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el billete / OPINIÓN

Más gasto, mensaje equivocado

Foto: EVA MÁÑEZ

El Consell decía que el problema de déficit de la Comunitat era de ingresos y no de gastos, que ya estaban ajustados, pero ahora que llegan más ingresos decide aumentar los gastos

23/10/2016 - 

El diputado de Ciudadanos Tony Woodward preguntó el otro día al conseller Vicent Soler si en los presupuestos de 2017 iba a colar, otra vez, los 1.325 millones de euros de ingresos ficticios que ya introdujo en el de este año o bien pensaba reducir esa cantidad en 470 millones. La pregunta era muy pertinente, porque la justificación para presentar unos presupuestos irreales por tercer año consecutivo es que la Comunitat Valenciana está tan infrafinanciada, que sin esa partida inventada no se pueden cuadrar las cuentas y no se pueden enviar a Bruselas, donde, como ya publiqué en esta columna, se dejan colar el gol vía Ministerio de Hacienda.

Dado que las transferencias del Estado a la Comunitat en 2017 van a crecer en 470 millones respecto a las de este año, preguntaba Woodward al conseller si se iba a adecuar la reivindicación de financiación –la partida ficticia– a ese nuevo escenario o se iban a sumar una y otra cantidad, convirtiendo la reivindicación en 1.795 millones. En otras palabras, ¿se van a reducir los ingresos ficticios o vamos a gastar 470 millones más?

El Consell aprobará el anteproyecto de Presupuestos el próximo viernes, pero Mónica Oltra adelantó la respuesta una semana para evitar que la noticia del artificio contable estropee la presentación de la ley más importante de cada año. Según Oltra, la cifra de ingresos ficticios que figurará en el anteproyecto será la misma, 1.325 millones de euros.

¿Nos faltaban 1.325 millones de transferencias del Estado y, ahora que nos dan 470 más, nos siguen faltando 1.325 millones? El mensaje no puede ser más contradictorio con el de la infrafinanciación, días después de acudir Mata y Ferri al Ministerio a convencer a un Montoro que está de sobra convencido, sólo que sus prioridades son otras.

El nuevo objetivo de déficit para las CCAA permite a la valenciana dos décimas de gasto adicional, unos 200 millones de euros, pero todo indica que el presupuesto de la Generalitat en 2017 aumentará bastante más, después de un lustro en el que se había ajustado hasta casi tocar hueso –léase gastos sociales–. Si, como pregona el Consell, el problema de la Comunitat Valenciana es de ingresos insuficientes y no de gastos excesivos –éstos se supone que ya están ajustados–, ¿cómo explicar que cuando se resuelve parcialmente el problema de ingresos se eleven los gastos?

Pues así lo explicó Oltra: "Nos negamos a congelar el presupuesto" porque las previsiones de crecimiento de la Comunitat –3,3% este año y 2,2% en 2017, según BBVA Research–, no se pueden "quedar en el papel". Es decir, que como vamos a crecer, aumentará la recaudación de impuestos, y esos ingresos deben destinarse no a la reducción del déficit, sino a mayor gasto.

Visto así, tiene su lógica y no deja de ser una opción política legítima y, además, de izquierdas. Igual que es de izquierdas, en el fondo y en la forma, la subida de impuestos que en conjunto vamos a sufrir los valencianos, aunque algunos bajen. Más impuestos, pero más progresivos, y también más gasto público, o quizás el mismo pero sin facturas de Sanidad aplazadas al año siguiente. 

Por resumir, como estamos condenados a tener déficit –y a cubrirlo con más FLA, es decir, con más deuda–, nos relajamos en el esfuerzo por reducirlo porque el problema es el modelo. 

El planteamiento del conseller para el nuevo presupuesto se dirige contra uno de los grandes defectos del modelo de financiación: el Estado no acaba de transferir a las CCAA los ingresos por impuestos cedidos hasta dos años después de recaudarlos. Así, se da la paradoja de que el Consell va a subir el IRPF a las rentas altas en 2017, pero el previsible aumento de recaudación no llegará a las arcas de la Generalitat hasta 2019.

El año que viene se recibirá la liquidación de 2015 y lo que pretende el Consell es cobrarse también los efectos del crecimiento –previsto– de 2016 y 2017. No obstante, siguiendo esa lógica, Soler debería renunciar en 2018 a gastar los más de 1.000 millones que recibirá de la liquidación de 2016, porque lo que está diciendo es que se los va a gastar ya. Pan para hoy y hambre para mañana. 

Más allá de los artificios presupuestarios, que parecen inevitables mientras no se cambie el modelo, lo importante en este caso es el desafío a la política de contención de gasto. El anuncio del Consell choca frontalmente con la política que el Gobierno de Rajoy todavía en funciones intenta llevar a cabo en España a instancias de la Unión Europea, bajo amenaza de multa por incumplir el déficit. Ese aumento del gasto no le va a sentar nada bien a Montoro, que verá a la Comunitat presentar, de nuevo, un presupuesto con un déficit nominal del 0,5%, el autorizado, que en realidad será de casi el 2% cuando los ingresos ficticios se reconozcan como déficit. 

Cuando vayamos a pedir lo que nos corresponde nos lo echará en cara, como nos lo echarán las comunidades bien financiadas a la hora de negociar el nuevo modelo de financiación autonómica. Te quejas de que tu déficit es alto porque no te llega suficiente dinero pero cuando te damos más te lo gastas, en lugar de reducir el déficit.

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