Hoy es 6 de octubre
VALÈNCIA. Que las Fallas de 2021 iban a ser especiales se sabía desde antes de que llegaran. Siendo las primeras de la pandemia y en septiembre (sí, septiembre) han dejado un reguero de fotografías para los anales de la fiesta. Pero no solo en torno a las restricciones sanitarias ha ido la conversación. Este año ha resurgido un tema que no es ajeno a las Fallas, el de su relación con distintas sensibilidades culturales y, por ende, la reflexión sobre la libertad de expresión o el humor. Los protagonistas en este caso han sido los ninots de la falla Duque de Gaeta-Pobla de Farnals, diseñada por el artista Vicente Llácer, entre los que se encontraba representada la imagen de una mezquita y de una Media Luna. Las críticas de la comunidad musulmana pusieron el foco vecinal y mediático en el monumento, un choque de posturas que acabaron por salvar de las llamas a los ninots en cuestión. “Lo que para nosotros es fuego purificador, para ellos es destrucción total. Dialogando nos hacen entender lo que supone para ellos. Lo entendemos, y no tenemos problema en retirar esos elementos”, explicaba el presidente de la comisión, Marcos Soriano, a Europa Press.
Aunque sus protagonistas hablan de un acto de "absoluta conciliación”, lo cierto es que el ruido en torno a esta cuestión ha sido ensordecedor. Desde aquellos que quieren aprovechar la coyuntura para agitar los ánimos de la ciudadanía hasta los que han visto en la anécdota un ejemplo más para reflexionar sobre las aristas de la libertad de expresión y el futuro de la fiesta. Y es que el asunto se puede ver desde muchos prismas y, de hecho, desde el mismo partido que gestiona la fiesta josefina, Compromís, también hay distintas sensibilidades al respecto. El propio concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana, trataba de poner paz entre la polémica surgida. “Creo que ese acuerdo es totalmente legítimo y es entre las dos partes. Creo que cada comisión indulta lo que considera oportuno y nosotros ahí no tenemos que decir nada más”, declaraba. También el edil de Protección Ciudadana, Aarón Cano, señalaba que la fiesta debe ser un "lugar de encuentro y no de discusión”. Por su parte, el diputado de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví se ‘mojaba’ en el tema y se mostró contrario al indulto. “Las fallas tienen una virtud muy valenciana, que es la de reírse, incluso de nosotros mismos, yo no lo hubiera retirado”.
Lo cierto es que, aunque ahora esté sobre la mesa la cuestión de la Media Luna indultada, esta no es la primera vez que en el seno de la fiesta se vive una situación similar. Spoiler alert: también el catolicismo bramó contra algún que otro ninot. Para ver algunos ejemplos de esto no hay que viajar mucho en el tiempo, tan solo hace falta retroceder hasta el año 2013, a una València todavía gobernada por el Partido Popular y Rita Barberá. Fue entonces cuando los artistas José Luis Ceballos y Francisco Sanabria (también autores del monumento de este 2021) firmaban la falla infantil municipal, un proyecto que llegaba bajo el lema ‘La València daurada’ y que dibujaba un homenaje al Siglo de Oro Valenciano. Entre los personajes se encontraba un ninot que representaba a la Virgen rodeada de tres ángeles peregrinos, una figura que levantó ampollas, en este caso, en el despacho de la alcaldesa. “¿Cómo vamos a quemar a la virgen?”, se preguntaba Barberá. La solución fue rápida. Antes incluso de que se clausurara la Exposició del Ninot de ese año, y de manera excepcional, la alcaldesa decidió indultar la imagen, que finalmente se salvó de las llamas.
