VALÈNCIA. El despliegue de la nueva Ley de Espectáculos en la ciudad de València está presentando más de un reto para la red de bares culturales locales, que también se presenta como oportunidad para atacar modificaciones que llevan muchos años marcadas como tarea pendiente. Asociados en Abacu (Agrupación de Bares Culturales), sus representantes se volvieron a reunir ayer con el concejal de Espacio Público, Carlos Galiana, en un encuentro que prometía ser decisivo y que acabó con buen sabor de boca para todos. El carácter heterogéneo de los establecimientos suponía el gran reto a la hora de encarar la modificación de la actual ordenanza municipal, con lo que desde la administración se había demandado a la entidad una propuesta en la que unificara criterios para desencallar la mencionada revisión de la norma.
La propuesta de Abacu supone un gran avance por lo que respecta al trabajo que entre la administración local y los representantes de los bares culturales realizan desde hace meses. Sobre esto se trabajará en una futura modificación o, incluso, en la creación de una nueva ordenanza, un texto que desde el Ayuntamiento de València ven con buenos ojos, una propuesta “realista” que, ahora, será remitida a la concejala Pilar Soriano, quien desde su área está desarrollando la ordenanza de contaminación acústica. “Es un buen documento para empezar”, refleja el concejal Carlos Galiana, que tilda de “interesante” la tabla de espectáculos presentada por Abacu. Y es precisamente trabajando sobre la actual ordenanza que la agrupación ha presentado un catálogo de espectáculos que, según explican, se ajusta a la realidad del sector frente a una Ley de Espectáculos que “no nos satisface”, indican desde Abacu.
De esta forma, el documento presentado por la agrupación trabaja sobre los distintos tipos de sala especificando qué actividades podría desarrollar cada una de ellas. Así pues, el Grupo 1 (Salas de fiestas, discotecas y salas de conciertos cuya apertura se produce en horario nocturno) acogería conciertos con percusión y con instrumentos de viento, en eléctrico; mientras que el Grupo 2 (pubs, bares, restaurantes y otros establecimientos hosteleros con ambientación musical y apertura diurna) podrían acoger conciertos con percusión y con instrumentos de viento. Hasta aquí todo correcto.
Es el Grupo 3 (Bingos, Salas de juegos, Recreativos, Gimnasios, Bares, Restaurantes y otros establecimientos hosteleros con amenización musical) en el que se produce uno de los cambios más significativos, pues se “asimila” la amenización musical. Así, se plantea que puedan acoger conciertos ‘sin enchufar’ (conciertos sin percusión ni vientos) y eventos ‘enchufados’: conciertos sin percusión (o escobillas) ni vientos (o sordinas, proyecciones audiovisuales, radio en directo, actividades del grupo sin impacto con amplificación (microfonía y amenización) y sesiones dj.
Por último, el desglose de actividades planteado por Abacu plantea que el Grupo 4 (bares, restaurantes y otros establecimientos hosteleros sin equipo de reproducción sonora) pueda desarrollar actividades vinculadas a las artes plásticas (exposiciones, pintura en directo, etc), artes escénicas (teatro, danza, monólogos, etc), literatura (presentaciones o conferencias), talleres y degustaciones y, por último, mesas de debate. Alguna de las apreciaciones concretas del Ayuntamiento se dirige a que, por ejemplo, los espectáculos de danza habitualmente van acompañados de música, con lo que sería cuestionable su ubicación en este último apartado, aunque en términos generales se trata de una propuesta ‘de consenso’.
Si bien, hay un punto clave para el avance del proyecto que todavía está por resolver: la cesión de la gestión de las sanciones graves y muy graves a locales de ocio. Fue el pasado mes de abril cuando la Junta de Gobierno Local aprobó una moción para solicitar dicha competencia a la Generalitat Valenciana, petición para la que todavía esperan respuesta, punto clave para Galiana. Fue hace algo más de un año que nació Abacu, como una plataforma formada por hosteleros “sensibilizados con la cultura para luchar por la despenalización de los espectáculos en directo”. Con un total de 46 establecimientos representados, fue una ‘ola de inspecciones’, tal y como describieron -no sin debate- los bares, lo que les llevó a integrarse en una asociación para generar un único interlocutor de cara a las distintas negociaciones con la administración.
Pero no solo València tiene que lidiar con una nueva Ley de Espectáculos que ha cambiado el panorama de los bares culturales y/o musicales. Este es el caso de Galicia, donde la nueva normativa prácticamente elimina la música en directo de la agenda cultural de la región, una ley que se ha topado con las criticas del propio Ayuntamiento de Santiago de Compostela, que trata de navegar la situación, por el momento, con parches. Hace apenas dos semanas que la concejala de Acción Cultural de la localidad, Branca Novoneyra, urgió a la Xunta a "modificar y actualizar" el catálogo de actividades de la Ley de Espectáculos de Galicia –que entró en vigor el 2 de julio-. Por el momento, el consistorio ha salvado la prohibición con un convenio trimestral que permite la organización de distintos eventos, entre ellos con música en directo.