VALENCIA. Con la ‘plantà’ finiquitada, la falla del Burning Man, proyecto becado por el festival americano que este año aterriza en el desierto de Nevada, ya está preparada para la acción, una construcción que tiene dos vidas: una día y otra de noche. Si bien el pan de oro y la blanca estructura brillan por si solas de día, cuando cae el sol el montaje se completa con un show de luces led. La empresa Radiante, que antes operaba bajo el nombre Ledsvisuals, ha sido la encargada de diseñar el espectáculo lumínico que cada noche da vida a Renaixement, la ‘falla’ creada por el artista fallero David Moreno y el arquitecto Miguel Arraiz (Pink Intruder).
Esta no es la primera colaboración que la empresa realiza para Moreno y Arraiz, pues ya firmaron un espectáculo de láser mapping para Ekklesía, proyecto en 2015 para la comisión Nou Campanar. Con un público de aproximadamente 70.000 personas, la ciudad efímera de Black Rock acoge ya proyectos artísticos de todas partes del mundo, entre los que, por primera vez, acude uno de la ‘terreta’, apoyado por el Ayuntamiento de Valencia. Con la colaboración del Gremio de Artistas Falleros e inspirado en la Lonja, Renaixement se ubica, por decisión propia, en uno de los lugares más alejados del desierto donde se celebra el festival.
El objetivo es generar una sensación casi religiosa, un templo que, al contrario de lo que pasaba en Ekklesía, no cuenta con acompañamiento musical, un silencio buscado pero igualmente espectacular. El montaje, creado por Radiante (Manuel Conde, Francesc Ribes y Sergi Palau) para soportar las tormentas de arena y temperaturas extremas, consiste en repeticiones de una serie de aproximadamente 15 minutos, fogonazos de color blanco que iluminan el cubo en el desierto.