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dos de las mejor conservadas se elevan en Cullera y en piles

Las torres vigía del litoral valenciano: de avistar piratas a atraer turistas

13/10/2022 - 

VALÈNCIA. La costa valenciana se halla salpimentada de torres vigía. Hasta 62 ha censado en su completo estudio el doctor por la Universidad Politécnica y profesor de Ingeniería de la Edificación Pablo Rodríguez Navarro. Algunas, como la cullerense del Marenyet o la de Piles, de estructura similar, se encuentran perfectamente preservadas; otras, perecieron o de ellas apenas quedan vestigios, como la del cabo de Cullera.

El esfuerzo de historiadores como Julio Badenes ha permitido recuperar parte de este legado. En su caso, el de la torre de El Puig, municipio del que es cronista oficial. A escasos kilómetros de esa edificación se sitúa la del Port Vell de Sagunto, por la que se pasa caminando en paralelo al marjal del Moro, entre la playa de Puçol y la citada saguntina.

La delegación valenciana de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, que preside Miguel Jover, trata de divulgar este legado con visitas que agrupan varios de estos reductos defensivos que tenían la misión de divisar el litoral y alertar de ataques.

Imagen de la torre del Marenyet. Foto: Rodríguez Navarro

El origen de este patrimonio proviene del siglo XVI, cuando las poblaciones valencianas sufrían asaltos constantes de piratas (o corsarios promovidos por el imperio otomano, según la perspectiva) como el temido Dragut, que entró por la desembocadura del Xúquer y asoló todo aquello con lo que se cruzó a su paso por Cullera. “Buscaban rehenes, esclavos, agua, quemaban las tierras a su paso”, explica Rodríguez Navarro, estudioso de las torres del litoral y organizador del congreso internacional de fortificaciones mediterráneas

“Las galeras reales no eran efectivas frente a incursiones rápidas. Esto obligaba a alejar las ciudades de la costa, de lo que tenemos ejemplos como los de Burriana o La Pobla de Farnals; o a fortificarlas, como Cullera o Dénia”, señala el experto en torres vigía, que recalca que las Cortes de Monzón celebradas entre 1528 y 1547 germinaron la  creación del entramado defensivo, de esa línea pétrea de  62 torres entre Benicarló y Horadada; y, ya centrados en la provincia de Valencia, entre Canet y Piles.

El profesor Rodríguez Navarro en una reciente conferencia sobre torres vigías. Foto: VP

En muchos casos las ubicaban en marjales o a en la desembocadura de ríos, terrenos especialmente proclives a atraer a piratas porque podían recargar allí sus reservas navales de agua dulce. En las inmediaciones de esas torres construían las casas de carabineros, los encargados de proteger la costa.

Para comprender la magnitud de aquella barrera defensiva, Rodríguez recomienda una visión de conjunto. Contemplar uno de estos torreones resulta una experiencia limitada si se compara con la visita a un castillo defensivo. No obstante, el valor de las torres vigía radicaba en la red que conformaron para alertar de ataques. De hecho, estaban diseñadas para que un jinete estuviera constantemente en disposición de enlazar con su galope las dos más próximas en una jornada y advertir de cualquier peligro.

Imagen de antigua torre vigía ante la costa de Cullera. Foto: Rodríguez Navarro

La torre del Marenyet, situada en el término de Cullera a escasos metros del río Xúquer supone uno de sus más elocuentes ejemplos. “Es una de las mejor conservadas del litoral valenciano e incluye, en su interior, una teatralización del ataque del pirata Dragut”, apunta Rodríguez Navarro, que la hermana, por su estilo y por carecer de falsos añadidos, con la de Piles. Esta última, no obstante, contiene una planta menos. Ambas comparten su escalera de caracol, como la mayor parte de estas fortificaciones de alerta.

En la actualidad su principal valor se centra en la historia que reflejan y en su potencial turístico. En este último sentido el profesor de Ingeniería de la Edificación no duda en afirmar que constituyen “un filón, sobre todo con el auge del turismo rural”. Podrían, en esa línea, asimilarse a los faros. La costa valenciana contiene una buena dosis de ese filón. Las aludidas torres de Piles y El Marenyet destacan como su más fructífera veta.

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