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UNA VERDAD INCÓMODA  / OPINIÓN

Libertad de destrucción

26/02/2021 - 

Podemos, Compromís y, por omisión culpable y cobarde, el PSOE -o PSPV, según les convenga- se han alineado de forma ruin con los que, con la caída del sol, dan vía libre a sus ansias de destrozar lo que pagan sus padres vía impuestos o a su máxima aspiración de hacerse con algún bolso de Louis Vuitton -porque ser un “anarcopodemita” no está reñido con ir a la moda-. Es de justicia afirmar que del apoyo institucional botánico nace la legitimidad que bajo el paraguas de la vil superioridad moral de la progresía de salón y Twitter ampara a la kale borroka valenciana que durante varias noches ha intentado hacer arder la ciudad de Valencia y puesto en jaque a unos policías nacionales atados de pies y manos por la aquiescencia de la Delegada del Gobierno en la Comunidad con los socios de su jefe. Porque Pedro Sánchez, que ha tardado tres días en dar la cara tras el inicio de los disturbios, se hace el demócrata, pero no mucho. El PSOE está preocupantemente cómodo con, de vez en cuando, soltar la correa de Pablo Iglesias y sus huestes, especialistas en tirar adoquines y llorar ante la mínima respuesta policial. Las consecuencias de que Sánchez no vea más allá de su espejo la pagan, como siempre, los trabajadores, lleven uniforme y placa o tengan un pequeño negocio -lo cual les hace ser objetivo de vándalos que, seguramente, no han madrugado en toda su vida-.

Que Podemos es un peligro para la democracia ya no es un secreto. Desde su nacimiento, amparándose en un 15M al que dirigieron desde el minuto uno, se han empeñado en denostar todo lo que los españoles hemos construido durante más de cuarenta años. Porque de esos profesores de universidad, niños de papá y colaboradores a sueldo del Chavismo no podía salir nada bueno. Y vaya que así ha sido. Su ya interminable catálogo de contradicciones -subida de cuotas de autónomos, subida de la factura de la luz, récord de colas del hambre y un infinito etcétera- y su más que evidente -y celebrada por muchos, entre ellos yo- decadencia no frenan las aspiraciones leninistas del tuitero Iglesias. Porque su único límite es completar el 100% del catálogo de Netflix y, quizá, sus crecientes causas judiciales. Y cuando él no puede -porque quizá le coincida la “revolusión” con el último capítulo de alguno de sus culebrones favoritos- envía a alguno de sus acólitos. Bueno, a Echenique (porque ya ha echado al resto). El mismo Echenique que sale huyendo cada vez que alguien de Vox sube a la tribuna del Congreso de los Diputados. Porque a “los de abajo” que venían “a por los de arriba” no les gusta que les retraten en público. No se sostiene que alguien que desde sus redes sociales llame a la movilización y a los disturbios sea incapaz de enfrentarse a la verdad. Ya lo dijo en su intervención nuestro Portavoz Iván Espinosa de los Monteros: ¡Qué vergüenza, señor Echenique! Pero nada. La dignidad de la izquierda que venía a acabar con los poderosos salió por la puerta junto al dicharachero podemita

Caso similar, aunque mucho más ridículo, es el de Compromís. Que un Joan Ribó que, como Alcalde de Valenciamdebería primar el bienestar de los comerciantes y hosteleros que, a pesar de que su partido no les deja trabajar, siguen siendo sangrados a impuestos para pagarle su propio sueldo, se posiciona junto a los orgullosos guerrilleros urbanos que portando camisetas del “Che” Guevara -hablaremos otro día sobre él-, estampan señales de tráfico contra los escaparates de los primeros. Y el diputado autonómico Carles Esteve se unió a la fiesta. No se engañen, él salió ese día de su casa dispuesto a incumplir el toque de queda que nos afecta al resto de mortales con el único fin de conseguir un vídeo donde un agente de los antidisturbios de la Policía Nacional le invita a abandonar la zona. Y vaya que lo consiguió. Quizá sea el logro de su vida y desde entonces pase las horas visionando en bucle tan gloriosa hazaña. Porque de la brutal agresión policial que él denuncia con ahínco, nada de nada. Tienen la piel muy fina y, dicho sea de paso, la cara muy dura. 

A muchos les hace falta pasar por la facultad de Derecho para que le expliquen aquello del monopolio del uso de la fuerza por el Estado en determinadas situaciones. Y vaya por delante que el hecho de que la Policía reciba un continuo lanzamiento de adoquines y botellas, les hace más que acreedores de dar cumplimiento a dicha potestad. Porque para eso está la Policía. Y, desde estas líneas, mi sincero y agradecido homenaje a todos ellos.

Ya lo dice la Biblia en Proverbios 16:28: “El hombre perverso levanta contienda”. Aunque, sinceramente yo soy más del capítulo seis, versículo treinta de Lucas: “A todo el que te pida, dale”.

Esta es una verdad incómoda, pero alguien tenía que decirlo.

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