La ilustradora valenciana Laura Pérez publica Espanto (Astiberri, 2022), su tercer trabajo en solitario. Lo hace en un momento especialmente prolífico de su carrera, en medio de prometedoras nominaciones y con los pies, eso sí, bien clavados en el suelo
VALÈNCIA. «Es otro año más». Así de contundente se muestra la ilustradora valenciana Laura Pérez al ser preguntada por las nominaciones y éxitos que cosecha a su paso. Nominada a un Premio Emmy en la categoría de Mejor Diseño de los Títulos de Crédito por su trabajo en la serie Solo asesinatos en el edificio de la plataforma Disney+ (aunque finalmente el galardón haya recalado este fin de semana en la producción Severance de Apple TV), también puede llevarse antes de acabe el año un prestigioso premio Harvey de cómic; en esta ocasión, por su obra junto a Pablo Monforte Náufragos. Por si fuera poco, hace escasas semanas publicó Espanto (Astiberri, 2022), su tercer trabajo en solitario. Será un año más, pero qué año.
«Es cierto que han coincidido diferentes nominaciones y publicaciones», admite Pérez desde Los Ángeles, donde se ha desplazado para asistir a la ceremonia de los célebres reconocimientos estadounidenses, «pero también el año pasado fue muy emocionante con el premio de cómic con El Ojo Crítico y Splash». No tiene dudas de que son «años de disfrute» pero, pese a ello, la ilustradora se muestra comedida y prudente: con los pies en el suelo. Quizá porque (después de todo) son sus trabajos en papel los que levantan el vuelo y se recrean en un universo onírico, irreal y a ratos perturbador que atrapa y cautiva a partes iguales.
Tras Ocultos (Astiberri, 2019) y Tótem (Astiberri, 2021), Pérez explora en su última publicación, Espanto, un imaginario donde el miedo, la fantasía, las situaciones inquietantes y lo absurdo predominan; dibujos en los que lo extraño y maravilloso se dan la mano a través del blanco y el negro. La curiosidad y la pasión por el misterio (como ya plasmara en su laureado Ocultos) vuelven a ser hilos conductores de un libro que, como viene siendo habitual en la valenciana, no deja indiferente a nadie. Así luce Espanto.
-¿Desde dónde parte Espanto?
-De la tranquilidad y la calma, de desconectar mientras hacia otros proyectos de libros y comerciales, de la necesidad de dibujar por dibujar y de plasmar emociones irracionales.
-¿Por qué un título con una carga tan negativa? ¿Qué te atraía del término «espanto»?
-Me encanta la palabra «espanto» y la veo incluso cómica.
-¿Cómo ha sido el proceso creativo tras Espanto?
-Tras Espanto van apareciendo otros dibujos en esa línea. Ha sido un proceso muy agradable y poco sufrido, cosa que no ocurre cuando se realiza una novela gráfica donde te montas en la montaña rusa de la creación del guion y de su proceso.
-El blanco y el negro lo dominan todo, ¿por qué te sientes tan cómoda en este espectro?
-Creo que el blanco y negro plasma de alguna manera muy directa y clara las emociones. Incluyendo algunos grises, es un medio muy expresivo y puro en relación con el uso de lo mínimo. Tratar de contar o transmitir más con menos. Disfrutar del medio enfocándose solo en los claroscuros y en las intensidades.
-«Las cosas se muestran a quien sabe mirarlas», se recoge en el libro, donde, por cierto, aparecen muchos rostros velados y ojos tapados. ¿Es un alegato para pararse y contemplar, especialmente en el momento en que nos encontramos?
-Creo que falta tiempo para respirar y disfrutar de no hacer nada. Tiempo para la contemplación en sí misma, sin ningún objetivo y sin la necesidad de ser productivos todo el tiempo. Nos suele faltar tiempo para tener tiempo. Estos dibujos te piden que pares un poquito.
-Si hay un adjetivo que describe al libro (y es extrapolable a tu obra) es onírico. ¿Hay una intención en que cada lector interprete su propio mensaje en base a estas ensoñaciones dibujadas?
-Cada lector tiene una arquitectura emocional y sensitiva interna distinta, cada uno trabajamos con unos códigos internos e interpretación del mundo según nuestros intereses, cultura, educación, etc. Así que la libre interpretación de lo onírico es algo natural.
-También hay una búsqueda de identidad por parte de los personajes: «¿Y si todo esto no es más que un escenario? ¿Qué papel tengo en la obra?». ¿Es una pregunta habitual para ti?
-La identidad es algo que nos viene en parte impuesta según dónde hemos nacido, cómo hemos crecido, tipo de familia, género, y otros factores que poco a poco vamos reajustando para encontrarnos de una manera más clara y adaptada a quienes somos realmente a pesar de estos elementos condicionantes.
-Tu curiosidad por lo misterioso o lo extraño también se desliza en otras de tus obras anteriores, como Ocultos. ¿Dónde crees que está la evolución o el cambio que has experimentado desde entonces?
-Puede que me haya sentido poco a poco más cómoda y libre a la hora de plasmar en dibujos aquello que llega como inspiración y poder aportar un poco en el imaginario.