VALÈNCIA. María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca estrenaron por primera vez uno de los fragmento de Jinete Último Reino en Córdoba, en el un programa doble con una performance de Miguel Benlloch, al que el IVAM le dedica una exposición en la Galería 3. Cuentan que estaban muy nerviosos, repasando un texto amplio y complicado que tenían que recitar después, y se encontraron con Benlloch volviendo por los pasillos de la sala con las plumas de su propuestas, en la que se convertía en un pavo real. Más tarde, en el camerino, les espetaba el artista: “Es que lo hacéis todo muy complicado”.
Salgado, Cabeza de Vaca y Benlloch en realidad unas coordenadas similares, aunque no lo parezca, se trata del territorio de los términos sin nombre, o los que no existen, o de los que son burlados. Las periferías violentas, la identidad no programada. Jinete Último Reino, de la que hoy se podrá ver el segundo fragmento en la Mutant, es el relato de cómo un cuerpo nace aprendiendo, crece violentado y (por qué no) encuentra en la noche un lugar donde liberarse. Dice Fran MM Cabeza de Vaca que “la noche es el lugar donde nos podemos liberar, lo contrario de la escuela”, que es la que protagoniza el Fragmento 2. Porque la noche (“y no necesariamente una fiesta de música electrónica”) permite el deseo y porque en la noche, como hemos aprendido que todo es vergüenza, nada es realmente vergüenza. Es una emancipación del cuerpo surgida de la negación total.
Los dos artistas traen su propuesta de audiotexto, un concepto que han acuñado al proceso de trabajo común que llevan desarrollando durante una década y que describe ese viaje de ida y vuelta de la poesía y sus procesos de María Salgado y la música y sus procesos de Fran MM Cabeza de Vaca. Escriben, experimentan y deciden juntas, con muchas horas de estudio codo a codo, y mezclan universos. Del apartar de su propio centro el proceso creativo, surge una periferia individual que se convierte en el centro de su universo propio. “También nos gusta más que decir, hacer. Las piezas plantean narraciones que no son literales, pero sí se cuentan cosas, y se consigue haciendo las cosas pasar”, explica el artista.
En el Fragmento 2, exploran la violencia del proceso de aprendizaje, que acota el universo de posibilidades. “Cuando eres muy pequeña, tienes un rango de sonidos inabarcable y de repente tenemos que empezar a restringirlos porque —evidentemente— tenemos que aprender una lengua. En el momento que sucede y debes restringir tu universo para alfabetizarte, hay unos recortes por la velocidad de adquisición que se los queda la música y la poesía”, reflexiona Salgado.
La pieza toma como punto de partida también una época en la que la violencia de ese recorte era aún más profunda: la España franquista, la de los recortes. Y a partir de ahí, establece una línea roja que une el fascismo y el repliegue identitario que se está dando en los últimos años. La violencia del significante impuesto. Y vuelven a coincidir con Miguel Benlloch cuando plantean el absurdo de la identidad programada y acotada mediante el bucle y la repetición que vacía de sentido las categorías establecidas. Lo hacía él y los hacen ellas contra el binarismo.
Sobre el momento en el que vivimos: “ha habido un repliegue porque ha sido una reacción a un avance”. Y en este sentido, si en Hacía un ruido hablaban de las plazas y de la experiencia común, ahora en los diferentes fragmentos de Jinete Último Reino buscan poner en el centro la liberación de los cuerpos. La obra, que empezó a gestarse en 2017, ya veía en el horizonte que movimientos como el feminista podrían ser la gran disrupción de las calles. Pero la obra “no quiere estar ligada a una identidad en concreto, sino que el cuerpo encuentre su camino”.
El IVAM explora la idea de narración en Suspensión de la incredulidad, la primera exposición en España de la artista