En este mismo año se vivió otra polémica similar, aunque en este caso la tensión escaló de una manera extraodinaria. Para recordarla hay que alejarse de la plaza del Ayuntamiento y pasear hasta la falla Ceramista Ros-José María Mortes Lerma. El proyecto presentado por el artista Sergio Fandos reimaginaba elementos de la cultura hindú en su monumento, entre ellos la imagen de una diosa, un diseño que encendió la mecha de la mayor polémica fallera en este ámbito. “[Van a quemar a] los dioses de la India, en un acto sacrílego sin precedentes, levantando la indignación de 800 millones de hinduistas”. Con estas palabras se ponía negro sobre blanco la posición del Templo Hindú-Sivananda Mandir, que demandaba la retirada de las figuras en lo que consideraban un acto de ofensa mayúsculo.
El conflicto obligó a Junta Central Fallera a intervenir para evitar un conflicto mayor. Sin embargo, lo hizo hasta llegar a un punto sin precedentes. La Policía Nacional tuvo que intervenir en el caso, tras personarse un hombre hindú frente a la falla con una botella de líquido inflamable y un mechero, amenazando con quemarse si no se retiraban las piezas. El hombre fue detenido y la falla acabó por retirar todos los elementos que pudieran relacionarse con su cultura, entre ellos el más representativo, la figura del dios Shiva Nataraja, ninot que fue donado al templo hindú.
Precisamente a estos últimos casos hacía referencia el alcalde de València, Joan Ribó este mismo jueves, preguntado por la polémica en torno al indulto de la mezquita y la Media Luna en las Fallas de este 2021. "Igual que apuesto por la laicidad de las instituciones, apuesto por el máximo respeto a todas las religiones y de toda su simbología”, declaró el de Compromís. "Pienso lo mismo que pensé cuando la anterior alcaldesa pidió que no se quemara una Virgen de los Desamparados o lo mismo que pensé cuando se pidió que no se quemaran unos elementos religiosos de la religión hinduista”.
La reflexión se hace desde el ámbito político y, también, fallero. “La falla es crítica desde su origen. No podemos perder la perspectiva, debe mantener ese espíritu. El límite es la ofensa gratuita y buscada a propósito”, explica a este diario Juanjo Medina, divulgador de la fiesta y autor, entre otros, de libros como Les falles i el bar Torino (Ediciones Carena). Aboga el escritor por tender puentes entre la fiesta y otros colectivos, dar a conocer su origen y objetivo para atajar este tipo de polémicas. “El problema es ese desconocimiento de lo que son las Fallas. Deberíamos promover que se conozca su realidad. No hablamos de ofensas contra religiosos o pensamiento político, es sátira política o, a veces, solo decoración"
Y es que, según explica, la deriva de las Fallas está siendo la de rebajar de manera drástica su crítica, un camino que no tiene solo que ver con cuestiones como estos ninots polémicos, sino que tiene también un origen histórico que pasa por la propia estructura organizativa de la fiesta y de premios y subvenciones. “Han aumentado los ninots homenaje, con crítica, sí, pero muy dulce. No se debe perder la crítica ácida, humorística”, defiende.
Pero las polémicas de este tipo en Fallas no son cosa de ahora, una relación no siempre sencilla y que ha dado choques como los de 2013 y, también, mucho antes. Viajamos a la década de los 80. Lugar: Falla Na Jordana. Fue entonces cuando la comisión encomendó al artista Vicente Agulleiro la confección de su monumento principal, en el que representaba en un tiovivo al ayatollah Jomeini, figura que acabó tapando ante las críticas.
Otro caso de conflicto entre fiesta y religión lo encontramos en el año 2004, cuando la falla Falla Reina-Vicente Guillot presentó en la Exposició del Ninot una figura que representaba a un Jesucristo en un confesionario, una imagen que recibió las críticas de grupos católicos y que provocaron que finalmente fuera retirada. Un caso similar vivimos muy recientemente, en el año 2018. En la Exposició del Ninot de ese año la comisión Paseo de la Alameda presentó un ninot que ironizaba sobre el entonces concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, caracterizado como San Vicente Ferrer. A los vicentinos no les hizo ni pizca de gracia la obra del artista Rafael Ibáñez, que calificaron de “grave ofensa”, y exigieron su retirada. Finalmente no se retiró, aunque sí se modificaron varios aspectos del ninot que finalmente ardió para contentar a los críticos.