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Crónicas por los otros / OPINIÓN

Los pobres siguen siendo pobres

Hace casi dos años que me marché a África y ya estoy de vuelta, de vuelta  a mi vida de antes, a mi vida cotidiana,  a  mí día a día, a este sistema. … Y todo sigue igual. Los pobres siguen siendo pobres

7/11/2015 - 

¿Podrías vivir con 663 euros al mes? ¿Y con 332 euros? En la Comunitat Valenciana más de un millón trescientas mil personas viven con menos de 663 euros y más de 300.000 personas con unos 300 euros al mes. Con todas las cargas económicas que impone un sistema como el nuestro, eso es pobreza. Ser pobre en Valencia es no poder comer carne, pollo o pescado cada dos días como le pasa el 3,2% de la población. Ser pobre en Valencia es no poder mantener la vivienda con calefacción en invierno y ser pobre en Valencia es que casi el 50% de la población no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos.

Son los datos preocupantes relativos a la Comunitat Valenciana de la EAPN (European Anti-proverty Network), Red Europea de Lucha contra la Pobreza. El 34,7% de la población en la Comunitat Valenciana está en riesgo de pobreza y/o exclusión; indicador que ha aumentado un 3% en este año.  Es decir, un millón 700 mil personas viven en esta situación. Y no olvidemos que estos números, son personas y que detrás de estos porcentajes hay realidades humanas, familias y vidas que sufren.

Inevitablemente me acuerdo de “mis niños” en Lamu, Kenia, porque mi visión de la realidad está totalmente condicionada tras haber estado viviendo en un continente, país, isla y aldea pobre, aunque también haya ricos, muy ricos, y riqueza mal distribuida. Estos niños con los que he vivido comen una vez a la semana pescado o carne si pueden; que no sufren la ausencia de calefacción porque no hace frio allí pero en cambio no tienen manera de refrigerar sus casas del calor insoportable que sufren todo el año, temperaturas e índices de humedad con los que son difíciles de convivir; y prácticamente la mayoría  de la población no tiene capacidad para afrontar los gastos de cada día.  Esto también es pobreza. Aunque para ellos ser pobre sea no poder ir al hospital cuando están enfermos o al colegio porque tienen  que trabajar. Pobreza extrema. Intolerable.

Los responsables de la pobreza

La pobreza es un fracaso total y absoluto del sistema social en cualquier país. Porque estos niveles de pobreza son el reflejo de una mala gestión, de una ausencia de políticas sociales, de  un supuesto estado de bienestar que no funciona  y de tantas y tantas fisuras y errores políticos y económicos que no podemos enumerar. La pobreza es igual es todas partes, pero las oportunidades que han tenido los países para evitar o salir de situaciones  de pobreza o de evitar cifras como las que hemos conocido, no son las mismas.

Y aquí es dónde se abriría el debate y el estudio para conocer cómo un país como España, o una Comunitat como la valenciana, con todas las posibilidades y  oportunidades que ha tenido, han podido llegar a esta situación. Muchos de sus responsables, los responsables de la pobreza,  siguen ejerciendo como si nada, como si fuera un mal endémico, o algo que no depende de decisiones políticas y económicas de los políticos de turnos. Pues señoras y señores, la pobreza tiene víctimas pero también responsables. Que lo sepan. 

¿Quién es más pobre el pobre de Lamu o el pobre de Valencia?

La pobreza es siempre pobreza en cualquier lugar aunque los límites del umbral de pobreza sean flexibles. Y no quiero comparar  porque las realidades españolas y africanas son radicalmente  diferentes. Sería injusto. Pero los pobres sufren de la misma manera independientemente del entorno en el que vivan. Unos y otros son pobres por igual.

Haber vivido casi dos años en África a veces me parece un sueño. Haber vivido dos realidades tan diferentes y tan alejadas una de otra, como la africana y la valenciana,  puede llegar a ser muy esquizofrénico, creedme. Hay días, momentos y situaciones que parece que nunca me fui y que nunca he vuelto, que siempre estuve en el mismo sitio. Hay momentos en que las rutinas  me meten en una vorágine difícil de explicar y llego a la conclusión que tengo dos vidas. Y que las dos me gustan y me disgustan por igual.

Mis dos vidas tienen muchas diferencias y muchas similitudes al mismo tiempo. La pobreza podría ser una de ellas, por ejemplo. África, Kenia y Lamu cuentan con índices de pobreza importantes. Unos umbrales de pobreza que hasta que no los vives, aunque sea como espectadora, es imposible entenderlos. Entender cómo una persona sobrevive a la pobreza, se acostumbra a la pobreza  y convierte situaciones duras y difíciles en su rutina del día a día. Es tremendo. Es tremenda la capacidad de aguante que puedes llegar a descubrir. Pero es que en Valencia también existen casos de auténtica supervivencia y aguante, difícil de entender y justificar en un país supuestamente desarrollado. Lamentable.

Seguir mis colaboraciones con Valencia Plaza y hacerlo con temas y enfoques sociales es un regalo. Una oportunidad que desde ahora agradezco y que espero trabajarla lo mejor posible sin intención de juzgar pero con la esperanza de dar un punto de vista diferente. Más ahora que todo lo que vivo, miro y respiro está condicionado por mi otra vida en el continente africano. Una mirada que, espero, perdure en el tiempo y en mi manera de entender la vida.

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