VALÈNCIA. La investigación en el cáncer colorrectal ha supuesto un aumento en la supervivencia de los pacientes a lo largo de los últimos años. En este sentido destaca la importancia de los ensayos clínicos, tal y como apunta el doctor Marcos Melián, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO, el descubrimiento de nuevos fármacos son esenciales para cambiar la historia natural de una enfermedad, ya que permite la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, mejoran los tratamientos existentes y dan acceso a los pacientes a tratamientos experimentales prometedores, antes de que se conviertan en tratamientos de uso rutinario. “En los últimos años, se han desarrollado varias terapias para el cáncer de colon y de recto. Entre ellas, la más prometedora es la terapia con Dostarlimab, que se usa para un subtipo de pacientes con cáncer de recto que presenten alta inestabilidad de microsatélites. En resumen, los ensayos clínicos son una herramienta vital en la lucha contra el cáncer de colon”.
En relación al tratamiento médico, la investigación se centra en lo que se conoce como Medicina de Precisión: conocer molecularmente la enfermedad para así individualizar el tratamiento de cada paciente. “Es muy importante individualizar el tratamiento de cada paciente. Esto se realiza gracias a los comités multidisciplinares donde participan diferentes especialistas (cirujanos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, médicos nucleares, médicos digestivos, patólogos y biólogos moleculares. En ellos, se exponen los casos y tomamos las decisiones de forma unificada para establecer una estrategia de tratamiento individualizada”, afirma el doctor Melián, que señala que no obstante, “la mejor arma para aumentar la supervivencia es la detección precoz de la enfermedad ya que en estadio iniciales el porcentaje de curación aumenta considerablemente. Todo ello, hace de vital importante el cribado poblacional o el diagnóstico precoz mediante test de sangre oculta en heces a partir de los 50 años”.
¿Cuáles son los signos de alarma? En ocasiones el cáncer de colon no produce grandes síntomas identificables hasta etapas muy avanzadas. “No obstante, los principales síntomas por los que consultar al médico son, dolor abdominal, cambios en el hábito defecatorio (estreñimiento, diarrea), sensación de inadecuado vaciamiento intestinal, sangrado con o sobre las heces y pérdida de peso inexplicable por otras causas”.
¿Y el factor genético? El doctor Melián afirma que en el cáncer de colon es bajo, aunque existen algunas alteraciones genéticas que influyen en la aparición precoz del cáncer colorrectal. Las dos más frecuentes son el Síndrome de Lynch y la Poliposis Adenomatosa Familiar. “Ahora bien, son muy poco frecuentes y se estima que producen menos del 5% del cáncer colorrectal”.
Lo que sí que influye en su aparición son cuatro factores de riesgo “muy instaurados en nuestra sociedad” , tal y como apunta el médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO: alcohol, hábito tabáquico, el sedentarismo y el consumo de carne roja y productos ultraprocesados. “Por tanto, es de vital importancia promover hábitos alimentarios saludables como el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales y fibra y disminuir el consumo de carnes rojas y elementos procesados. Además el consumo de productos lácteos también podría proteger contra el cáncer de colon. Por último, es necesario fomentar la realización de deporte y eliminar la ingesta de alcohol y tabaco”.
Otro factor de riesgo es la edad, aunque se está observando un aumento paulatino de esta enfermedad por debajo de los 50 años. De hecho, un estudio publicado recientemente en Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention alerta de que cada vez los cánceres colorrectales se diagnostican en población más joven y en estadios cada vez más avanzados. “Se especula que el principal problema podrían ser los hábitos de vida (dieta, alcohol y tabaco). No obstante, lo más importante es concienciar a la población que ante los síntomas de alarma consulten al médico de forma precoz. De momento, no existe una recomendación sobre la disminución de la edad en los programadas de cribados (se realizan a partir de los 50 años) pero es un situación que se está estudiando y que podría cambiar en los próximos años”.
En cuanto al abordaje del cáncer de colon, la cirugía sigue siendo la principal opción, combinada, en algunas ocasiones, con radioterapia. “La cirugía es la pieza clave en el manejo de los pacientes con cáncer de colon y debe mantener los criterios de calidad oncológicos establecidos, independientemente de la técnica quirúrgica a emplear o la vía de acceso”, señala el doctor Alfonso Luis García Fadrique, jefe clínico del servicio de Cirugía General y Digestiva del IVO.
La cirugía ha evolucionado en las últimas décadas, pasando de la cirugía abierta tradicional, “que se sigue empleando en algunos casos”, a la cirugía mínimamente invasiva como la laparoscópica y la robótica, lo que supone ya una recuperación postoperatoria más ágil, con menos dolor postoperatorio y una vuelta más rápida a la vida normal. “Pero, además, la cirugía robótica nos aporta una mayor calidad técnica, con cirugías mucho más precisas, mayor rango en los movimientos que puede realizar el cirujano lo que se traduce en menores secuelas postoperatorias de los pacientes”, asegura el doctor García Fadrique. Además, el IVO cuenta con el robot Da Vinci desde 2019, “los resultados obtenidos con esta vía de abordaje son ampliamente positivos desde el punto de vista clínico para nuestros pacientes, con todo el beneficio ya descrito anteriormente, así como una ventaja técnica incuestionable para los cirujanos que realizamos este tipo de intervenciones. Es una realidad incuestionable hoy por hoy, que la cirugía robótica es una herramienta con un gran valor añadido en el tratamiento del cáncer colorrectal y que debe ser ofrecida sin ninguna duda a nuestros pacientes”.
