El responsable de análisis del Mercado de Ebury señala el datos del desempleo norteamericano del viernes como la referencia más importante
MADRID. Nuestra opinión de que las expectativas del mercado sobre posibles subidas de tipos de interés por parte del BCE eran injustificadas se validó el pasado viernes. La inflación de la Eurozona sorprendió a la baja, y el nivel de inflación subyacente, que excluye a los alimentos y a los componentes de energía cayó hasta el 0,7%, cerca del mínimo del 0,6%. De hecho, la divisa común comenzó a depreciarse a mediados de la semana pasada cuando fuentes del BCE empezaron a contrarrestar las expectativas mencionadas con anterioridad, hasta que los datos publicados el viernes incentivaran que, a finales de la semana, el euro continuara con su depreciación frente al dólar y la libra.
El mayor movimiento de la semana pasada lo experimentó el rand sudafricano, que se desplomó un 6% tras la noticia de que el presidente Zuma había despedido a su notorio ministro de Economía, Gordhan, en una decisión que podría significar una relajación en la política monetaria y fiscal de Sudáfrica.
Tras un par de semanas de escasez de datos, esta semana esperamos que las publicaciones macroeconómicas marquen el ritmo de los mercados. El indicador de Confianza Empresarial Tankan de Japón, las ventas al por menor en la Eurozona, el PMI de China y el importante informe de nóminas de Estados Unidos serán publicados el viernes. De nuevo, el último informe se analizará con exhaustividad, en busca de signos de si la solidez del mercado laboral conducirá finalmente a un aumento de los salarios, tal y como espera la Reserva Federal.
EURO
Después de la semana pasada, las expectativas del mercado sobre posibles subidas de tipos en la Eurozona han quedado relegadas al futuro. La combinación de un discreto esfuerzo por parte del BCE por atenuar estas expectativas y el dato de inflación de marzo supuso una clara presión a la baja para el euro. La inflación global descendió del 2% al 1,5%. Más importante aún, el indicador subyacente, caracterizado por ser más estable cayó del 0,9% al 0,7%, lo que de nuevo pone en tela de juicio las optimistas expectativas del propio BCE. A menos que, en los próximos dos meses, tengamos una aguda recuperación de la inflación subyacente, lo cual es poco probable, es posible que presenciemos una revisión a la baja por parte del BCE, en su próxima reunión de junio, con lo que se aseguraría de mantener una presión a la baja en el euro durante 2017.
LIBRA ESTERLINA
La ejecución del artículo 50, la semana pasada, en realidad resultó un alivio para la libra, que repuntó. La tendencia alcista se benefició del tono relativamente tranquilizador de los últimos comunicados del gobierno de la premier, Theresa May. Esta semana estaremos pendientes de los índices de sentimiento empresarial PMI correspondientes al mes de marzo para obtener una lectura de la posible evolución del gasto en inversión en las primeras fases del proceso del Brexit.
DÓLAR ESTADOUNIDENSE
A principios de la semana pasada, el pesimismo en torno a nuevas iniciativas de la administración de Trump en política fiscal, tras su derrota relativa a la reforma del sistema sanitario, incidieron en el dólar. No obstante, las positivas sorpresas económicas y las observaciones de la Reserva Federal fueron suficientemente buenas para modificar las expectativas y respaldar la apreciación del dólar. De nuevo, resalta la enorme brecha entre la Eurozona y Estados Unidos en materia de política fiscal, lo que sitúa al euro en una posición para continuar con su rango de apreciación gradual frente al dólar.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury
Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan, Roman Ziruk e Itsaso Apezteguia