VALÈNCIA (EP). La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha resaltado la importancia de notificar las reacciones cutáneas alérgicas como requisito "indispensable" para prevenir problemas en la piel, así como identificar los productos y las rutinas de la persona.
"Lo primero y fundamental es que, si una persona sospecha que puede estar experimentando una reacción alérgica a alguna prenda, calzado, tejido o cosmético, guarden el producto para poder estudiarlo, porque es frecuente ante una reacción cutánea que la persona tire ese producto y sin objeto de estudio, poco podremos hacer para averiguar si se trata de un alérgeno no habitual", ha resaltado la doctora Elena Gatica, con motivo de la 64 Reunión del Grupo Español en Investigación de Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea (GEIDAC).
Asimismo, la experta ha destacado que resulta "de mucha utilidad" que se hagan fotografías, porque "muy probablemente cuando el paciente acceda al especialista el cuadro pueda estar resuelto". "Los afectos deben ser remitidos a un especialista en dermatitis de contacto para ser evaluados. Estudiar estos casos, publicarlos y notificarlos tanto a los fabricantes como a cosmetovigilancia o al punto de vigilancia de productos sanitarios son pasos indispensables para conocer la auténtica situación en la que nos encontramos y gestionar medidas de prevención primaria y secundaria", apostilla Gatica.
Los eccemas o dermatitis de contacto, la urticaria y la dermatitis atópica son enfermedades cutáneas muy frecuentes en la población. Algunos de estos problemas dermatológicos se deben a la sensibilización de la persona ante una sustancia que, de generar una reacción, pasa a denominarse alérgeno.
Actualmente, según la AEDV, se conocen más de 4.000 alérgenos, por lo que identificar cuál es el responsable de un eccema es "clave" para evitar un futuro problema que, a veces, puede ser epidémico, aseguran los dermatólogos. "Sin embargo, en los pacientes con urticaria crónica o dermatitis atópica los mecanismos inmunológicos implicados son multifactoriales, a menudo endógenos y autoinmunes", puntualizan.
Como explican las doctoras Elena Gatica y María Antonia Pastor, expertas en este campo, el alérgeno más frecuente es el níquel, un metal omnipresente en el entorno a través de bisutería, hebillas de cinturones, botones de pantalón, etc. "Pero le sigue de cerca la metilisotiazolinona, un conservante utilizado de forma masiva en productos cosméticos y de cuidado personal, así como en limpiadores domésticos", apuntan.
"Gracias a los diagnósticos que se realizaron en dermatología, la legislación a nivel europeo impuso hace dos años la prohibición del uso de metilisotiazolinona en productos cosméticos y de higiene de los que no precisan aclarado, y ahora estamos empezando a percibir un descenso en la frecuencia de sensibilización. No obstante, no se puede bajar la guardia porque esta sustancia está presente en limpiadores domésticos, detergentes, suavizantes y pinturas al agua, en las que ni siquiera se requiere precisar su presencia en el etiquetado", afirman estas dermatólogas.