BRUSELAS. Plagas y 0 aranceles son las características de la fruta que la Unión Europea importa de Egipto y Turquía, mientras las exportación de los productos agrícolas valencianos en esos mismos países alcanza hasta el 86% en tasas de aduanas. Ésta es la política de comercio pactada y que favorece claramente a los grandes intermediarios alemanes y holandeses que compran barato una mercancía para su distribución, como ocurre con la naranja sudafricana, cuyo Tratado está en revisión. Ésta ha sido la denuncia que ha vuelto a trasladar a Bruselas el secretario general de la Unió Llauradora, Carles Peris, exigiendo el cierre de importaciones de cítricos en Europa si aumentan las alertas sanitarias.
Se trata de un extenso informe de 34 paginas en el que La Unió Llauradora recopila en un balance comercial las toneladas de fruta y verdura que se importan desde Egipto y Turquía, cuantificadas en miles de euros y sus correspondientes aranceles. El documento, bajo el título “Alertas sanitarias detectadas en las importaciones de frutas y hortalizas desde Turquía y Egipto”, se ha entregado a la Comisión Europea, a través de la Dirección General de Sanidad (DG Santé), sin que ningún técnico les haya recibido. Junto a Carles Peris, viajó a Bruselas el secretario técnico de La Unió, Joanma Mesada.
El documento recoge que, en los años 2020, 2021 y 2022, Turquía ha tenido un total de 1.072 alertas y Egipto 117, sumando un total de 1.189 alertas entre ambos países. A pesar de las medidas adoptadas por la Comisión Europea en 2021 y 2022, ambos países aún tienen un alto índice de alertas sanitarias. Y reclama que “es necesario que las autoridades comunitarias adopten medidas más coercitivas para erradicar la peligrosidad de las importaciones de ambos países”.
En las alertas sanitarias detectadas en frutas y hortalizas procedentes de Turquía y Egipto, donde se pone de manifiesto la presencia de materias activas de pesticidas cuyo uso no está autorizado en la Unión Europea o con Límites Máximos de Residuos superiores a los permitidos. Estas cifras se basan en la información pública facilitada por el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF). Este sistema incluye una red en la cual participan la Comisión, que es responsable de la gestión del sistema, la Autoridad Europea de Seguridad Alimenticia (EFSA) y los Estados miembros, todos conocedores de estas altas cifras de alertas sanitarias.
Por ello, la Unió pide, como conclusiones que la Comisión incremente al 30% el control de identidad y físicos de las naranjas que entren en la Unión Europea. Además, debe establecer un período de 12 meses para estas medidas. Si durante cualquiera de los meses de este período, se observa un incremento del 5% de las alertas en algún producto, debería cerrar las importaciones de estos productos agrícolas con restos de pesticidas no autorizados.
El informe se ha presentado también ante una representación de eurodiputados españoles y franceses, entre ellos, la representante de la Comisión parlamentaria de Comercio Internacional, Inmaculada Rodríguez-Piñero. La eurodiputada socialista, quien ha denunciado este tema ante la Comisión en repetidas ocasiones, viajará previsiblemente a Sudáfrica la próxima semana junto a una delegación de la Comisión Europea en el proceso de revisión del Tratado con Sudáfrica vigente desde 2016 y que tanto ha perjudicado los cítricos valencianos. También en el comercio con Sudáfrica, entran en juego las grandes distribuidoras holandesas, belgas y alemanas, algunas con intereses en empresas productoras.
“Nosotros pagamos para exportar y ellos entran en la Unión Europea con arancel cero, como por ejemplo, los pimientos. O pagamos un 20% en mandarinas y ellos un 2%. Por las naranjas, ellos pagan un 10% en aduanas y nosotros, un 54%”. Las tablas comparativas de este extenso informe son tan claras que los eurodiputados franceses, en representación del grupo Los Verdes, expresaron su preocupación cuando se llegó al apartado de pesticidas y la falta de control de plagas en los puertos de origen y de destino.
Otro ejemplo son las sandías turcas, que pagan un arancel del 8,80% para entrar en Europea, mientras que las europeas se exportan pagando el 86,40%, según el informe hecho público. Estas condiciones tan favorables devienen del acuerdo comercial con Turquía, el Tratado de Ankara. En la tabla comparativa de frutas y hortalizas, los aranceles que se establecen en diferentes productos en las relaciones comerciales bilaterales Unión Europea-Turquía, se observa una evidente asimetría que beneficia claramente a Turquía.
Peris explica que no sólo “no hay una relación comercial equitativa, sino que las ventajas se extienden a la ausencia de controles de los pesticidas que estos países utilizan pese a que están prohibidos y nos los envían al bloque europeo”. Sólo se llega a controlar entre un 10% y un 20% de las importaciones que entran, a sabiendas de que en estos países no usan los estándares europeos en pesticidas, con el consiguiente peligro para la salud del consumidor europeo.
