En la actual Europa en busca de autor, la realidad física y la digital casi nunca discurren en planos similares. Dispondremos de sistemas para transportar bits altamente sofisticados, porque así lo ha decidido con buen criterio la Comisión Von der Leyen, pero la arquitectura de redes físicas para llevar los átomos, a la velocidad que demandan las nuevas capacidades de la industria 4.0, sigue en algunos ámbitos como el ferroviario en un estado anterior a la aparición del ordenador personal.
A pesar de eso, o precisamente por eso, la estrategia de un territorio debe abarcar en paralelo esas dos dimensiones, la física y la virtual. Porque sin hubs de actividad de alto valor añadido, iniciativas como el Corredor Mediterráneo corren el riesgo de convertirse a largo plazo en una atracción turística.
Los otros ‘corredores Mediterráneo’ por los que tenemos que pelear, para ser un territorio atractivo por el que valga la pena invertir en una línea ferroviaria de calidad, son los de las tecnologías emergentes, vectores de crecimiento en los que la Comunitat Valenciana tiene mucho que decir, muy interesantes desarrollos en investigación científica y empresas de base tecnológica con personalidad propia.
El Gas for Climate Consortium, en el que están presentes 23 compañías de gas europeas, incluida la española Enagás, promueve el proyecto European Hydrogen Blackbone que prevé una inversión de 81.000 millones de euros hasta 2040 para poner en marcha una red de transporte de hidrógeno verde de 39.700 kilómetros, una parte de los cuales recorrerán la columna vertebral de nuestra Comunitat. De hecho, Valencia aparece como un fijo en la planificación desde el primer momento, debe estar conectada a esa red ya en 2030.
Enagás busca también liderar un IPCEI (Important Project of Common European Interest) con 2.250 millones de euros de inversión para convertir a España en un país exportador de hidrógeno a Europa. El objetivo es poner en marcha instalaciones de 1.000 MW de energías renovables y diversas plantas de electrólisis con capacidades de 500 MW en cinco regiones: Asturias, País Vasco, Castilla y León, Aragón y las Islas Baleares. El proyecto se llama Green Spider y, de momento, ahí no estamos.
Además, Green Spider planea enviar hidrógeno renovable vía marítima, con una frecuencia de dos a tres cargamentos semanales, desde el Puerto de Gijón a Holanda y Francia. El Puerto de Valencia tampoco entra ahí, pero está en otra iniciativa potente vinculada al hidrógeno, H2SPORTS.
Un consorcio europeo, liderado por Airbus, llamado EuroQCI, integrará tecnologías y sistemas cuánticos en las redes de comunicación de fibra óptica terrestre, con un segmento aeroespacial incluido para conseguir la cobertura total en la UE. El objetivo es asegurar los sistemas de codificación y la prestación de servicio a las infraestructuras críticas e instituciones gubernamentales de Europa. A largo plazo se pretende que EuroQCI se convierta en la base de una Internet cuántica en Europa, conectando ordenadores, simuladores y sensores cuánticos.
Es interesante que uno de los campos tecnológicos sobre los que se basan los planes europeos en esta área sea la fotónica integrada, que usa fotones en lugar de electrones para transmitir información. De esto sabe mucho la Universidad Politécnica de Valencia, en cuyo seno vio la luz, nunca mejor dicho, VLC Photonics, una compañía referente en el mundo en el diseño de PIC (Photonic Integrated Circuit). Es tan buena que hace un año la compró la japonesa Hitachi High-Tech. Una red por la que deberíamos pelear.
Más ‘corredores mediterráneos’ en los que nos conviene estar situados con voz propia. En el consorcio EuroHPC orientado a impulsar la supercomputación están presentes la Comisión Europea, 26 Estados miembro y seis asociados y dos socios privados, la Plataforma Tecnológica para la Asociación de Computación de Alto Rendimiento (ETP4HPC) y la Big Data Value Association (BDVA). Dispondrá de 8.000 millones de euros hasta 2033 para incrementar su capacidad, en abierta carrera con Estados Unidos y China, y ha adjudicado a España uno de sus tres flamantes proyectos de pre-exaescala, el MareNostrum5. Se desarrollará en el Barcelona Supercomputing Center (BSC).
En la Universitat de València está ubicado uno de los 16 superordenadores con los que cuenta nuestro país y que conforman la Red Española de Supercomputación. Hay sectores con fuerte carga tecnológica, especialmente en el ámbito de la microelectrónica, que trabajan con familiaridad desde hace años con el BSC y están hambrientos de colaboración si es que los fondos del Plan de Recuperación llegan algún día. Demos un paso adelante.
Más corredores: el proyecto de nube europea que impulsa la Gaia-X European Association for Data and Cloud. En un comité de dirección de 24 miembros sólo hay uno español, mala cosa. La buena noticia es que se trata de Daniel Sáez-Domingo, director de innovación y transferencia tecnológica del valenciano Instituto Tecnológico de la Informática (ITI). El otro dato alentador, dentro del hasta ahora mejorable posicionamiento de nuestro país en el proyecto, es que está siendo precisamente el sector turístico, con Segittur a la cabeza, uno de los más activos para liderar uno de los verticales de actividad de Gaia-X.
Y otro corredor de información en el que hay que intentar posicionarse mejor: el de los SmartAgriHubs, que ofrecen financiación para proveedores de servicios innovadores en el ámbito de la agricultura inteligente. La Junta de Andalucía lidera el Clúster Regional Iberia, en el que participan 20 centros de innovación digital de España y Portugal, entre ellos el valenciano Hub4.0Manuval.
En Hub4.0Manuval están presentes los ingenieros de telecomunicación (colegio y asociación), la AVI y el Ivace, el Instituto de la Cerámica, las Universidades de Alicante, Politécnica de Valencia y Jaume I, las patronales Femeval, Valmetal y CEV, y… FundingBox, una aceleradora con sede en Madrid y presencia en República Checa, Polonia y Dinamarca. A seguir.
