VALÈNCIA.- Cuando regrese, comprobará que los artistas aficionados continúan intentando captar la atención de los turistas en el sofisticado Covent Garden, que Camden Town sigue siendo el mercado preferido de los modernos o que la misteriosa atmósfera de las húmedas y frías noches de invierno, cuando la niebla se despliega sobre el Támesis, apenas ha variado a lo largo de las décadas. Londres son palabras mayores, un destino total y para todos los públicos que no deja de renovarse, pero sin renunciar a esa inmutable esencia británica. Por muchas veces que la haya visitado, la capital siempre tendrá motivos para seducirle: un musical de estreno, un festival, un mercado callejero, una exposición temporal o un nuevo restaurante.
Londres, que se ha ganado a pulso una reputación de ciudad cosmopolita y de vanguardia que manifiesta hasta en lo más cotidiano, se prepara para ofrecer una de sus caras más especiales. La agenda de las últimas semanas del año se aprieta con multitud de acontecimientos que redoblan su atractivo, especialmente los que tienen que ver con la celebración de la Navidad. Desde mediados de noviembre, las calles más comerciales despliegan una espectacular decoración de luces y los mercadillos y las pistas de patinaje afloran en distintos puntos para animar estas frías noches que culminan con una de las celebraciones callejeras de Año Nuevo más espectaculares de Europa. Por ello, los meses de invierno son los preferidos de la legión de devotos de la capital británica, que aprovechan cada posibilidad de escapada para adelantarse a tendencias que pronto llegarán al resto de Europa, redescubrir sus rincones más especiales o relajarse en alguno de sus cálidos pubs históricos.
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Los turistas primerizos que deseen conocer los puntos esenciales de una de las ciudades más visitadas del mundo deberán prever un mínimo de tres días y mentalizarse para caminar kilómetros y kilómetros. Gran parte de las principales atracciones se concentran en un área que puede cubrirse perfectamente a pie, pero siempre puede recurrir a una de las mejores redes de metro del mundo para alcanzar cualquier rincón en poco tiempo. Uno de los puntos más recomendados para iniciar un tour por la capital británica es el London Eye, una noria gigante instalada a la orilla del Támesis que en pocos años se ha convertido en uno de los iconos más reconocibles de la ciudad.
En la media hora de recorrido que le ofrece esta mole de acero y cristal ‘volará’ a 135 metros a salvo del frío y de la lluvia. Dentro de una de sus cabinas panorámicas acristaladas tendrá todo Londres bajo sus pies. En el primer plano, las vistas de las Casas del Parlamento, el majestuoso Big Ben y la Abadía de Wetsminster (siglo XIII) son inmejorables. Si el día está despejado, podrá recorrer con la vista el serpenteante Támesis y jugar a localizar otros puntos reconocibles de la ciudad, como el Puente de Londres, los rascacielos de la City o el enorme Hyde Park. Por la noche, el juego de luces y reflejos es espectacular. Incluso podrá ver los aviones que despegan o se aproximan a alguno de los cuatro aeropuertos de la capital el Reino Unido. Las 26 libras del ticket quizás parezcan excesivas, pero no existe en el mundo una noria panorámica comparable.
A la otra orilla del río, las Casas del Parlamento y la Torre del Palacio de Westminster, popularmente conocido como Big Ben (96 metros), son probablemente el conjunto arquitectónico más emblemático de Reino Unido. El enorme reloj de cuatro caras alberga en su interior una campana de trece toneladas que durante el último siglo y medio ha marcado el paso de cada hora a los londinenses, pero ahora permanece callado la mayoría del tiempo. El motivo es el ambicioso proyecto de restauración de la torre, de cuatro años de duración y 29 millones de libras de inversión que se inició el pasado verano. Desde entones, el Big Ben permanece oculto bajo un denso entramado de andamios para el desencanto de turistas despistados. Sin embargo, el Parlamento decidió recientemente acabar con ese silencio forzoso en las ocasiones especiales, de manera que la enorme campana volverá a resonar estas navidades para dar la bienvenida al 2019.
