Su corto Los que desean, por el que ganó un leopardo de oro en el pasado Festival de Locarno, sigue despertando interés internacional
VALÈNCIA. Los que desean, el cortometraje documental sobre la colombicultura de Elena López Riera parece no tocar techo nunca. Desde que el trabajo de la oriolana empezó su carrera en el Festival de Cine de Locarno, en el que se alzó con el premio de mejor cortometraje suizo, no ha parado de girar y proyectarse en París, Londres, Toronto o aquí en España, en Málaga, Bilbao, San Sebastián o Santander. Llegó a estar nominado a Mejor Cortometraje en los pasados Premios del Cine Europeo.
Su última parada ha sido el MoMa de Nueva York, con una instalación en el MoMa PS1 que, desde el 31 de marzo y hasta el próximo 27 de mayo, reproduce en bucle el cortometraje en una sala. La obra forma parte de la instalación de primavera, curada por el equipo del museo. "Riera examina cómo la vida cotidiana de un lugar es extraordinaria, y a partir de este documental vemos como no hace únicamente la imagen, sino que además la interroga", escribía sobre ella Ellie Burck, del centro neoyorquino.
Los que desean retrata la tradición de la combicultura (una competición en la que muchos palomos tienen que conseguir estar más tiempo cortejando y seduciendo a una única paloma) en Orihuela y crea un paralelismo al propio pensamiento sexualizado y masculino de la sociedad actual. Un poema visual que no renuncia ni a la forma ni al contenido.
Pero no será el único corto de Riera que se podrá ver en el MoMa. El próximo 17 de mayo, dentro del evento Night at the museum, el centro proyectará también sus otros dos trabajos, Pueblo y Las visceras, haciendo así una completa retrospectiva del trabajo de la autora oriolana. Su debut fue por la puerta grande, siendo seleccionado para la Quincena de Realizadores de Cannes. Pueblo planteaba un paralelismo (o mejor dicho, un perpendiculismo) entre la visión de un jóvenes emigrado a París volviendo a su casa y la procesión de Jueves Santo tan arraigada al lugar donde vivió.
Por otra parte, Las visceras ya anticipa parte del discurso de Los que desean, en un metraje que intenta poner de relevo la brutalidad cotidiana que ejercen las tradiciones heredadas y aprendidas, como la muerte de un conejo, o una procesión.
Elena López Riera vive y desarrolla su notable carrera desde Suiza, aunque sus tres cortometrajes los ha rodado en su Orihuela natal. Sin embargo, nunca ha recibido una atención acorde a su proyección por parte de las administraciones públicas valencianas, que no han apoyado las producciones de una autora que habla al mundo desde lo local, como sí han hecho sus homólogas helvéticas o francesas.
El próximo proyecto que ya tiene en marcha es su primer largometraje, que está desarrollando en el marco del programa La Residence de Cinéfondation, y del que tiene que presentar su pitch en el próximo Festival de Cannes.
El cine de Riera no tiene un empeño tan comercial como el que se deduce de algunos de los rodajes que se están llevando a cabo en València. Sin embargo, y tal como tituló Eugenio Viñas una entrevista con la realizadora hace unos meses, ha conseguido convertir Orihuela (y sus tradiciones) en un oscuro objeto de deseo para el cine internacional. Nueva York no no parece ser el techo que tocar.