VALÈNCIA. "Los tópicos dan de comer y el de la españolada ha existido, existe y existirá. Pero quien solo juzgue la obra de Ignacio Zuloaga por los toreros y manolas es que no lo conoce, puesto que fue un hombre de una cultura internacional tan amplia que no se puede centrar en una única cosa". Con estas palabras la nieta del pintor, María Rosa Suárez Zuloaga, defendía la labor que el artista vasco ha trazado durante más de cincuenta años. Retratos en los que se pueden ver pintores, escultores, filósofos o toreros, también políticos y damas de la alta sociedad que buscaron el prestigio de tener un retrato pintado por un artista internacional. Igualmente, en sus obras quedaron plasmados sus años de formación en la vanguardia parisina o el movimiento de la España negra.
"Zuloaga profundizaba en la pintura igual que en la amistad", manifiesta su nieta. Ahora y hasta el mes de agosto una muestra de la Fundación Bancaja de València pretende destapar la faceta más "desconocida" y "sutil" del pintor a través de la selección de 66 lienzos, 20 de ellos inéditos. Una selección ambiciosa con la que procuran ofrecen una visión retrospectiva de su trayectoria con obras datadas entre 1888, cuando apenas tenía 18 años, y 1945, fecha de su muerte. Entre las creaciones, que no habían salido hasta entonces de sus fondos privados, se encuentran Antonio y Valentine; dos imágenes de su nieta Rosita; un retrato de Azorín pensando en España, que desde que lo pintó Zuloaga en 1941 no se ha había expuesto; el de Maria Teresa Llavallol, señora de Atucha; uno de Ortega y Gasset, quien fue retratado en el propio estudio del pintor; el de Leonor Servera, esposa de Juan March, perteneciente a la Fundación March; los retratos de la Señora de Areilza o la Señora de Garay; y el cuadro de Margarita Soriano Sainz de Vicuña.
"Es de una calidad tremenda lo que hemos traído a València", ha declarado la nieta de Zuloaga, quien considera que no podía ser de otra manera con la "responsabilidad" que conlleva exponer "en la tierra de Sorolla". María Rosa Suárez Zuloaga ha subrayado además "la oportunidad única" que supone esta cita cultural, por el gran esfuerzo que ha sido pedir a coleccionistas particulares que cedieran retratos familiares. En total son 29 los prestadores que han colaborado con la Fundación Bancaja, entre los que figuran instituciones como el Reina Sofía, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Thyssen Málaga, MNAC, el Museo de Segovia, o el propio Museo Ignacio Zuloaga.
"Lo que veremos en València no se ha visto casi nunca porque es un Zuloaga más libre que nunca. No solo hemos querido enseñar al gran artista vinculado a la vanguardia y a la modernidad. Era un gran pintor que también encontraba un hueco para su familia", explican los comisarios del proyecto Carlos Alonso y Sofía Barrón. De esta manera, la muestra recorre a través de seis itinerarios las técnicas que el artista aprendió durante su estancia en París y, por otro lado, una maduración que le llega de los procedimientos clásicos de otros creadores como Velázquez, Ribera, Zurbarán, Goya y su admirado Greco. Así mismo, en su pintura queda plasmada una parte de la identidad española de la época gracias a "los paisajes" y "la tradición castellana". Un anhelo que reflejó en Tipo de Segovia, Muchacho castellano y Torerillos en Turégano.
El recorrido se completa con los retratos oficiales que tienen como modelo a burgueses y aristócratas, y con los más íntimos, de aquellos a los que Zuloaga llamaba "mis amigos". La selección culmina con un apartado que resume la trayectoria del autor con las composiciones dedicadas a sus allegados y el lienzo La familia del pintor, "cuadro que puede recordar en pequeña medida a Las meninas porque incluso Zuloaga aparece también retratado", indica Sofía Barrón.
Bajo el lema de 'Zuloaga. Carácter y emoción', su nieta no duda en afirmar que el público "redescubrirá a un autor que reflejaba al ser vivo y que pintaba el carácter a grandes trazos". Ambos conceptos redefinen pues el trabajo en el que el artista se basó: "Él siempre definía el carácter como lo que está en la gente y en las cosas, y la emoción como el arte, ya que para él era todo aquello que produce ese sentimiento. Es por ello, que era un orgullo ser pintado por Zuloaga pero sobre todo ser amigo del pintor".
Como actividad complementaria, Fundación Bancaja va ha desarrollar talleres en los que se acercará el arte de Zuloaga a personas mayores con movilidad reducida a través de una actividad en residencias.