A ello se unen los avances que se han realizado en el tratamiento del cáncer de colon metastásico, es decir, que se ha extendido a otros órganos. “La cirugía de las metástasis, junto a nuevos tratamientos de quimioterapia, radioterapia dirigida y radiología intervencionista, nos han permitido tratar a pacientes que con anterioridad se consideraban terminales”, afirma el jefe clínico del servicio de Cirugía General y Digestiva del IVO. “El desarrollo de la cirugía de las metástasis hepáticas, pulmonares y peritoneales, mediante la citorreducción y quimioterapia intraperitoneal hipertérmica, que cumple 10 años de implantación en el IVO, el mayor conocimiento de cuándo ofrecer estos tratamientos y el papel de los comités multidisciplinares, son una realidad en el día a día del tratamiento del cáncer de colon en nuestro centro”.
Y ¿cómo es el postoperatorio? El doctor García Fadrique señala que es muy importante contar con un paciente al que se le haya explicado y entienda todo el proceso y que sea partícipe también de su recuperación. A grandes rasgos, el mismo día de la intervención ya se da de beber y en algunos casos ya se pueden sentar. En los siguientes 2-3 días se progresa a la dieta oral si es posible y el paciente ya permanece levantado la mayor parte del día y realizando algún paseo por la habitación. Si no hay ningún problema, se suelen dar de alta a los 3-5 días de tras la intervención, con las recomendaciones dietéticas durante las siguientes semanas. "Obviamente el postoperatorio se adapta a cada paciente y la presencia de alguna desviación del curso postoperatorio normal”.
¿Puede haber secuelas tras la cirugía? “Si todo ha ido de manera normal, las secuelas tras este tipo de cirugía son leves y limitadas en el tiempo. Las principales son las derivadas de la propia resección intestinal ya que al principio sí que puede haber alteraciones en el ritmo deposicional, consistencia y composición de las heces. Pero con el paso del tiempo, vuelven a la normalidad. En algunos casos se pueden producir hernias en las incisiones, pero el empleo cada vez mayor de cirugía mínimamente invasiva y con cicatrices cada vez más pequeñas hace que este problema sea cada vez menor”, asegura el doctor García Fadrique.
Junto con la cirugía, la radioterapia forma parte del tratamiento multimodal integral del cáncer digestivo, principalmente del cáncer rectal. “Gracias al efecto de la combinación de los tres tratamientos, tratamiento sistémico, radioterapia seguida de cirugía es posible conseguir la curación de muchos tumores o bien optimizar el control local de la enfermedad que haga posible mejorar la calidad de vida, al poder aumentar el número de tratamientos conservadores del esfínter anal”, explica el doctor Leoncio Arribas, jefe de Oncología Radioterápica del IVO.
En este sentido, dos técnicas están mejorando la supervivencia y el control de esta enfermedad. Por un lado, la radioterapia intraoperatoria, la utilización de la radioterapia durante el acto del tratamiento quirúrgico. “Es necesario disponer de un acelerador que se encuentra ubicado en el interior del quirófano y tras la realización de una cirugía es posible administrar con dicho acelerador, dosis elevadas de radiación sobre las zonas en las que presumiblemente el cirujano no ha podido extirpar la totalidad del tumor Esto aumenta las posibilidades de curación de ciertos tumores principalmente recidivas”, apunta el doctor Arribas, que señala que gracias “a la mejora y evolución tecnológica de los aceleradores lineales, es posible realizar tratamientos en muchas situaciones clínicas del cáncer colorrectal en las que antes no se utilizaban”. Además, el jefe de Oncología Radioterápica del IVO resalta la importancia del manejo de la imagen en todos los pasos del proceso del tratamiento con radiaciones, empleo de imagen guiada (IGRT) tanto en la simulación, planificación, verificación y durante el tratamiento.
La segunda técnica es la radioterapia estereotáctica en el tratamiento de metástasis (tanto de tumores de colon como de recto) en cualquier nivel (hepático, pulmonar, partes blandas, etc.), “siempre y cuando su número sea reducido, consiguiendo muy buenos controles locales, mejorando la supervivencia y el control de esta enfermedad”.
Así “es posible realizar cada día más tratamientos conservadores de órgano (en este caso el ano), así como tratamientos de metástasis en número reducido, elevando la calidad de vida y alargando la supervivencia de estos pacientes”, afirma el doctor Arribas.