Hoy es 23 de diciembre
VALÈNCIA. No son concluyentes. Sin embargo, son uno de los principales argumentos de la Concejalía de Medio Ambiente, dirigida por Pilar Soriano, para fijar restricciones a las terrazas en la declaración de El Carmen como Zona Acústicamente Saturada (ZAS). Se trata de los resultados de ruido registrados en los seis medidores que hay repartidos a lo largo y ancho de la zona y que, con alguna excepción, no revelan cambios drásticos en los niveles acústicos entre los momentos en los que las terrazas están en funcionamiento y cuando estas cierran.
Las restricciones que se pondrán en marcha pasan fundamentalmente por adelantar media hora el cierre de las terrazas por la noche con el propósito de reducir las molestias acústicas a los vecinos. Así pues, estas podrán estar abiertas hasta las 00:30 en invierno y hasta la 1:00 en época estival. Medida que encontró el rechazo frontal del sector hostelero al considerarla una "amenaza" que, se lamentan, puede afectar a centenares de puestos de trabajo. Tampoco se darán más licencias de este tipo.
Los datos de la delegación de Soriano recogen los momentos en los que se superaron los 65dB en horario nocturno durante 2018. Ciertamente, esto sucedió en numerosísimas ocasiones, lo que acredita una problemática de ruido en la zona, si bien los resultados no evidencian que esto sea achacable fundamentalmente al funcionamiento de las terrazas, dado que son muchos los casos en los que el ruido es similar estando estas abiertas y cerradas.
Por ejemplo, hay fines de semana en los que los niveles registrados a medianoche son exactamente los mismos que dos horas después, cuando las terrazas ya no están en funcionamiento. Esto no implica que los niveles sean bajos, sino que la diferencia entre ambos momentos en mínima. En algunos casos, la reducción es de tan sólo 1dB. Y en otros, aunque pocos, el ruido incrementa sensiblemente.
En algunos días, los datos revelan que es a altas horas de la madrugada -a las 3, a las 4, a las 6- cuando las mediciones se disparan sin registrarse anomalías en horario de hostelería. Y también hay ocasiones en las que, efectivamente, es en horario de terrazas cuando se constatan los niveles más elevados. Sin embargo, la contundencia de las afirmaciones recogidas en la declaración del Carmen como zona ZAS no vendrían acompañadas con la misma contundencia en los datos.
La declaración aprobada por el consistorio expone que "los niveles sonoros más elevados, la extensión horaria de las superaciones de 65dBA así como el número de las mismas, coinciden con el horario de actividad de las terrazas", por lo que la disminución del horario "va a colaborar a una disminución de la contaminación acústica". Ahora bien, la problemática del ruido existente en el casco histórico parece ser un problema estructural -llega a darse incluso a las 7 de la mañana- más que circunscrito a unas horas concretas.
En este sentido cabe resaltar que el listado de mediciones no recoge las que se realizaron por el día, lo que impide contrastar los datos nocturnos con los que se viven por la tarde o por la mañana para poder concluir así si las terrazas tienen una afectación sobre el ruido habitual o no. Con todo, según explicó la propia Soriano, las medidas cautelares que se habían impuesto hasta el momento sí que habían conseguido rebajar progresivamente los niveles acústicos.