Mazón protagoniza una semana de reprobaciones a su vicepresidente de Vox 

VALÈNCIA. La semana que concluye ha sido agitada en el seno del Consell conformado por PP y Vox. Por primera vez en varios meses, los miembros del Ejecutivo integrados en el partido de Santiago Abascal han dado un paso al frente para visibilizarse ante decisiones del socio mayoritario, los populares liderados por el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.

Ahora bien, las discrepancias hechas públicas por Vox, realizadas de forma intencionada desde las instituciones y por orden, así lo aseguran distintas fuentes, de Madrid; han encontrado una rápida reacción del jefe del Consell, a quien no le han dolido prendas en desautorizar a su vicepresidente primero, Vicente Barrera.

Resulta curiosa la relación, que parece muy buena personalmente entre ambos, aunque luego se resuelva con declaraciones públicas o comunicados abruptos. El Gobierno valenciano, a través de la vicepresidenta segunda y consellera de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camarero, presentó la semana pasada en compañía de Mazón, coincidiendo con el Benidorm Fest, la campaña 'Orgullo de Comunitat', en defensa de los derechos LTGBI. 

A los pocos días de esta presentación, Barrera decidió convocar explícitamente a los medios de comunicación en el Palau dels Català de Valeriola, sede de la Vicepresidencia Primera, para desmarcarse de esta iniciativa. Una acción que, pese a negarlo el dirigente de Vox, llegaba por orden de la cúpula nacional del partido y generó una discrepancia pública entre ambas formaciones. Los populares, con Mazón a la cabeza, admitieron que habían sido advertidos de este desmarque, y lo calificaron de una "opinión personal" de Barrera, algo que no concuerda con la convocatoria y el uso de las institución pública en este sentido.

Pero la cosa no quedó ahí. Este jueves, de nuevo desde la Vicepresidencia Primera y Conselleria de Cultura que lidera Barrera, se anunció que este departamento iba a patrocinar el Festival Internacional de la Canción Española a celebrar el próximo mes de junio en València con el objetivo de "rememorar los antiguos festivales donde primaba la composición musical" y de "dar visibilidad al castellano". Apenas unas horas después de este anuncio, desde Presidencia de la Generalitat -Mazón- se emitía un comunicado en el que se aseguraba que el Gobierno valenciano no apoyaría "ni institucional ni económicamente" al citado festival al considerar que podía haber "alguna duplicidad con otro que se celebra con estas características" en la Comunitat, como es el caso del Benidorm Fest". 

Una segunda desautorización en toda regla de Mazón a Barrera, que este último asumió sin reacción. En este sentido, la portavoz del Consell, Ruth Merino (PP), aludía días atrás en el primer encontronazo sobre el 'Orgullo de Comunitat' que el pasado Ejecutivo del Botànic -formado por PSPV, Compromís y Unides Podem- había acumulado muchas discrepancias sin que tuvieran mayor incidencia. Ciertamente, los rifirrafes en el gobierno de izquierdas no fueron ni mucho menos extraños en la anterior legislatura, pero cuesta recordar un caso en el que la desautorización se produjera vía comunicado de prensa desde Presidencia -Ximo Puig- horas después de un anuncio -de Mónica Oltra-.

Con lo ocurrido esta semana, podría establecerse un nuevo marco de la relación entre PP y Vox en el Consell. Los populares, así lo admiten en privado, están "encantados" -aunque preferirían que no se produjeran- con que este sea el tipo de conflictos que les puede proponer la formación de Santiago Abascal, dado que les permite ocupar el centro político frente a la izquierda: de hecho, la propia Susana Camarero lo señalaba en Les Corts al asegurar que había quedado claro que la bandera LGTBI no era propiedad de la izquierda. 

Sobre esto, distintas fuentes populares opinan que este tipo de estrategia en Vox les 'encajona' en unos posicionamientos "muy reducidos" dentro de la población que, a su juicio, se sitúan por debajo del 12,5% que sacaron en Les Corts en las elecciones del pasado año. Por su parte, en la formación de ultraderecha consideran que no existe ningún enfrentamiento, si bien defienden la necesidad de, al formar parte del Consell, desmarcarse de decisiones del PP como la de 'Orgullo de Comunitat'.