sexo duro”). O su sección de ‘Tertulias y similares’, con cabida para Billares Colón (“si El color del dinero se hubiera rodado en Valencia (...) se hubiera rodado, sin duda, en Billares Colón”. Y un epígrafe imprescindible dedicado a “El peor sitio posible… y, sin embargo, tiene encanto: La línea del trenet que va hacia el Grao. Baje en la parada de la Carrasca. Muy cerca, nada más cruzar la vía, verá la casa de campo, muy destartalada, sin ningún atractivo especial, situada en medio de la huerta. La casa tiene bar abierto al público. Al fondo se ve el perfil de la València suburbana, con sus feos edificios que no son sino colmenas despedazadas”. València se comprende mejor ahora desde entonces.

Foto: KIKE TABERNER 

-Rafa Marí: La València de a todas horas se corresponde a un momento donde la Constitución tenía 10 años y éramos unos demócratas muy ilusionados, era una ciudad con pocos turistas, pero más viva y más libre, creo, aunque igual es una percepción equivocada; una ciudad sin tanto enquistamiento ideológico. Me ha entristecido releerla porque la mayoría de comercios ya han desaparecido. Pero la ciudad es que es muy orgánica, dentro de 30 años de los de las guías de ahora no quedará casi nada.

-Carles Gàmez: En Francia se inventaron los lugares de la memoria, espacios ligados a la historia de una ciudad. Es el caso de Barrachina, que deberían haber conservado el interior, una mezcla de estilos de los treinta, cincuenta. Echo en falta las cafeterías maravillosas. La Hungaria, San Remo… La de San Vicente con los frisos de Manolo Gil, Monterrey. Un momento muy importante en el que decoradores y pintores célebres colaboran. Ya no queda. Es curioso el fenómeno de las nuevas cafeterías intentando copiar el estilo de las de los años 50 que ya han desaparecido, una sensación de bucle.

Foto: KIKE TABERNER 

“¡Vamos a repasar las salas de cine!”, se revuelve Marí ante las dos páginas de su guía dedicadas a “Las salas cinematográficas y su oferta”.

-Rafa Marí: ABC Park, está. Acteón, no. Albatros, está como Albatexas. Artys, no está. Aula 7, tampoco. Capitol, tampoco. El D’Or, sí, con mucha gente. Eslava, no. Goya, no. Metropol, no. Rex, no. Serrano, no. Autocine Star, sí… quién lo hubiera dicho.

-Carles Gámez: Recuerdo Savoy, donde vi Vidas Borrascosas. Pero los bingos se cargaron los cines de barrio.

-Rafa Marí: Mis locales favoritos eran… bueno, según a qué hora. A las 2 de la madrugada me iba a Sombra o a Dakota, a las 12 a Café Lisboa, me veía con periodistas. En los ochenta vino Pedro Almodóvar con Carmen Maura. Y nos fuimos por la mañana a pegar carteles de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, por La Seu, el Lisboa.

-Carles Gámez: Nos reuníamos en el restaurante Talía. Venía gente como una poetisa que con su madre venían a la ciudad a la Ruta del Bakalao. Como si fuera una visita turística. Me llamaba tanto la atención.

Foto: KIKE TABERNER 

-¿En qué se parece la ciudad de vuestras guías a la de ahora? 
-Rafa Marí: Que es abarcable, que se puede ir a pie. Me gustan las ciudades digeribles desde las que se puede ver todavía parte de la naturaleza. Esa València todavía existe, ha habido cierta tendencia a la monumentalidad que no me atraía. Vamos hacia ciudades que no crecen. No hemos perdido la impronta mediterránea. A mí es que me gustan las ciudades provincianas.

-Carles Gámez: València es una ciudad de dos focos. La Ciudad de las Artes y el Mercado Central. Deben aparecer más focos, en los márgenes de la ciudad.

-Rafa Marí: Con una ciudad donde haya cine, algún kiosko y donde se vea un poco de naturaleza, tengo bastante.

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