VALÈNCIA. Radioterapia. Muchos enfermos de cáncer oyen esa palabra y piensan en cansancio, irritación de las mucosas y/o la piel cerca del tumor e incluso le añaden alguno de los síntomas de la quimioterapia como la caída del pelo o la bajada de defensas. El miedo a estas técnicas consideradas agresivas hace que muchos se resistan a este tratamiento. Sin embargo, la radiación es detrás de la cirugía, el tratamiento que más influye en la curación del cáncer.
El tratamiento radioterápico consiste en administrar energía en forma de radiación ionizante, capaz de matar las células malignas de los tumores, evitando la irradiación del tejido sano. “Las nuevas técnicas nos permiten disminuir el volumen de tejido sano irradiado y con eso conseguimos disminuir los efectos secundarios de manera significativa”, apunta el doctor Leoncio Arribas, jefe del servicio de Oncología Radioterápica de la Fundación IVO. Además, la aparición de tratamientos de soporte nuevos ayudan a que el paciente tolere mejor el tratamiento con radiaciones.
El paradigma, tal y como señala el doctor Arribas, es el cáncer de mama, con el que se aplicaban tratamientos muy agresivos y cada vez lo son menos. En un principio se hacía una mastectomía y se quitaban todos los ganglios axilares. De eso se paso a una cuadrantectomía, que era quitar el cuarto de mama donde estaba el tumor. De ahí se paso a una tumorectomía, que es quitar el tumor con un margen de 5 – 10 milímetros y después administrar radioterapia a toda la mama. “Ahora quitamos el tumor con un margen de 5-10 milímetros y en la misma cirugía ponemos unas tubos plásticos o agujas para irradiar solo la zona del tumor. Así se consigue controlar este tipo de cáncer con un porcentaje que se sitúa entre el 80-85%”.
El 60% de los pacientes con cáncer reciben radioterapia en algún momento de su evolución. “Potencialmente se puede utilizar la radioterapia en todos los tumores. Antes se pensaba que había algunos que eran radioresistentes, pero hemos visto que con las técnicas actuales se pueden tratar. La única excepción son los tumores hematológicos, como la leucemia, donde no se utiliza la radioterapia, cuyo tratamiento es la quimioterapia”, explica el doctor Arribas. Dependiendo de cada caso, puede aplicarse antes de operar, después de operar o bien sola o junto con tratamiento sistémico (quimioterapia, hormonoterapia y últimamente la inmunoterapia) en caso de no necesitar la cirugía. “La radioterapia paliativa se utiliza siempre que veamos que pueda ser eficaz en tratar o prevenir un síntoma de un paciente oncológico, como el dolor, un sangrado, etc”.
La personalización es la clave
Dependiendo de cada caso y en cada tumor se utilizará un tipo de radioterapia u otra. Para ello, al igual que con todo el tratamiento, el comité de tumores de la Fundación IVO, siguiendo una larga tradición que ha funcionado muy bien y que ahora ya se aplica en la mayoría de centros, analiza a cada paciente como un todo, estudia las alternativas y entre todos los especialistas implicados en cada caso deciden cuál es el mejor camino a seguir. Pero es el paciente el que tiene la última palabra, “la personalización es fundamental y el tratamiento se adapta a lo que decida el paciente, siempre con la vista puesta en mejorar los resultados y reducir los efectos secundarios”.
Una personalización que también se extiende a cómo tratar cada tumor. Según señala el doctor Arribas, hoy en día podemos conocer la secuencia del genoma tumoral y sus mutaciones. “Así podemos tener para muchas mutaciones un tratamiento específico. Con lo que ese tratamiento tiene menos toxicidad que la quimioterapia y los tratamientos actuales actuando selectivamente contra esos tumores. Eso es la personalización del tratamiento oncológico”. Estamos empezando a conocer estas mutaciones y no en todos los tumores, es una línea de tratamiento muy prometedora, su principal problema es su alto precio. “Afortunadamente en España se está utilizando en pacientes, principalmente con tumores de pulmón, tumores de la esfera ORL y riñón”.
¿Qué tipos de radioterapia hay en la actualidad? La más utilizada es la radioterapia externa, “el 80% de nuestros pacientes reciben este tipo de radioterapia en algún momento de su tratamiento”. El paciente permanece tumbado y una máquina emite una radiación que incide sobre el paciente. “Gracias a la introducción de la informática y de nuevas técnicas de imagen (cortes de TAC, resonancias, PET/TC…), en los últimos veinte años, podemos precisar mucho donde depositamos el máximo aporte de esa energía. Eso implica que los efectos secundarios de la radioterapia han disminuido mucho y podemos actuar más selectivamente y ser más competitivos respecto a la cirugía, porque estamos consiguiendo resultados similares sin necesidad de intervenir, en algunas patologías”, comenta el doctor Arribas.
El segundo tipo de radioterapia es la braquiterapia. Con esta técnica se introduce un material radioactivo en la zona donde se quiere tratar al paciente. Casi el 20% de los pacientes recibe este tipo de radioterapia, bien de forma individual o bien combinada con la externa. “Sobre todo estamos utilizándola en tumores de próstata con unos resultados en estadios iniciales del 97% de control de los pacientes. Es una técnica muy competitiva respecto a la cirugía”.
Y por último está la radioterapia metabólica. Con ella se le da el compuesto metabólico al paciente por vía oral o endovenosa y ese compuesto va selectivamente al tiroides (cáncer del tiroides) o se almacena en los huesos (en las metástasis óseas de cáncer de próstata).
Cada una de ellas apoyada con los nuevos avances tecnológicos del diagnóstico de la imagen y la informática, “lo que nos permite realizar una radioterapia de alta precisión y personificada. Así mismo esa calidad nos permite aumentar el número de técnicas que podemos ofrecer a nuestros pacientes. Todo ello dentro de una cultura de seguridad. Los tratamientos ahora son más seguros y con menos complicaciones”, asegura el jefe del servicio de Oncología Radioterápica de la Fundación IVO.