VALENCIA. Prácticamente una de cada tres acciones de Abengoa -sumando las dos clases que cotizan en bolsa- está actualmente en préstamo de valores, según lo constató ayer martes este diario.
Concretamente había 270,35 millones de acciones prestadas, lo que representa casi el 29% del capital social de la cotizada sevillana de 941,53 millones. Todo un aviso a navegantes de la compleja situación por la que atraviesa Abengoa (ABG), dado que buena parte de dicho préstamo está en manos de los bajistas de turno.
Sin embargo, conviene tener en cuenta que aunque el número de acciones prestadas es un muy buen indicador para hacerse una idea de las posiciones cortas, esta operativa también están vinculadas a otras cuestiones como ofrecer contrapartida de operaciones con derivados o incluso para dotar de liquidez a aquellos inversores que tengan bonos convertibles.
Pero no es el caso de una ABG muy tocada en bolsa y que tras una explosión alcista vivida la semana pasada -y de la que ya advirtió Valencia Plaza que iba a pillar a muchos ingenuos como así ha sido- ha vuelto a sufrir otro durísimo correctivo en el parqué.
Hasta el punto que ambas clases de acciones -que se diferencian porque las de la serie A tienen 100 derechos de voto por uno solo de la serie B- han vuelto a hundirse en bolsa y a convertirse nuevamente en 'penny stocks' o valores que cotizan por debajo del euro.
Ayer sin ir más lejos fueron las que más cayeron del cerca del centenar que cotizan en todo el Mercado Continuo y vuelven a encadenar cuatro sesiones de fuerte corrección.
"Seguimos advirtiendo del serio riesgo que conlleva entrar en este tipo de compañías porque tienen un futuro harto complicado y solo aptas para aquellos que están acostumbrados a la operativa más especulativa", advierten desde una mesa de intermediación bursátil consultada por este diario.
"Los pequeños inversores, sobre todo los menos duchos en la materia, asumen un tremendo riesgo entrando en Abengoa y así se lo hacemos saber, pero claro cada uno es libre de comprar o vender donde quiera, pero luego que no vengan protestando y más sabiendo que los 'cortos' van a ir en aumento", añaden. Lo cierto es que Abengoa tenía ayer declarado en la CNMV el 5,90% de su capital en manos de los bajistas donde figuraban hasta cinco posiciones con nombre propio y casi todas ellas derivadas de fondos de alto riesgo o hedge funds.
Así, Sothic Capital Management tenía en su poder el 1,06% de la sevillana, Och-Ziff Management Europe el 0,89%, GLG Partners el 0,61%, Carmignac Gestion el 0,60% y TT International el 0,53%. Sin embargo, el 5,90% de los cortos en ABG todavía está muy lejos del 9,72% que controlaban a mediados del pasado mes de abril.
"No pocos se intuían que algo no marchaba bien en la compañía y ya entonces estaban tomando posiciones bajistas que con el tiempo se han ido reduciendo y ello significa que han tenido que comprar acciones para devolverlas. Imagino que la semana pasada ya sucedió algo de eso cuando el valor se disparó en bolsa tras anunciar el preconcurso", añaden las mismas fuentes consultadas.
Mientras tanto la cotizada presidida por José Domínguez Abascal desde el pasado 24 de septiembre tiene abierto otro frente como es el de la investigación formal de la Comisión Europea -junto a la belga Alcogroup y la sueca Lantmännen ek för- para determinar si ha manipulado los índices de referencia del etanol publicados por una agencia de notificación de precios.
Por otro lado, mañana se reúne Abengoa con su banca acreedora asesorada por KPMG -que ya obró el milagro en Pescanova reflotándola- bajo la misión de alcanzar un acuerdo que permita a la compañía la liquidez necesaria para afrontar pagos urgentes, tanto para pagar nóminas como afrontar las deudas con los proveedores.
La banca acreedora de Abengoa ha rebajado a unos 300 millones de euros la necesidad de liquidez por 450 millones solicitada por Abengoa hasta marzo y ha pedido garantías a la empresa antes de concederle esta asistencia financiera, indicaron a Europa Press en fuentes participantes en las negociaciones.
Los bancos tienen la percepción de que, si no existen garantías suficientes por parte de Abengoa, la liquidez de emergencia quedará "enterrada" y sin opciones de recuperación.