Ser periférico tiene algunas ventajas, y muchos inconvenientes... Una de ellas es observar desde la atalaya los errores cometidos por el centralismo. Personalmente no me causa dolor. En lo que me atañe, al ejercer de escritor de ciudad, no de provincia, uno intenta sazonar los posibles pisotones generados por esa centralidad absoluta en diferentes materias de la vida cotidiana de un ciudadano. En estos momentos la movilidad es la más destacada. Principal. Circular con un vehículo a motor por el Cap i Casal se ha vuelto insoportable. Y aterra escuchar el sonido de una piqueta.
Por poner un ejemplo, no hace mucho tiempo nadie pensó, o quizá alguien lo hiciera, cuestionar la ubicación de la Estación del Norte. Aquella obra de Demetrio Ribes partió la polis en dos. Varias generaciones hemos vivido en una ciudad dominada por las vías del tren. Seguimos aún, ante tanta promesa incumplida. Por otra parte, los valencianos de ciudad, hemos sido unos auténticos privilegiados por tener casi en la puerta de casa, la estación de tren y autobús o el propio aeropuerto. Alguna ventaja deberíamos obtener.
Las ciudades están construidas para consumir, y revertir esa situación es realmente una entelequia. El caso de la tan afamada calle Colón ha hecho despertar en mí un interés, y posterior seguimiento de la reforma interior llevada a cabo hace un par de años. Una vía comercial dominada por una gran empresa de la distribución. He decir que no estoy entre su clientela. No es tan 3necesario levantar las persianas los días festivos o de precepto, y si no que se lo pregunten a los católicos que algo tendrán que decir al respecto. El pan doble nunca fue un problema, más bien una solución a la conciliación familiar y laboral. Abogo por un trato justo con el pequeño comercio.
Marqués del Turia es un daño colateral (Oliver Stone) a la colonización de Colón. Mi viejo para ir a trabajar realizaba el recorrido en bus desde el bajo Ensache hasta Marqués de Sotelo. Por el contrario, mi vieja se desplazaba en coche para ir de shopping hasta la calle Colón. Prácticamente la misma distancia pero dos necesidades distintas. Blindar el centro histórico ha sido un acierto, los que hemos viajado sabemos que las principales ciudades europeas ya lo habían materializado. Y no por ello el comercio tradicional se ha resentido. Pero minar la calle Colón de nuevos carriles sostenibles lo veo una idea desacertada.
Más que nada porque al realizar compras de un cierto volumen, la bicicleta o el autobús no son herramientas adecuadas para el transporte. O pensar en los desplazamientos de personas que por desgracia no pueden pedalear, o familias con recién nacidos que deciden pasar la tarde callejeando y acuden en coche. Al echar el cerrojo al carrer Colón, Marqués del Turia y Ensache alto han visto aumentado la densidad del tráfico provocando atascos y colas. Si entra en la página del Ayuntamiento, la Concejalia de Movilidad ofrece datos del tráfico.
Significativo es el salto desde el 2020, situando a Marqués del Turia en una via de las más transitadas de la ciudad. A eso hay que añadir el túnel de Germanías y la entrada por Ruzafa que genera un embotellamiento de un par de cojones. Desesperante. Las intervenciones en el alto y bajo Ensanche han sido desafortunadas y precipitadas, Reino y Mestre Racional son dos claros ejemplos. Marqués del Turia se ha convertido en un parque móvil del cuál ya no puedes ni apreciar la frondosa arboleda que mantiene viva esta Gran Vía. Rectificar es sabios. No hagamos de Marqués del Turia, la Peris y Valero de los años ochenta.