La miniserie de HBO Nordic se atreve a mezclar diversos géneros (noir, policiaco, ciencia ficción, épica vikinga y hasta feminismo) con un minucioso trabajo en cada detalle, incluido el lenguaje, logrando un resultado extraordinario
VALÈNCIA. Un drama policiaco noir con todos los ingredientes de género. Un buddy cop show en toda regla al estar protagonizado por dos oficiales de policía radicalmente opuestos que, sin embargo, forman un extraña pero infalible pareja de trabajo. Una aventura sobre inexplicables viajes en el tiempo. Diversos sucesos épicos sobre la lucha entre dos tribus vikingas enemigas aterrizadas en el tiempo presente gracias a los viajes temporales antes mencionados y, por último, una historia sobre una multitudinaria crisis de refugiados en la capital noruega.
Se me olvidaba la guinda: un bello cuento sobre feminismo y sororidad (esta última palabra, tan de moda, que usan muchos modernos en las redes pero aplican muy pocos en la vida real). Viva la imaginación de los guionistas nórdicos; sus madres, por traerlos al mundo; sus países, por su excelente nivel educativo; y bravo por la dicha de tener la libertad para inventar algo como ‘Beforeigners’. Semejante creatividad y ausencia de miedo a mezclar de forma tan arriesgada géneros radicalmente dispares se ha hecho realidad gracias a los creadores noruegos Anne Bjørnstad (‘Roeng’, ‘Lilyhammer’) y Eilif Skodvin (‘Roeng’ y ‘Lilyhammer’) para HBO Nordic.
A su vez, su director, Jens Lien (‘Occupied’, ‘Viva Hate’), es el responsable de haber conseguido hacer creíble en pantalla con escasos medios pero efectistas resultados visuales la descabellada idea de que, de la noche a la mañana, cada día aparezcan del interior del fiordo de Oslo, una decena de personas (aproximadamente) procedentes de otras épocas (de la Edad de Piedra, de la Edad Media y del siglo XIX), y que a partir de ese momento se tengan que quedar, porque no queda otro remedio, a vivir en la ciudad y alrededores (algunos en viviendas para refugiados; otros integrándose en la sociedad; y otros tanto en la calle, malviviendo de la única forma que saben).
“Era importante crear una situación en la que nadie pudiera decir ‘vete a casa’. No hay vuelta atrás para ninguno de nosotros, ninguno de los recién llegados puede irse”, comenta la coguionista Anne Bjørnstad. De esta manera, la crisis de refugiados solo tiene una solución para la administración: aceptarla, con la realización de programas de adaptación e integración para los nuevos ciudadanos. Semejante invasión humanitaria, obviamente, acarrea, por el contrario, problemas ideológicos entre la ciudadanía autóctona, y en consecuencia, genera acontecimientos no deseados que todavía no se han resuelto en esta primera temporada, pero a bien seguro serán exprimidos en las que vendrán.
El policía Lars Haaland (Nicolai Cleve Broch), uno de los dos detectives protagonistas, está presente precisamente la primera noche en la que, de sopetón, salen a flote por el agua del mar diferentes personas desorientadas. Lars participa junto con el equipo de salvamento en el rescate y después de la inexplicable peripecia, la serie decide dar un salto en el tiempo y avanzar aproximadamente unos dieciséis años, cuando la aparición de personas de otras épocas es ya una epidemia de tal calibre que el país convive con el problema con total normalidad.
Ahí es donde descubrimos la nueva vida del investigador, ahora divorciado, con una hija adolescente, además de aparecer en escena por primera la deslumbrante actriz finlandesa Krista Kosonen, que interpreta el papel coprotagonista de Alfhildr Enginsdottir, la primera agente de policía de origen multitemporal (en concreto vikinga). A partir de su aparición en pantalla he de confesarles que me he enamorado perdidamente: una mujer sin los modales típicos de nuestra época, con su propia visión de cómo se vive, se viste, se come, se llora o se grita siendo mujer. Todo ello, en principio, consecuencia de que se trata originalmente, antes de su viaje temporal, de una fuerte y valiente guerrera vikinga.
¿Recuerdan este año, cuando se puso de moda el término anglosajón ‘manspreading’ y que éste solía ir acompañado en las redes sociales de la típica postura de un hombre sentado en el metro con las piernas abiertas, ocupando el máximo espacio junto a las mujeres sentadas a su lado? ¿Cuántas veces, queridas lectoras, habrán escuchado ustedes a sus padres, madres, maestros y maestras de infancia recordarles cómo debe sentarse una mujer? Pues he de decirles que hemos llegado a una nueva etapa: la del ‘womanspreading’. Opinen ustedes. Se acabó la tontería.
Otro aspecto, en principio baladí, pero crucial como el resto de detalles que ayudan a entender por qué tanta adoración hacia este personaje es el gozo que supone comprobar que su cabello, jamás peinado de peluquería, sino simplemente natural, pondría de muy mal humor a políticos como Iván Espinosa de los Monteros, que definió en una entrevista a las personas de izquierdas como “sucias, mal vestidas y con coleta”. Lamento anunciar que los 6 episodios de la primera temporada de ‘Los visitantes’, disponible en HBO España, por tanto, a bien seguro no es para sensibilidades como la suya, ya que el cabello de esta heroína es libre como el viento.
Dado que en ‘Los visitantes’ se tratan personajes de tres períodos históricos diferentes, los guionistas contaron con la colaboración de expertos lingüistas para generar cada idioma adaptado a su época (nórdico antiguo, noruego del siglo XIX y el idioma de la Edad de Piedra). Detalles sutiles pero tremendamente importantes para dotar de credibilidad a la historia. ¿Cómo maldecirían en noruego cuando ni siquiera existía en el país el cristianismo, por ejemplo?
“Queríamos que funcionara como una especie de alegoría sobre una sociedad multicultural, que una parte importante de la identidad de las personas que viven en el exilio es precisamente su lengua materna. El lenguaje que compartes con determinadas personas te une por ser del mismo origen, aunque la mayoría a su alrededor no les entienda”, explica la guionista Anne Bjørnstad. “Para nosotros era obvio que los tres grupos de inmigrantes tenían que tener su propio acento distinto y que los dos grupos más antiguos también deberían tener su ‘lengua materna’. Que esto debía ser tan importante como el diseño de vestuario o el de producción.
Durante el trabajo de adaptación de los diálogos para esas tres épocas, los guionistas contaron con la colaboración de tres investigadores de la Universidad de Oslo: Alexander K. Lykke, Julian K. Lysvik y André Dannevid. Este equipo de filólogos tradujo el diálogo de la serie al nórdico antiguo, al nórdico del siglo XIX y, por último, crearon un lenguaje ex profeso para los personajes de la Edad de Piedra. Lo llamaron “Mesolítico”.
“Cuando los escuchas hablar, no debes pensar que suena como finlandés o árabe. Debe ser algo que suene desconocido, pero realista”, explica el investigador Julian Lysvik. Eso sí, no hay que olvidar que dicho lenguaje es totalmente ficción. Como toda la serie, cuyos primeros seis episodios, lamentablemente, nos dejan sin conocer el desenlace. Toca esperar, como en los tiempos de ‘Juego de Tronos’. ‘It’s HBO’.
Fue una serie británica de humor corrosivo y sin tabúes, se hablaba de sexo abiertamente y presentaba a unos personajes que no podían con la vida en plena crisis de los cuarenta. Lo gracioso es que diez años después sigue siendo perfectamente válida, porque las cosas no es que no hayan cambiado mucho, es que seguramente han empeorado