Llegando a Bukingham
Dejando atrás la Torre, tras pasar a los pies de la estatua de Sir Winston Churchill y atravesar St Jame’s Park, muy pronto llegará hasta los Jardines y el Palacio de Buckingham, la residencia oficial de la Reina de Inglaterra y escenario de tantos acontecimientos históricos que el pueblo británico sigue con devoción. El célebre cambio de guardia congrega a centenares de turistas frente a su fachada. El ritual en el que los destacamentos que velan el Palacio de Buckingham y el St James intercambian posiciones a ritmo de marcha militar y ataviados con sus reconocibles túnicas rojas y sombreros de piel de oso negro acontece en días alternos a las 10:45, pero conviene asegurarse de su celebración porque puede suspenderse si la climatología es adversa.
Tras un agradable paseo por St Jame’s Park, en pocos minutos alcanzará uno de los puntos calientes durante la Navidad: Trafalgar Square. La majestuosa plaza en la que los black cabs circulan sin cesar bordeando la famosa Columna de Nelson se transforma estos días para desplegar toda la magia de las luces y los villancicos a los pies del árbol de Navidad más famoso de la capital londinense, un regalo que Noruega hace a la ciudad cada año desde 1947. A sus pies, grupos de voluntarios cantan villancicos para recaudar fondos a favor de organizaciones benéficas. Muy cerca de allí, Leicester Square es otra de las emblemáticas plazas de la capital que desde principios de noviembre ya se transforma para albergar un mercado navideño tradicional con decenas de casetas de madera que venden todo tipo de adornos navideños, dulces y bebidas calientes.
La algarabía efímera de la Navidad que reina en las calles contrasta con la quietud de los salones de la National Gallery, en el costado norte de Trafalgar Square. Con sus 2.300 obras de maestros de la talla de Raphael, Leonardo da Vinci, Jan van Eyck o Van Gogh constituye la mayor colección de arte de Gran Bretaña y una de las mejores pinacotecas del mundo, por lo que merece la pena hacer un paréntesis en medio de las celebraciones para recorrer este museo.
El brillo de Picadilly Circus
Las emblemáticas pantallas de la cercana Picadilly Circus brillan todavía con más intensidad si cabe en estos días a modo de aperitivo del impresionante despliegue de luces de colores que le espera a lo largo de la siempre majestuosa Regent Street hasta desembocar en Oxford Street, dos de las principales arterias comerciales de la ciudad. Para descubrir las últimas tendencias de moda tendrá que desviarse ligeramente hasta las callecitas que parten de Carnaby Street. Uno de los paraísos londinenses para los locos de las compras promete lucir en 2018 su mejor decoración navideña hasta la fecha, un ostentoso despliegue de luces de colores donde los guacamayos, las plumas y las frutas tropicales ponen el punto extravagante y diferencial con las del resto de la capital. El conocido como Boxing Day, que se celebra el 26 de diciembre, marca el inicio de la temporada de rebajas y supone un reclamo más para quienes se acercan a la capital londinense con las compras como principal motivación.
Mucho más familiar es el Winter Wonderland, el festival navideño que se celebra en Hyde Park desde los últimos días de noviembre y hasta el 6 de enero. El mayor parque de la ciudad es un oasis de paz que se transforma estos días en una suerte de parque temático para familias que se acercan a disfrutar de la pista de hielo al aire libre más grande del Reino Unido, sobre la que se deslizan algunos de los mejores patinadores del planeta; espectáculos circenses; infinidad de puestecitos de comida y chocolate caliente, joyería o artesanía; y atracciones de feria como una montaña rusa, tiovivos y una noria de 60 metros. Incluso Papá Noel y sus elfos serán parte de este enorme despliegue festivo.
Covent Garden tampoco queda al margen del ambiente que invade todo Londres. El que para muchos es el mercado más encantador de la ciudad, en claro contraste con la contenida rebeldía del de Camden Town (domingos) o el desenfadado Portobello que cada fin de semana se despliega en el barrio Notting Hill, destaca por la belleza del edificio histórico que alberga decenas de bares, restaurantes y cafeterías y el principal mercado de flores de la ciudad. Durante las últimas semanas del año se enciende otro de los árboles de Navidad más espectaculares de la ciudad.
* Este artículo se publicó originalmente en el número completo en el número 49 de la revista Plaza