El problema de la vejez ha sido y sigue siendo un tema preocupante en todas las sociedades a través de la historia. La vejez es un fenómeno biológico reconocible en sus consecuencias como ya comentaba el filósofo Cicerón (año 106 a. C.) en su De Senectute: "Pues bien, cuando lo medito en mi interior, encuentro cuatro motivos por los que la vejez puede parecer miserable. La primera, porque aparta de las actividades; la segunda, porque debilita el cuerpo; la tercera, porque priva de casi todos los placeres; la cuarta, porque no está lejos de la muerte". Hay un deterioro orgánico propio de la vejez, e incluso una psicología más o menos típica que la caracteriza. Según L. Simmons, la vejez, más que un fenómeno fisiológico, es un fenómeno social. Ser viejo, dice, es ser reconocido como tal por el grupo social del que forma parte, y así ocurre a veces que la edad social del individuo nada tiene que ver con su edad cronológica.
Al final y también como estereotipo asociamos la vejez como una etapa vital con solo características negativas como la inutilidad, discapacidades físicas o mentales y la inactividad que conlleva la desvinculación social.
En el siglo XX, se forjaron palabras nuevas: la geriatría (palabra descubierta en 1909) y es la medicina que atiende a los ancianos enfermos; la gerontología (palabra descubierta en 1929), que es el estudio científico de los fenómenos o de los procesos de envejecimiento.
No se pretende reflejar la actitud social ante la vejez a lo largo de la historia, ni tampoco las características generales de la vejez en cuanto a físico-orgánicas, psíquicas, sino la toma en consideración, que presta los poderes políticos, a través de sus leyes, en cuanto al nivel de ingresos, su soledad y círculo familiar.
El sentirse abandonado es una autentica tragedia para el anciano. La compañía- incluso la animal-como último recurso, como la del loro para Robinson Crusoe, le alivia y reconforta, Por ello podría decir el poeta Casas y Amigó, que:
"...si los años me abruman.
es mi consuelo
en mi trabajo la vejez
el no verme solo".
La densidad de población puede medirse en diferentes factores, y la edad es uno de ellos.
A comienzos de 2022, había 434.157 personas menores de 5 años. Si avanzamos en los rangos de edad, en esta misma fecha, habría 4.587.833 personas de entre 0 y 10 años en España. Un número similar al de personas de entre 11 y 20 años: 5.015.343.
En los siguientes tramos de edad, hay diferencias más considerables. A fecha 1 de enero de 2022, el INE cuantificó estas cifras en cuanto a la población española por tramos de edad:
De 21 a 30 años: 4.983.589 personas.
De 31 a 40 años: 5.956.048 personas.
De 41 a 50 años: 7.803.365 personas.
De 51 a 60 años: 7.106.614 personas.
De 61 a 70 años: 5.462.969 personas.
De 71 a 80 años: 3.907.804 personas.
De 81 a 90 años: 2.138.812 personas.
Más de 91 años: 470.426 personas.
Estas cifras podrían relacionarse con la ‘esperanza de vida’ de cada comunidad autónoma. La esperanza de vida es el número medio de años que esperaría seguir viviendo una persona de una determinada edad, en caso de mantenerse el patrón de mortalidad por edad actualmente observado.
Este número medio ha aumentado en los últimos años hasta cinco puntos. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres viven más que los hombres, 74,2 y 69,8 años, respectivamente.
Por comunidades y ciudades autónomas, todas superan los 80 años de media en esperanza de vida, salvo Melilla (79,41 años). Salamanca, Madrid y Burgos son las provincias con mayor esperanza de vida, con 84,74; 84,64 y 84,53, respectivamente.
Según datos del INE, Andalucía es la comunidad autónoma con el mayor número de personas (8.518.053), seguido de Cataluña (7.679.410), Madrid (6.769.113) y la Comunidad Valenciana (5.072.176).
Otras comunidades que presentan un rango de población parecido entre sí son las siguientes:
Galicia: 2.691.557 personas.
Castilla y León: 2.376.739 personas.
Canarias: 2.252.465 personas.
País Vasco: 2.177.271 personas.
Castilla- La Mancha: 2.050.076 persona.
Murcia: 1.522.640 personas.
Aragón: 1.314.586 personas.
Islas Baleares: 1.223.961 personas.
Extremadura: 1.053.302 personas.
Asturias: 1.006.193 personas.
Por último, las comunidades y ciudades autónomas con menor población son:
Navarra: 659.232 personas.
Cantabria: 584.407 personas.
La Rioja: 315.896 personas.
Melilla: 83.196 personas.
Ceuta: 82.533 personas.
Estos datos, deben de llevar a los políticos a tomar medidas a fin de suavizar el impacto que ya tenemos en la pirámide de edad y paliar dentro de lo posible a las generaciones venideras de este desequilibrio que, seguro, será mayor que el actual, generando un desequilibrio en las pensiones contributivas, y sobre todo en la calidad de vida de nuestros ancianos, presentes y futuros.
Así:
1º.- Podemos observar que el mayor número de personas se encuentran entre los 41 y los 50 años, seguidos muy de cerca por el tramo de edad de 51 a 60 años. Asimismo, podemos afirmar que son dos las generaciones que más perduran en nuestro país: los nacidos entre 1946 y 1965 o baby boomers; y aquellos nacidos entre los años 60 y 80 o generación X.
2º.- Según las últimas cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística: los mayores de 65 años en España ya son 9.055.580 personas, lo que supone un 19,3 % de la población total (47.007.367). Datos que se publican en el avance del informe provisional del Padrón Continuo de enero de 2019 del INE.11 sept 2023
3º.- ¿Que el porcentaje de personas llegan a los 80 años, es del 31,6% de las personas mayores, tienen 80 o más años. El colectivo de personas mayores que más está creciendo y va a crecer en los próximos años, es el colectivo de los mayores de 80 años. Con respecto al envejecimiento, se resalta la feminización del envejecimiento.
Como conclusión muy clara y posicionamiento social:
Los poderes públicos deben realizar su apoyo a todo esfuerzo que anime a los mismos ancianos a considerar con realismo y serenidad el papel que tienen dentro de la sociedad en general y en su entorno familiar en particular, inculcándoles que su papel sigue siendo importante y para ello debe fomentar los instrumentos necesarios para tal fin como el fomento de actividades, principalmente a nivel local que es donde radica su familia y entorno mediante planes de formación, entretenimiento y subvenciones a las familias que su permanencia dentro de la familia, les supongan una carga económica no asumible por ella misma, olvidándonos de los antiguos asilos, residencias etc. de antaño.