Es triste ver que con más pena que gloria, este 3 de mayo se ha celebrado sin casi repercusión el día de la Libertad de Prensa; con estas líneas pretendo rendirle mi humilde homenaje
Tras lo dicho en la entradilla, y si usted lector lo que quiere es recibir algún mensaje en positivo, también le puedo decir que quizás este poco caso a la susodicha celebración está motivada por la buena salud de la que goza. Pero ojo al igual que ésta (la salud) solo se hecha de menos cuando falta, por eso hay que preservarla, algunos datos de nuestro entorno e incluso de nuestra casa común, apuntan a que la Libertad de Prensa está aquejada de un constipado, y ya saben ustedes que un pertinaz resfriado si no se cuida puede devenir en pulmonía y llevarnos a la irreversible parca.
No vamos a entrar en profundidades político-filosóficas (no caben en un sencillo artículo) pero si recordarles como el marxismo inició una distinción entre Libertades Formales y Libertades Reales, que se observa muy bien en el artículo de Karl Marx Sobre la Cuestión Judía, cuando afirma que los “llamados derechos humanos... no son otra cosa que los derechos del miembro de la sociedad burguesa, es decir, del hombre egoísta”, y dentro de estas libertades formales se incluiría la libertad de prensa.
Esas críticas a nuestro sistemas de valores y por tanto a nuestras libertades en las democracias occidentales se pudieron observar perfectamente como argumentación de algunas corrientes intelectuales defensoras del socialismo real soviético (vistas con mucha satisfacción, cuando no con apoyo financiero, por parte de URSS) en la década de los 60 del siglo pasado, a las que respondió ese gran intelectual que es Raymond Aron en tres conferencias pronunciadas en 1963 y en las que, aunque reconoce el esfuerzo de Marx en el diagnóstico a nuestras sociedades capitalistas, cree demostrado que "el sistema democrático es el único en el que la libertad real y la libertad formal tienden a coincidir, aunque avisa que, La democracia puede gozar de una excelente salud; la libertad puede quedar sepultada bajo el despotismo de la mayoría", como nos recordaba hace ya una década Oscar Elía en un artículo del GEES.
Pero dejando de lado disquisiciones filosóficas, lo que es muy real son esos 101 de periodistas muertos en 2016, enumerados en la web de la UNESCO, que se inician con Majid Dirani (periodista gráfico) en Siria y que finalizan con Mohammed al-Absi (periodismo de investigación) en Yemen, que nos posicionan en un entorno geográfico donde la libertad de prensa está más amenaza; además Amnistía Internacional (EFE 3 de mayo) exigió con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la liberación de los más de 120 periodistas encarcelados en Turquía, convocando protestas en todo el globo, aunque la Plataforma para el Periodismo Independiente (P24) eleva a 163 periodistas encarcelados, o también la temible situación en la Venezuela de Nicolás Maduro. Todo ello contrasta, por ejemplo, con la situación en USA donde el hombre más poderoso del mundo, el presidente Donald Trump, se ve más que fiscalizado casi hostigado por la mayoría de los mass media tanto nacionales como internacionales, aunque parece que no le importe mucho.
Aunque esos datos son muy fríos y lo importante, dicen los estadísticos, son las tendencias, este año 2017, según UNESCO, se inició con el asesinato de la empleada de la Televisión Jirga de Afganistan Farida Mustakhdi (por lo que seguimos en el mismo ámbito geopolítico de riesgo), y si en los últimos 10 años (2006 —2016) se han producido 929 asesinatos, en los 13 anteriores (1993 —2006) sólo se habían producido 189, por lo que la tendencia está siendo más que negativa.
En España la crisis se cebó con la clase periodística y especialmente con la periférica y sobre todo en nuestra Comunitat, por el cierre del canal público de radiotelevisión, de tal forma ha sido que se habían cerrado desde 2008 a finales de 2015, un total de 375 medios de comunicación, según el informe Anual de la Profesión Periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) del año pasado, lo cual deriva inevitablemente en una disminución de la calidad democrática y en el ejercicio de las Libertades. A lo cual si unimos también lo manifestado por esa misma APM en un comunicado del pasado marzo sobre el acoso de cierto sector político emergente y transversal a sus periodistas, más algunos casos de excesivas concentraciones empresariales de los mass media (en el reparto de la tarta publicitaria se puede analizar perfectamente cómo se benefician), concluiremos que hemos de intentar cuidar este sector pues es vital para el buen funcionamiento de nuestro sistema, por ejemplo para el control del poder político, los periodistas son los ojos y oídos de la sociedad.
Por otra lado para ir concluyendo en positivo, parece que en el entorno audiovisual y periodístico de la Comunidad Valenciana las cosas pueden mejorar con la apertura de un nuevo ente público de medios de comunicación —à punt—. Eso sí, con el permiso de nuestro amigo Pere Valenciano que quiere iniciar un proceso contencioso administrativo contra el proceso de selección de la directora general Empar Marco.
Y ya para finalizar, lo que no hay duda y es una buena noticia para la Libertad de Prensa en nuestra Comunitat y, por tanto, para todos los ciudadanos, es la celebración este próximo 8 de mayo del 7º aniversario de este diario —Valencia Plaza—, por otra parte crónica de un éxito periodístico pues, además de consolidarse como referente de la información en el cap i casal, ha ido creciendo con otras publicaciones como la Revista Plaza, Alicante Plaza, Plaza Deportiva, Culturplaza, Guía del Hedonista… En fin, ¡muchas felicidades!