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Pilar Dolz: "El grabado juega con la sorpresa"

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VALÈNCIA. En el mundo de la arquitectura y la ingeniería, un pilar es un elemento resistente que sirve como soporte de una estructura. Un soporte que el diccionario también comprende en su faceta más humana, definiendo precisamente pilar como “una persona que proporciona estabilidad a alguien”. Esta definición tan polisémica sirve para hablar de la pluralidad de Pilar Dolz. Elogi del gravat, un libro sobre la vida y obra de la grabadora, artista y galerista Pilar Dolz (Morella, 1945) escrito con desde el cariño por Pilar Alfonso. 

Ambas construyen con pilares de piedra y letras un relato que repasa la vida de Dolz desde sus inicios como grabadora hasta la dirección de la Galería Cánem de Castelló durante medio siglo. El libro, que se puede leer casi como un mapa emocional de la artista, distribuye el peso del relato entre cimientos conformados por pequeñas historias que componen su vida. Para hacerlo, Dolz se apoya por completo en Alfonso, quien con la confianza depositada por la artista cuenta la vida y obra de “la chica de las piedras”, tal y como la apodó cariñosamente el escritor valenciano Joan Fuster. 

 

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Ambas Pilares le regalan al lector una historia en la que se resalta la faceta más artística de Dolz, haciendo especial hincapié en su trabajo como grabadora, haciendo honor al título de este volumen editado por la Institució Alfons el Magnànim. Entre imágenes de archivo, de la obra de Dolz y entrevistas con la artista, el lector tiene la sensación de estar en el estudio con ambas conversando sobre el arte del grabado, que Dolz nunca imaginó que formaría parte de su vida de una forma tan troncal. 

 

“Nunca pensé que sería artista y menos grabadora. Este libro me ha descubierto cosas sobre mí misma y de mi historia que desconocía. Me ha ayudado a descubrirme como grabadora, galerista, artista y persona”, destaca Dolz, quien junto a Alfonso se reúne con Culturplaza para desgranar por capas su historia. Lo hace con esta obra en la que se descubre a una artista que no le gusta explicar su obra, que adora descubrir nuevos mundos y que ya tenía pasión por el grabado desde bien niña.

 

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Nada más comenzar a leer Elogi del gravat, en una de las entrevistas, confiesa que sus primeros dibujos fueron copias de los cuentos de la editorial Molino ilustrados por Carlos Freixas y que los conserva como un tesoro. Alfonso también descubre a una joven que aprendió a copiar y negociar desde bien joven: “También copiaba las tarjetas de Navidad de Juan Ferràndiz, especializado en cuentos infantiles. Las copias se las vendía a amigas”, confiesa con picardía en el libro, aunque en realidad le mostró su necesidad de compartir el arte con el mundo: “El arte tiene que ver con un pensamiento colectivo y con una corazonada de intuición, con compartir las cosas con el resto. Yo tengo la libertad de crear y exponer algo”, explica la artista.

 

Entre las entrevistas con los familiares y amigos de Dolz, Alfonso descubre como el grabado se convierte en un arte en el que “no hay que copiar, hay que crear” y que se cede completamente a la aleatoriedad: “Trabajo con planchas que pueden dar todo tipo de resultados, colores y formas. El grabado juega con la sorpresa y hay mil maneras de entenderlo”, explica la artista. Por su parte, Alfonso, lo comprende como un protagonista más del libro y añade un capítulo en el que se explica cómo hacer grabado desde cero con las técnicas de la artista.

 

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“Uno de los objetivos del libro es que se valore la historia de Dolz y averiguar todo lo que hay detrás de ella más allá de las imágenes bonitas. La idea es enseñar a las nuevas generaciones cuál es su historia y que aprendan sobre el grabado, que se interesen por la técnica”, destaca Alfonso, que durante todo el proceso del libro se pregunta el tipo de lectores al que se pueden referir, más allá del homenaje a la figura de la artista que considera que si “el libro sirve para que la gente conozca el grabado” se da por satisfecha.

 

En Pilar Dolz. Elogi del gravat, ambas viajan hasta Urbino -coincidiendo con una muestra de la artista- para comprender la escuela en la que se formó Dolz. Este es solo un ejemplo de la delicadeza con la que Alfonso se acerca a su vida para comprenderla y encontrar entre las páginas un lugar para contar su historia más personal y romper la barrera con la artista “inalcanzable”. 

 

“Esta obra no solo es biografía, es interpretación. Dolz no habla de su propia obra y soy yo misma quien la analiza -en capítulos en los que no hay entrevistas con la autora por este mismo motivo- porque es muy reservada respecto a sus piezas. Encontramos un punto en común en estar en desacuerdo con algunas de sus creaciones”, y ahí, en parte, es donde reside la magia. 

 

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En el libro Dolz deja las herramientas a Alfonso para que construya esos “pilares” que explican su carrera yendo desde sus inicios hasta el presente y definiendo su obra con cuatro sustantivos: “inconscientente, gesto, azar y experimentación”, a los que llega la autora en el capítulo de Las variaciones de Dolz y en el que se muestra que lo que le importa a la hora de crear ante la plancha es “el gesto y el movimiento de la mano que tiene que saber encontrar el tono con el que expresar ideas, estados de ánimo o emociones”. 

 

Hacia el final del volumen Alfonso le pregunta a Dolz sobre lo que supone para ella la creación de la Galería Cánem, un espacio que de alguna manera la conecta con ese espíritu de niña que vendía dibujos en el colegio cuando era pequeña y que ahora, confiesa, necesita como un lugar vivo que “le pone en contacto directo con la gente”. Un oficio que para Alfonso se relaciona perfectamente con esa intuición que ha guiado desde el inicio su carrera: “Dirigir una galería tiene mucho que ver con pensar en los demás y gracias a su intuición y conocimiento funciona y le hace feliz. Su vida se convierte en un oficio guiado por el amor y la intuición”.

 

Un cariño y una confianza en “lo que vendrá” que comienza desde la aleatoriedad de las planchas hasta la gestión de un espacio expositivo. Un esfuerzo que ahora se refleja entre las páginas de un libro en el que Alfonso y Dolz conectan desde la curiosidad y el respeto y que, aunque les cueste creerlo, transmite el mensaje de la vida y obra de una grabadora incansable. En la última página del libro, Alfonso transcribe una de las conversaciones que tuvieron al inicio del proyecto en la que se preguntan si “un libro sobre la vida de una grabadora -y galerista- “tan mayor” interesará a alguien”. La respuesta puede ser tan sorprendente como el resultado de un grabado en el que, si se deposita la confianza adecuada, se puede crear algo mágico. 

 

  • Pilar Dolz con el profesor Carlo Ceci -

 

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