VALÈNCIA. El confinamiento ha traído consigo una transformación digital que, de manera inesperada, ha obligado a numerosos centros culturales a adaptarse a una nueva realidad en la que lo físico ha tenido que ser sustituido por una pantalla. Con la mirada puesta en una posible apertura de cara al Día de los Museos, los centros expositivos ya se afanan por poner en marcha las medidas de seguridad para hacer frente a la crisis sanitaria, una nueva etapa en la que plantean una viaje de lo digital a lo físico que, en realidad, no es excluyente. Así lo aborda el Centre del Carme que, por primera vez, realizará una inauguración virtual. Será el próximo viernes a las 12 de la mañana, momento en el que las redes sociales del centro pondrán en foco en Acciones cotidianas, una exposición de Maribel Doménech que quedó, como tantos otros proyectos culturales, paralizada a causa del coronavirus.
“La situación que estamos viviendo es insólita, no hay precedentes. Es muy buena idea poder generar este tipo de exposiciones virtuales en un momento en el que la movilidad está restringida, así como lo aforos. Lo virtual nunca sustituye a lo real, pero se complementa”, explica Doménech en conversación con Culturplaza. Con todo, el centro plantea generar un tour virtual comentado por la propia artista así como la comisaria de la muestra, Rocío de la Villa, y el gerente del Centre del Carme, José Luis Pérez Pont, quienes serán los encargados de abrir -virtualmente- las puertas de una sala Ferreres que lleva dos meses esperando esta inauguración, prevista para el pasado 13 de marzo y pospuesta por el confinamiento.
“Conscientes de que nada sustituye a la contemplación real de las obras de arte, por la emoción que nos transmiten, esta visita virtual ofrece diferentes capas de información para ir abriendo boca”, explica Pérez Pont. Así, el proyecto 'online' no es estrictamente un paseo visual por la muestra, sino que ofrece la oportunidad de acceder a un contenido adicional como son otras obras de la artista que no están presentes en la exposición. Eso sí, apunta el gerente: “la exposición se inaugurará de forma presencial cuando las autoridades sanitarias permitan la realización de eventos y actividades culturales, dentro del proceso de desescalada”.
“Lo que vemos en el Carmen es una selección, pero hay periodos que han quedado fuera. [El proyecto virtual] tiene ese valor añadido que se pueda completar con otras obras que no se verán en sala, pero que han sido importantes en mi trayectoria”, indica la artista. Doménech vuelve, además, a un centro que la vio nacer como artista, un espacio donde se formó en Bellas Artes y con el que ahora vive un “emotivo” reencuentro. “Volver a un espacio en el que disfruté tanto y donde empecé mi carrera en muy emocionante”, recalca la creadora.
La muestra repasa una carrera que comprende más de tres décadas de producción, a través de esculturas, instalaciones, fotografías, vídeos y proyectos colaborativos, un relato en el que se entrecruza lo íntimo y lo social y que trabaja con lenguajes poéticos temáticas como la violencia de género o su lucha en el barrio del Cabanyal. En hierro o textil, la muestra supone un recorrido por una carrera cargada de símbolos que tiene como punto de partida una ‘sopa’ de palabras de luces led entre las que se lee ‘empoderamiento’ o ‘resistencia’.
Así, esta exposición muestra su escultura en hierro en la década de los ochenta, cuando su objetivo es ya narrar la vida cotidiana. Comprende su etapa posminimal, en la que predominan piezas de aluminio y ambientes lumínicos con los que explora una narratividad emocional ligada al habitar. Espacios desde los que proyecta las primeras instalaciones y piezas translúcidas blandas dirigidas a mostrar experiencias de vulnerabilidad, que derivan en la creación de indumentarias interactivas con evidente perspectiva de género.
Desde mediados de los noventa, Domènech utiliza cables eléctricos conductores de comunicación para crear figuras y palabras empoderantes que explicitan su posición feminista, en instalaciones contra la violencia de género y de resistencia ante los embates de la vida. El eje longitudinal de la exposición está protagonizado por piezas de resonancia autobiográfica que subrayan la reflexión sobre el transcurso vital y el compromiso arraigado en la experiencia, enfatizando la coherencia de toda su trayectoria inscrita en la reflexión sobre la vida cotidiana.