VALÈNCIA (EFE). La solidaridad mostrada por la juventud en las inundaciones por la dana del 29 de octubre que devastaron parte de la provincia de Valencia ha quedado inmortalizada en una novela escrita a modo de homenaje a los voluntarios y como "crónica social e histórica para recordar lo que se vivió esos días".
Así lo explica a EFE Marta Meneu, autora de 'D’acer i de cristall' ('De acero y de cristal'), una novela juvenil que le encargó Bromera, editorial valenciana que resultó afectada por la Dana, y que empezó a escribir cuando todavía estaba muy reciente la catástrofe en la que murieron 228 personas y cientos de miles resultaron afectadas.
La novela, una ficción construida a partir de vivencias reales de jóvenes que ayudaron a los afectados, discurre durante los quince días posteriores a la barrancada y la protagonizan varios universitarios de la ciudad de València que se movilizan en varios tipos de voluntariado.
Son jóvenes que, como ocurrió hace casi nueve meses, caminan hasta los pueblos inundados para quitar lodo escobas en mano y con bolsas de plástico en los pies, ayudan en el campo de fútbol del barrio valenciano de Benimaclet que se transformó en centro de acogida de animales damnificados, o cuidan de los niños que no tienen clase.
"Es como si hubiera hecho un vídeo de ese momento y ahora lo ves para recordar cosas que con el tiempo acabas olvidando, como los sentimientos, los olores o lo que se vivió esos días y que con la vuelta a la rutina y la vorágine de trabajar o estudiar quizá se acaban perdiendo", afirma Meneu.
La autora, de 26 años, ha querido en su segunda novela dar voz a los jóvenes de su generación, que reivindica que no es "frágil, no es de cristal", como se la califica, sino que tiene sus fortalezas y no es "más estúpida o atontada" por usar las pantallas, sino que tuvieron un importante papel tras las inundaciones.
Afirma que los testimonios de esos días que más le emocionaron fueron los de la gente mayor cuando agradecía a los jóvenes su colaboración, y cree que la catástrofe sirvió para "juntar generaciones", pues quienes por edad no podían hacer esfuerzos físicos tuvieron brazos jóvenes que les ayudaron.
"Más allá de que tras la dana ahora se valore a la juventud, creo que lo positivo fue encontrar esos espacios en común", considera Meneu, para quien esos días muchos adultos que creen que los jóvenes están "siempre enganchados al móvil viendo TikTok" vieron que, cuando se les ha necesitado, han acudido.
Meneu defiende que la novela juvenil es, como los juegos destinados "de los 9 a los 99 años", una manera de "acercar a las generaciones", y cree interesante que la lean no solo los más jóvenes, pues los adultos podrán ver en ella cómo son "las maneras de expresarse y de vivir el mundo de la gente joven de ahora".
Esta periodista que está haciendo el doctorado sobre juventud y redes sociales refleja también en la novela el papel que éstas jugaron para organizar la ayuda tras la tragedia, sin olvidar otros temas de su generación, como la vivienda o las relaciones con los progenitores.
Porque el 29 de octubre "parece que se paró todo, pero cada uno tenía sus dinámicas y sus problemas", señala Meneu, quien admite que ha sido difícil buscar el equilibrio entre la ficción y la realidad en un tema tan delicado como esta tragedia, pero ha quedado contenta del resultado.