VALÈNCIA (EFE). El director de la Agencia de Prevención y Lucha contra el Fraude y la Corrupción de la Comunitat Valenciana, Joan Llinares, cree que quienes ven innecesaria la creación de este organismo "están pidiendo que todo continúe igual", y opina que el mero hecho de que exista tendrá un efecto "preventivo y disuasorio".
Llinares, quien tomó posesión del cargo el pasado 30 de junio, señala en una entrevista con la Agencia EFE que espera que este nuevo órgano esté a pleno rendimiento a finales de año, una vez se haya resuelto la contratación del personal necesario para su puesta en marcha, 21 personas, y la elección de una sede en València.
Este abogado valenciano, quien contribuyó a poner en marcha en el Ayuntamiento de Barcelona la oficina contra la corrupción, afirma que la Agencia valenciana es ya un "referente" para otros organismos de este tipo de España, y algunos funcionarios le han expresado la "envidia" por los instrumentos que contempla la ley que la creó.
Así, destaca que las principales novedades de la ley por la que se crea la Agencia valenciana contra la corrupción es que incluye el estatuto del denunciante, que otorga protección a quienes denuncien malas prácticas en el ámbito público, y una capacidad sancionadora, con multas desde los 200 a los 400.000 euros.
De hecho, considera que, el que la ley valenciana "blinde" a quienes colaboren en que la Administración esté bien gestionada y el denunciante tenga "la tranquilidad" de que se le va a proteger y se va a tramitar "hasta el final" su escrito, ayudará y "normalmente debería animar" a que se presenten más denuncias.
Respecto a la capacidad sancionadora, Llinares asevera que sin ella "es muy difícil que te hagan caso", y por ello la ley valenciana califica como falta muy grave perturbar la vida personal o laboral de quien haya denunciado presentar una denuncia falsa, y también prevé actuar cuando no se facilite información o se falsee.
Llinares explica que ya han recibido consultas y denuncias, pese a que todavía no disponen de los medios para tramitarlas, y afirma que su principal reto para el primer año de funcionamiento es que la Agencia sea vista como una institución "normal y normalizada", igual que se asume que exista la Inspección de Trabajo o la de Hacienda.
También espera que puedan resolver las denuncias dentro del plazo de seis meses marcado por la ley que rige la Agencia, y recuerda que esas denuncias se pueden formular también de manera anónima, aunque en ese caso se hará una análisis "muy exhaustivo".
El responsable de la Agencia Anticorrupción expone que, en el ámbito de la prevención, se van a establecer planes para formar a funcionarios y confeccionar "mapas de riesgo" de ámbitos donde la corrupción "puede prender y se puede desarrollar, como organismo dañino y contagioso" que es, y también harán recomendaciones.
Asegura que una de sus primeras tareas fue contactar con la Fiscalía Anticorrupción, la Sindicatura de Comptes y la Conselleria de Transparencia, y defiende que cada una de estas instituciones tiene sus competencias "muy bien definidas", pero pueden trabajar de manera coordinada, cada una desde su propio ámbito.
"La honestidad se da por sentado que la tenemos todos, pero sin controles es muy difícil garantizar" que no pasen cosas como las que han pasado, afirma Llinares, quien opina que la corrupción está muy vinculada a la condición humana, ya que "la codicia, la envidia o el querer tener más han formado parte de un modelo de educación".
Por ello, defiende que, si no hay límites y controles efectivos que impidan la corrupción esta va a continuar existiendo, "hasta el punto de que puede haber personas muy honestas a cargo de las instituciones, pero que sin que ellas lo sepan tengan la corrupción dentro de su casa".