VALÈNCIA. Gracias a sus características, extensión y singularidad, la huerta valenciana es una joya en todos y para todos los sentidos.
Su particular paisaje, en el que conviven campos de cultivo, canales de agua, caminos rurales, barracas y alquerías, con la Albufera como telón de fondo, es mucho más que una zona de explotación agrícola, ya que establece un vínculo cultural entre lo rural y lo urbano que le ha valido el reconocimiento de Patrimonio Agrícola Mundial de la ONU y la FAO.
La huerta valenciana comprende un radio de 10-15 km alrededor de la ciudad de Valencia, con una superficie total de algo más de 10.000 hectáreas en las que se cultivan verduras, hortalizas, árboles frutales y plantas propias del Mediterráneo, con el arroz y los cítricos (especialmente la naranja) como principales protagonistas.
Pero la huerta de Valencia es mucho más, y algunos de sus frutos tienen el reconocimiento de Denominación de Origen Protegida (DOP) o Indicación Geográfica Protegida (IGP), dos marcas que garantizan su calidad y que suponen un aval tanto para productores como para consumidores.
El tomate valenciano se caracteriza por su forma de corazón irregular, su porte generoso, su textura abundante y carnosa, y su finísima piel. Esto se debe a que se plantan junto a los arrozales y sobre suelo arenoso, siendo regado por aguas ligeramente salinas, lo que les confiere un sabor intenso.
El tomate valenciano tiene diferentes variantes. Algunas de ellas son mascles, femella o Perelló. Esta última es una de las más conocidas, siendo la preferida por muchos chefs para elaborar ensaladas o platos típicos del verano, como por ejemplo la titaina.
Los tomates de El Perelló se cultivan en el corazón de la Albufera. Se trata de un producto de proximidad, ya que su temporada es corta (de mayo a agosto). Esto hace que sean todavía más codiciados, sobre todo si tenemos en cuenta que para su cultivo no se utilizan pesticidas ni productos químicos. Además, en este caso se mantiene la tradicional "alternancia de cultivos" para que el suelo no pierda fertilidad y el tomate mantenga sus propiedades organolépticas.
El tomate de El Perelló es todo un emblema de la gastronomía valenciana y la localidad que le da nombre organiza anualmente una feria gastronómica con mercados al aire libre donde los restaurantes ofrecen recetas elaboradas con este ingrediente.
La horchata es mucho más que una bebida: es una seña de identidad y un refrescante ritual para muchos valencianos en las tardes y las noches de verano, cuando el sol ya ha caído.
La horchata se extrae de la chufa, un pequeño tubérculo comestible que, en pocos años, ha pasado de ser un humilde alimento tradicional de Levante a un "superalimento" gracias a sus propiedades: contiene carbohidratos, enzimas, fibra soluble, proteína vegetal, vitaminas C y E, fósforo, calcio, magnesio, potasio, zinc, hierro y grasas (siendo rica en Omega 9 o ácido oleico).
Pero, ¿cuál es la vinculación de la chufa con la huerta valenciana?
La juncia avellanada, planta herbácea de la que nacen las chufas, es una de las especies dominantes en el paisaje de la huerta. Y, aunque nunca ha sido un cultivo prioritario (sino parte de la rotación), su elevada rentabilidad y su larga temporada de producción la han convertido en producto fundamental de la agricultura de l’Horta Nord, especialmente en municipios como Alboraya, Bonrepòs i Mirambell, Meliana o Foios.
Entre todas las leguminosas que se cultivan en Valencia, hay una que por su singularidad merece un puesto de honor en la gastronomía local: se trata del garrofó, una especie de haba de textura suave que hoy en día se considera una de las joyas de la huerta valenciana.
El garrofó es una variedad que está prácticamente en "peligro de extinción" y se calcula que, actualmente, su cultivo se reduce a extensiones pequeñas, menores de una hectárea.
Esto se debe a que requiere unos cuidados especiales y una estructura de caña para aguantar su pesada mata, que debe soportar las tormentas de verano (su temporada de recogida es de junio a octubre).
Aun así, el garrofó es uno de los grandes emblemas de nuestra gastronomía: podemos comerlo en humus, en guisos con verdura y, por supuesto, en la famosa paella valenciana, siendo uno de sus ingredientes estrella junto con la bajoqueta, el pollo o el conejo.
En un artículo dedicado a los manjares de la huerta valenciana no podíamos olvidarnos de la alcachofa.
Es cierto que en la Comunidad Valenciana existen variedades de mucha calidad, entre ellas la conocida Alcachofa de Benicarló (Castellón). Pero en la provincia de Valencia también encontramos alcachofas blancas de calidad en las comarcas de l’Horta Nord, l’Horta Sud, la Ribera y el Camp de Turia.
Actualmente, la producción de alcachofa de la huerta valenciana está muy dirigida al consumo local, aunque cada vez tiene más fama por su sabor y porque muchos chefs de la tierra la han convertido en protagonista de sus elaboraciones culinarias.
Ahora ya conoces algunos de los mayores manjares que crecen en las tierras valencianas. ¿Por cuál vas a empezar la degustación?