Fruto de la presión de algunas organizaciones profesionales, se publicase el Reglamento de Ejecución (UE) 2021/1900 de la Comisión de 27 de octubre por el que se incrementó la presión inspectora, entre otros, a limones, naranjas y mandarinas hasta el 20%. Hasta esa fecha era del 10% para naranjas y limones y 5% para mandarinas, además de otros productos como granadas, higos secos, o pimientos.
Pero, a pesar de este aumento de las inspecciones, las alertas han continuado formando parte habitual, casi diaria, de las detecciones de productos con materias activas no autorizadas o que superan el LMR autorizado. Las mayores alertas sanitarias se observan en Pimientos (334), Higos secos (203), Limones (128), Mandarinas (121), Pomelos (110), Naranjas (46) y Granadas (35), todas ellas acumuladas en los tres años.
El Acuerdo con Egipto amplía las concesiones a las frutas y hortalizas procedentes de Egipto porque se elimina la práctica totalidad de los derechos ‘ad valorem’, pero no incluye concesiones en el precio de entrada para ninguna fruta y hortalizas, con la excepción de la naranja, para la que se reduce este precio a 264 euros por tonelada dentro de un contingente de 36.300 toneladas.
Este convenio comercial establece que se eliminarán los derechos de aduana aplicables a la importación comunitaria de todas las frutas y hortalizas, excepto para las que se consideran sensibles: tomates, ajos, pepinos, calabacines, alcachofas, uvas de mesa y fresas. Para estas frutas y hortalizas, a pesar de ser consideradas sensibles y de mantener cierto grado de protección también se han acordado concesiones, mediante la ampliación de los calendarios/y o contingentes establecidos en el acuerdo en vigor.
En tonelaje, también es favorable a Egipto, con unas importaciones totales durante los años de referencia (2022 hasta noviembre) de 1.356.672 toneladas mientras que las exportaciones del bloque europeo a Egipto han sido de 824.077 toneladas. Por tanto, el saldo es favorable al país árabe en 532.595 toneladas.
En cítricos, las importaciones de Egipto fueron de 284.967 toneladas en 2020, de 341.265 toneladas en 2021 y de 243.839 toneladas en 2022. Ello supone en este último año una reducción del 28,50% respecto al año 2021 y una reducción del 8,70% respecto a la media de los últimos cinco años. Estas cifras suponen que las importaciones de cítricos egipcios suponen entre el 13 y el 17% del total de importaciones de cítricos a la Unión Europea.
El agravio comparativo que desvela el estudio realizado por La Unió alcanza no sólo a la salud del consumidor, sino a la capacidad económica del productor. Los agricultores valencianos y europeos han visto cómo lq responsan lidiad del cultivo sostenible que rige la agenda 2030 recae sobre sus bolsillos, ya que al aumento de precio de los pesticidas ecológicos, se suma la producción que se debe destruir al este dañada por plagas resistentes a estos productos.
“Estamos tirando más fruta y hortalizas a la basura porque no resultan comerciales. No es normal que tengamos un estándar muy alto y los demás países, una alfombra roja. Porque hay plagas que no se pueden controlar con los pesticidas permitidos en Europa”, explica Carles Peris. El representante de La Unió añade que “la lucha biológica sólo nos facilita reducir la población pero no actuar contra la plaga”. Prueba de ello es que se detecta una alerta sanitaria en Turquía de cada 2.300 toneladas, mientras que sede importan entre 340.000 y 258.000 toneladas de esos países cada campaña
Otro ejemplo es que la Unión Europea ha prohibido el elemento activo contra el “cotonet” de Sudáfrica, pero el mismo se encuentra en el elevado número de alertas sanitarias de ambos países. Gran parte de ellas, además, contienen materias activas prohibidas desde 2020 en el ámbito europeo como el Clorpirifos y el Metilclorpirifos, claves hasta esa fecha para el control de la expansión de la plaga importada del Cotonet de Sudáfrica en cítricos. “Su prohibición, con alternativas menos eficaces por el momento, ha provocado un incremento de la plaga, aumento de los costes y la disminución de la renta de los agricultores valencianos”, recuerda La Unió.
Desde Bruselas, explica Peris, “nos dicen que cada país es autónomo y legisla como quiere. Pero sí que podemos obligarles a adquirir un compromiso en reducción de materias activas, para cultivar de forma más sostenible y ofrecer garantías de sanidad al consumidor”. Lo que en realidad exigen los agricultores valencianos es reciprocidad en el control de pesticidas y en la aplicación de aranceles en las políticas de comercio exterior. “Por qué aplicamos un compromiso de reducción de pesticidas según la agenda 2030 si no obligamos al resto del mundo, al menos en las importaciones al territorio europeo?”, comenta el secretario general.