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'la valentía' de Alfredo sanzol

Los fantasmas del pasado y la A-1 forman la nueva propuesta de Teatro Kamikaze para el Principal

26/01/2019 - 

VALÈNCIA. Había una casa apartada del mundo, que parecía abandonada pero que en contaba la historia de una familia. Todo explotaría cuando empezaron a construir una autopista donde antes había la nada, frente a la misma casa. Es el drámatico punto de partida de La Valentía, un montaje con texto y dirección de Alfredo Sanzol que se presentó ayer en el Teatre Principal de València y que se mantendrá hasta el próximo 3 de febrero. Y aunque la historia cuente un drama familiar, se trata en realidad de una comedia que bebe de la tradición del screwball americano y que enfrenta a fantasmas "falsos y verdaderos" mientras se ríe de las fórmulas de las historias de terror "pero creando belleza con gran respeto por el género". 

"¿Quién es más valiente, el que defiende la herencia del pasado a pesar de que en su vida presente no tiene ya sentido o el que se decide a desprenderse de él?" Es la pregunta principal que plantea el texto de Sanzol, aunque el punto de partida es aún más interesante: el texto surgió después de contactar con el elenco actoral y trabajar unas improvisaciones en las que cojió forma el elemento central que se verá en el escenario, una casa de paredes transparentes que deja entrar y contemplar al público cómo una familia enfrenta su pasado y su presente a través de dos cosmovisiones enfrentadas que tienen su traslado a la sociedad actual.

Todo esto, realizado a través de una propuesta formal basada en la cultura pop, la comedia americana, y sobre todo, el género de terror: "Está bien reírse de los códigos del género", aunque sea al "mismo tiempo que sigues sus reglas", ha destacado Alfredo Sanzol durante la presentación de la obra. Sanzol dirige y escribe esta propuesta, una producción de La Zona y El Pavón Teatro Kamikaze con música de Fernando Velázquez, estrecho colaborados del dramturgo y también del cineasta Juan Antonio Bayona. El reparto actoral lo forman, Francesco Carril, Jesús Barranco, Inma Cuevas, Estefanía de los Santos, Font García y Natalia Huarte.

En La Valentía, una pareja de hermanas, Guada y Trini, han heredado la casa familiar en la que pasaban sus veranos. A cinco metros de la puerta de la entrada pasa una autopista, pero Guada quiere conservarla y ha decide quedarse a pasar el invierno. Trini está preocupada por la obsesión de su hermana con la casa y quiere sacarla de ahí cueste lo que cueste. En juego entran, por un lado, fantasmas reales, y por otro los hermanos Espectro, que tienen una empresa encargada de dar sustos a las personas para desalojarlas de los sitios.

Un proceso de creación kamikaze

El riesgo y la ruptura formal es ya una marca de la casa de la compañía Teatro Kamikaze, Premo Nacional de Teatro 2017, y este montaje no iba a ser menos. En este caso, el texto tiene su origen en unos talleres junto a los propios actores, que habian sido contactador por el director previamente. Sanzol tenía solo un título y un punto de partida: el libro Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía, de José Antonio Marina.

En los talleres de improvisación, el dramaturgo y los intérpretes empezaron a hablar de "qué era la valentía", la "acción a través de la que nos enfrentamos al miedo", y constataron que "hay muchos miedos y muchas valentías". Durante las improvisaciones, "empezó a coger forma una casa" como escenario de la acción, un lugar que evoca a la vivienda donde pasó los veranos el autor en Burgos, antes de que construyeran en frente una autopista. "Desde hace años quería hacer un vengarme de aquella autopista que convirtió la casa en un paraíso perdido", ha admitido.

Sanzol trabaja con estos parámetros desde su obra La respiración porque la colaboración con el elenco hace que se le "despierte la imaginación", ha asegurado. Además, ha puesto en valor que los actores "acepten el trabajo sin el libreto escrito", porque "asumen el riesgo" ellos también. "Sumar todos esos riesgos es lo que permite crear espectáculos que van más allá" y que consiguen "calidad y calidez", ha resaltado.

Por su parte, Francesco Carril, uno de los protagonistas de la obra, ha querido poner en valor este proceso por la horizontalidad de la que se parte “partiendo todos y todas de un mismo punto de partida”. De hecho, según se ha contado en la presentación, muchas veces el elenco le pedía instrucciones más precisas para sus personajes al dramaturgo, pero él respondía “que los personajes acabaron estando escritos para ellos” y que “solo tenían que buscar en ellos”. “Al final me di cuenta de que mi personaje tenía mucho de mí mismo”, ha confirmado Carril. 

Reflexiones sobre la contemporaneidad

Además, La Valentía recoge "muchas otras tramas" que son "constantes" en la obra de Sanzol, según ha destacado el dramaturgo. La apreciación entre la realidad y el sueño o la infancia, con personajes que "tienen algo de ingenuo que les da mucha fuerza", son algunos de los terrenos que también abarca la obra.

Sanzol ha desvelado que la obra también reflexiona sobre el "precio del progreso". En este caso, los personajes son "víctimas de la contaminación acústica". "En España parece que hay un derecho a la producción de ruido", ha ironizado, antes de apuntar que con este montaje, quería contar algo tan insólito como el momento en el que "el ruido altera emocionalmente a los personajes".

En este sentido, también aborda la dicotomía entre lo "público y lo privado", con historias que "afectan a la vida privada de las personas" pero que "tienen una dimensión política y social". "Todas las medidas públicas nos afectan íntimamente" y "todo lo que hacemos en privado afecta socialmente", ha asegurado. Criticando así a los poderes fácticos que se esmeran en decidir sobre lo público, alegando que lo que pasa de puertas para dentro de una casa no les concierne.

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