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En el interior de las cosas / OPINIÓN

La voz de las mujeres afganas

20/01/2025 - 

La periodista Khadija Amin llegó a las nueve de la mañana a su trabajo en Kabul, como presentadora y reportera de la Televisión Nacional de Afganistan. Se dirigió al plató y como cada día se dispuso a presentar un nuevo informativo. Participó en todas las desconexiones y espacios de noticias y cuando se dirigió al estudio para la emisión de las 12 del mediodía se encontró con un talibán armado sentado en su sitio, en la mesa de informativos. Era el día siguiente, en agosto de 2021, cuando los talibanes se hacen con el poder en Afganistán. El día 21, Khadija pudo abandonar el país y ser evacuada en uno de los vuelos del Ministerio de Defensa español. Allí dejó su vida, su familia y sus tres hijos.

Khadija Amin participó el sábado en un acto organizado por el Liceu de Dones de Castelló, en el marco de la VI edición de Castelló Violeta. Bajo el título Somos la voz de las mujeres afganas, la periodista afgana fue relatando su experiencia, su propio espanto, y denunciando el horror que sufren las mujeres afganas en la actualidad. El acto contó, asimismo, con la participación de la presidenta de Liceu de Dones, Eva Gimeno, y Halah Natsheh Qadi, integrante del colectivo feminista castellonense que introdujo el testimonio de la periodista afgana, destacando que su trabajo en Kabul era el activismo informativo en defensa de los Derechos Humanos, denunciando desigualdades, violencia de género, pedofilia… realizaba reportajes de gran impacto en la sociedad afgana.

Khadija Amin, durante el acto organizado por el Liceu de Dones en Castelló. Foto: AMPARO PANADERO.

Khadija Amin, licenciada en Periodismo por la Universidad Fanoos de Kabul, ha trabajado en varios medios de comunicación afganos, y tras la salida de su país natal, hoy colabora con el diario 20Minutos, artículo14, medfeminiswiya y la Fundación Telefónica, realizando documentales para la productora TBS. Es presidenta de la asociación Esperanza de Libertad, Hope of Freedom, dedicada al apoyo de mujeres afganas en su camino hacia el empoderamiento y la independencia económica. La asociación se dedica a vender artesanía afgana que elaboran las propias mujeres para poder sobrevivir.

Khadija Amin nació y creció bajo el régimen talibán de los años noventa. En su testimonio fue desgranando cómo era el anterior pasado de las mujeres afganas, con acceso libre a la enseñanza, universitarias, con indumentaria occidental, y con derecho al voto antes que lo tuvieran las mujeres en Estados Unidos, eran libres en la medida de las posibilidades de los tiempos. Tras la marcha en 2021 de las tropas de EEUU -país intervencionista en Afganistán y colaboracionista con los talibanes-, las mujeres han regresado al infierno. La periodista afgana tiene tres hijos cuya custodia no le pertenece, además inició los trámites de divorcio. No tiene ningún derecho sobre sus hijos y no puede demostrar, aquí, que son sus hijos, puesto que allí los hijos son registrados únicamente con el nombre del padre. Es un sufrimiento imposible de superar.

Marcel Van Der.

La periodista afgana se dedica a poner voz a las mujeres que viven encerradas y esclavizadas en sus casas y ciudades. A partir de los doce años las niñas ya no pueden seguir estudiando, la indumentaria debe ser oscura y cubrir completamente el cuerpo de la mujer, el tránsito de las mujeres no puede ser en solitario, deben ir siempre acompañadas por un hombre. Sufren torturas y violaciones, y ante la precariedad económica del país, las niñas son vendidas para el matrimonio. El ministerio afgano para la Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, además, acaba de ordenar que se cubran las ventanas de las viviendas donde habitan mujeres así como decretó que no se escuche su voz, el sonido de las mujeres.

Frente a este ignominioso régimen del terror para las mujeres, hay voces como la de Khadija Amin que están denunciando constantemente la situación, realizando documentales, escribiendo informaciones, y generando redes con las mujeres que viven encerradas y sometidas en Afganistan. En  marzo arranca una escuela online para que las niñas puedan seguir estudiando, una iniciativa en la que participa Khadija y que pretende sembrar esperanza, como la experiencia de vender artesanía afgana para recaudar dinero que llegue directamente a las mujeres que precisan medios para subsistir. La periodista afgana resalta en todas sus charlas y trabajos informativos que nuestra solidaridad contribuye al avance de las mujeres afganas.

La denominada comunidad internacional ha olvidado a las mujeres afganas. Khadija Amin indicó el pasado sábado en Castelló, que tan solo España y otros pocos países están implicados en la lucha contra esta grave situación. En 2022, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación ya lanzó la iniciativa HearUs para ayudar a las mujeres afganas en el exilio a denunciar de forma segura las violaciones de derechos humanos cometidas en Afganistán e influir en la agenda humanitaria, de seguridad y de desarrollo del país. España considera que la rendición de cuentas de los talibanes ante la justicia internacional es indispensable para poner fin a las violaciones de derechos humanos continuas y generalizadas en Afganistán. Por ello, nuestro país se ha unido a otros países como Albania, Chile, Finlandia, Luxemburgo y Marruecos, y apoya la iniciativa de rendición de cuentas adoptada por Australia, Canadá, Alemania y el Reino de los Países Bajos, que han tomado medidas formales para pedir a Afganistán que cese sus violaciones de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), de la que Afganistán es Estado Parte, en virtud de su artículo 29, y que podría dar lugar a que el Tribunal Internacional de Justicia actúe contra dicho país, según indican informaciones del Gobierno estatal.

Mientras desde la Moncloa emiten importantes declaraciones, las mujeres en Afganistan buscan fórmulas de escape como celebrar manifestaciones online, reuniones clandestinas, uso masivo de las redes sociales, grabación y difusión de vídeos,  cualquier actividad es un método de autoayuda y solidaridad entre ellas. Pero la situación sigue siendo insufrible para las mujeres que se están jugando la vida con estas iniciativas tan necesarias. Es un apartheid de género. La ONU y el resto del mundo tienen que tomar decisiones y actuar. 

Buena semana. Buena suerte.

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