VALÈNCIA. A mediados los años 1970 Ángel de la Calle es un joven que aspira a convertirse en dibujante de cómics y que está implicado en la lucha antifranquista. En el ambiente se respira la proximidad del fallecimiento de Franco y la inminente revolución que está por llegar. Justo a esa época se retrotrae un Ángel de la Calle adulto que recibe misteriosas e iracundas llamadas nocturnas que le preguntan por un tal Juan Ángel, un misterioso dibujante de cómics asturiano de los años de juventud de Ángel, cuyo nombre ha caído en el olvido y con el que se obsesiona.
La caja de Pandora es un retrato crítico de lo que acabó siendo la Transición y de cómo la vivieron y las opciones que tomaron sus protagonistas anónimos. A lo largo de sus páginas se describe el malestar, la desilusión y hasta la estupefacción ante lo que estaba ocurriendo, además del precio que hay que pagar por ser coherente. "Bromeaba alguno de mis amigos con que este libro era el tercero de la trilogía del Ángel, ya que en los anteriores (Modotti, una mujer del siglo xx y Pinturas de guerra), tanto en
el primero, que tenía una parte autobiográfica, como en el segundo, autoficción, uno de los personajes de papel era Ángel de la Calle. En la que acaban de leer, que es autoficción o vaya uno a saber, aparece el mismo personaje, de ahí las chanzas de mis amistades. No obstante, sí, es cierto que los tres libros pueden leerse como una trilogía que recorre años trascendentes de la historia social de la cultura del pasado siglo XX; los años veinte y treinta en Modotti , los años sesenta en Pinturas de guerra y, en este libro, los años setenta en la España del cambio de régimen político. Leído así sí podría ser una trilogía, o no".
"Este cómic tuvo muchos avatares y títulos. Cuando lo imaginé iba a llamarse Preguntan por Juan Ángel. Pero creció, lo llamé La educación sentimental del artista adolescente. Luego cambió y se llamó Paez que nun foi ayeri (Parece que no fue ayer). Más adelante realicé Esta gente que querrá, que aunque independiente era parte del mismo mundo. Después se añadió Vidas paralelas, y a todo ello lo llamé Tricolor. Siempre pensé en titularlo La caja de Pandora, pero no me decidía porque si bien tenía claro a dónde quería llegar y que, como la maravillosa Alicia, si caminaba lo suficiente llegaría, no conocía el camino ni las paradas que iba a necesitar para acercarme a la meta. Un libro es como una caja, nunca sabes, cuando lo abres, si el gato va a estar vivo o muerto y tampoco sabes, cuando lo estás escribiendo y dibujando, si el bicho maúlla, ronronea o está tibio pasando a frío. Sin más rodeos, que el título La caja de Pandora me gustaba y reflejaba las ideas, peligrosas, que hay detrás de estas historias. Por eso se quedó".